Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 03-08-2016 17:15

El día que Juliana Awada puso a Gaby Michetti de vicepresidenta

En la biografía no autorizada de la primera dama se revela la trastienda del nombramiento de su amiga. La furia de Durán Barba.

¿Cómo fue que Gabriela Michetti, la amiga de Juliana Awada, llegó a ser la vicepresidenta de Macri a pesar de la resistencia de buena parte de la mesa chica del PRO?

Hay que ubicarse en el contexto de aquella decisión. El 16 de junio de 2015, el kirchnerismo confirmó, para sorpresa de todos, que el compañero de fórmula de Daniel Scioli sería Carlos Zannini, un fiel funcionario de la entonces Presidenta que dejaba en claro que ella continuaría mandando si ganaba su delfín. Quedaban solo días para que venciera el plazo para inscribir la fórmula del frente Cambiemos y Macri necesitaba responder al anuncio del oficialismo con uno igualmente contundente. ¿Quién sería su candidato a vice? En esta decisión jugó un rol importante la hoy primera dama, según se revela en su biografía no autorizada, “Juliana”, publicada por Planeta.

Los hombres más influyentes del PRO se reunieron: Macri, Horacio Rodríguez Larreta, el empresario "Nicky" Caputo, el ascendente secretario general del Gobierno porteño Marcos Peña, la vicejefa María Eugenia Vidal y el consultor estrella Jaime Durán Barba. Debatieron a puertas cerradas. Y se impuso el nombre que hasta entonces venía sonando más fuerte: Marcos Peña, el joven politólogo de 39 años que había hecho una carrera meteórica en el macrismo y por entonces coordinaba el equipo de campaña. Su designación como segundo de la fórmula, argumentaban, sería un fuerte mensaje al voto joven.

El propio Peña y Durán Barba eran los más entusiastas en impulsar esa decisión. Vidal dudaba. Larreta y Caputo no tenían objeciones.

Macri los escuchaba a todos y tomaba nota.

En un momento se barajó el nombre de "Gaby" Michetti como alternativa. Era el plan B. El candidato pidió opiniones.

Marcos Peña, quien se sabía parte interesada, bajó la mirada.

Durán Barba enfureció: ¿acaso ya nadie se acordaba de la "traición" de Michetti hacía solo unos meses, cuando desafió a Macri y se presentó en las internas para las elecciones porteñas a pesar de que Larreta era el candidato oficial del PRO?

Esa herejía, por cierto, la había convertido casi en una indeseable dentro del partido. Pero, aun así, se trataba de una figura popular a la que las encuestas de imagen bendecían.

Lo de Marcos Peña, en cambio, parecía una apuesta más arriesgada. Una apuesta que Macri estaba dispuesto a hacer.

Ese día, los integrantes de la mesa chica se fueron de la reunión con la certeza de que había una decisión tomada.

El elegido sería Peña, no la "traidora".

Pero faltaba la noche. La hora de Juliana, "la Turca", como la llaman los funcionarios a sus espaldas.

Y no solo esa noche, sino también todas las anteriores en que ella volvía una y otra vez sobre el tema, le preguntaba, le proponía, lo iba envolviendo lentamente con su dulce poder de persuasión.

Al mediodía siguiente, el 19 de junio, Macri dio la noticia que sorprendió a todos menos a Awada. Citó a Michetti a su despacho, le hizo la propuesta y ella aceptó sin dudarlo.

Enseguida él escribió en su cuenta de Twitter: "Quiero anunciar con mucha alegría y orgullo que mi compañera de fórmula será Gabriela Michetti". Y se sacaron la foto juntos en el acto de la inauguración de un tramo de la autopista Illia.

Allí estaban, solos en la ruta, él caminando y ella a su lado en su silla de ruedas. Un giro impactante.

Un integrante de la mesa chica me confirmó que Marcos Peña, descorazonado, se enteró solo media hora antes del anuncio.

Y que Durán Barba directamente no fue notificado, sino que debió desayunarse con la novedad cuando la transmitieron los noticieros de la televisión.

Fue demasiado para él.

–Esto no es serio –le recriminó el ecuatoriano a su jefe y pegó el portazo.

Macri se había quedado sin su principal estratega en medio de la campaña.

El integrante de la mesa chica del PRO que me confió esta historia concluyó:

–Durán Barba estaba que volaba, se fue a la mierda. Es que Mauricio había tomado la decisión y la cambió sin avisar.

–¿Qué pasó en el medio? –le pregunté.

–Juliana, eso pasó –resopló el integrante de la mesa chica.

La propia "Gaby" Michetti, amiga de Awada, intentó por esas horas desligarse del invisible lobby por su candidatura.

Esto le dijo hace poco al periodista Juan Luis González, de la revista NOTICIAS:

–¿Tiene una buena relación con Awada? –le preguntó el periodista.

–Sí, buena relación –contestó ella.

–¿Tuvo algo que ver ella con su candidatura a vicepresidenta? –siguió González.

Michetti se sinceró a medias:

–No sé, puede ser que ella le haya dicho a Mauricio algo, pero tengo buena relación con los dos.

–¿Entonces?

–A mí me cayó de sorpresa la candidatura. Yo estaba pensando en ser senadora, tenía la cabeza totalmente en otra dimensión.

¿Con qué argumentos había convencido Awada a Macri para que optara por su amiga? El principal, lejano a las pequeñas discusiones de la política y basado en el más crudo sentido común, sostenía lo siguiente: Marcos Peña era un completo desconocido para el gran público, alguien a quien solo registraban sus colegas del ámbito político, el periodismo especializado y los lectores hiperinformados de diarios. Ni sus amigas del gimnasio Ocampo lo ubicaban con facilidad: "Es alguien del PRO, ¿no?". "Gaby" Michetti, en cambio, no necesitaba presentación. Y eso ya significaba tener la mitad del camino recorrido, en su caso, en su popular silla de ruedas, su marca registrada.

Pero, ¿y la traición de Michetti? Macri la tenía presente aún: "Gaby" lo había desafiado abiertamente y delante de todos cuando decidió postularse a la jefatura del Gobierno de la ciudad, a pesar de que él ya había elegido como su heredero a Rodríguez Larreta. ¿Cómo olvidarse de esa afrenta?

"La Turca" envolvente encontró un buen argumento: a "Gaby" le habían llenado la cabeza los suyos, el entorno de funcionarios que le respondían a ella y que la empujaban a ir siempre por más para no quedarse sin cargos ante el recambio electoral de 2015. Miserias de la política.

por Franco Lindner

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