Esteban Ibar Pérez Corradi (38), el narco detenido el domingo 19 en Foz de Iguazú, pasó cuatro años prófugo. Casi todo ese tiempo estuvo en pareja con una joven paraguaya, María Gladys Delgado Britez (23), con quién tuvo dos hijos. La joven insiste que nunca supo quién era él en realidad. Sin embargo, los investigadores dudan de ella, porque aseguran que no hay manera de pasar tanto tiempo al lado de alguien que huye de la Justicia sin saberlo.
NOTICIAS accedió a los detalles de cómo Pérez Corradi logró evadir la ley, moviéndose por la triple frontera como un ciudadano común, instalado en zonas céntricas y pobladas, trasladándose en autos lujosos, yendo a comer a restaurantes y saliendo de compras a shoppings. Todo con absoluta tranquilidad y a pesar de que en enero los investigadores paraguayos le habían informado a la Policía Federal que tenían ubicada la casa donde vivía. Inexplicablemente, a pesar de cargar sobre sus espaldas con tres órdenes de captura internacional y una alerta roja de Interpol, nadie ordenó detenerlo y se escapó.
Vida normal. En mayo del 2012, el supuesto autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez escapó a la triple frontera y los primeros meses vivió en la casa de un amigo, en el Country Club Alto Paraná. Para llegar hasta allí, utilizó 3 identidades argentinas falsas y una paraguaya. Esta última, la consiguió a mediados del año pasado y era la de Walter Miguel Ortega Molina, un joven fallecido en el 2002. Nada lo preocupaba porque, a cambio de pagos que rondaban los 100 mil dólares, contó con la protección que le brindaron policías paraguayos.
El 30 de julio, conoció a Gladys, quien entonces tenía solo 19 años. “Nos presentó una amiga en una fiesta del Día de la Amistad, en Ciudad del Este”, contó a NOTICIAS la joven que lo conoció con el nombre falso de José Luis Fernández.
En octubre de ese mismo año, Gladys quedó embarazada de su primera hija. Dos meses después, decidieron irse a vivir juntos al barrio Catedral de Ciudad del Este, en el edificio CAR I, a un kilómetro del paso fronterizo con Brasil.
Él tenía un negocio de artículos de electrónica en esa misma ciudad. Sin embargo, para los investigadores, ya se había reacomodado en el negocio del narcotráfico y le vendía drogas a un grupo de narcos brasileños.
La pareja salía cenar afuera e Iba de compras al shopping. Como a Gladys le molestaba vivir alejada del centro, alquilaron una casa en el barrio de Luque. Allí estuvieron hasta septiembre del 2015. Para entonces, Pérez Corradi ya había conseguido una cédula y un pasaporte paraguayo a nombre del joven fallecido Walter Miguel Ortega Molina.
Entre setiembre del 2015 hasta febrero de este año, el financista narco vivió cómodamente instalado en un exclusivo barrio, sobre la calle Ybytyruzú, con muralla alta y cerco eléctrico. Él se movía en un Mercedes Benz ML 320 y su pareja en un Kia Óptima color bordó. Una vida normal hasta que decidió mudarse a Foz de Iguazú, Brasil, luego de que el 12 de febrero se dijera que había sido detenido en un country en Ciudad del Este. Desde entonces, su tranquilidad cambió.
El domingo 19, luego de un mes de seguimiento, Pereaz Corradi fue detenido. Gladyz insiste en no conocer la verdadera vida del padre de sus dos hijos. Ni las constantes mudanzas ni los extraños llamados que recibía, escondiéndose de ella para hablar, le despertaron alguna sospecha, según los dichos de la joven. ¿Ingenua o buena actriz?
Connivencia. La policía paraguaya fue clave para que Pérez Corradi se moviera con tranquilidad durante los cuatro años que estuvo prófugo. Según trascendió, pagaba 100 mil dólares para mantenerse a resguardo y protegido. Además, durante el gobierno kirchnerista, poco se hizo para detenerlo.
Según pudo saber NOTICIAS, con el cambio de gobierno, las charlas entre el presidente argentino y su par paraguayo, Horacio Cartes, fueron clave para dar con el paradero del narco fugado.
Luego de la falsa detención, en febrero, la policía paraguaya descubrió una red de efectivos corruptos que brindaba protección y documentación a delincuentes como Pérez Corradi. Al punto que hoy hay dos suboficiales paraguayos detenidos: David Nicolás Benítez Meza y Luis González, de la división Dactiloscopia de Asunción.
El escándalo sacó a la luz que Pérez Corradi había conseguido una cédula paraguaya el 4 de agosto del 2015 y que fue él, en persona, a tramitar el pasaporte, que le entregaron en octubre del mismo año.
Un dato que no se puede pasar por alto es el revelado por el medio paraguayo ABCcolor. El 21 de enero del 2016 la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) del país vecino remitió un informe oficial de seis páginas a la Policía Federal Argentina, en el que se consignaba con precisión, inclusive en coordenadas, la ubicación de la casa, la zona y el barrio de Paraguay donde estaba viviendo el prófugo. Hasta incluía una foto del frente de la casa.
El reporte incluso describía el entorno familiar de Gladys y los números de teléfono a los cuales ella llamó. Hasta revela que sobre uno de los hermanos de la pareja de Pérez Corradi pesa una orden de captura por “intento de homicidio doloso” y que otro tiene antecedentes por “robo agravado y reducción”.
Sin embargo, nadie se inmutó recién hasta mediados de febrero, tras el escándalo de la falsa detención. Para entonces, el narco había huido hacia Brasil junto a su pareja y sus dos hijos.
Para lograr ubicar al prófugo en Foz de Iguazú, fue clave una foto posteada por Gladys en su Facebook, donde se la ve con la pequeña, la que usa un buzo con el logo del jardín de infantes al que asistía. Por eso, los agentes ubicaron ese centro educativo, esperaron y siguieron a la mujer hasta el domicilio donde, finalmente, pudieron detener al, hasta entonces, prófugo más buscado de la Argentina.
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