Friday 29 de March, 2024

TECNOLOGíA | 31-08-2016 18:33

Pros y contras del voto electrónico

Últimos estudios a nivel mundial: La rapidez es su principal ventaja. La falta de transparencia, su peor defecto. Su bajo costo es relativo y el riesgo de hackeo, alto.

En la Argentina la instauración del voto electrónico está en pleno debate. El jueves 4 de agosto se llevó a cabo una reunión en el edificio Anexo de Diputados en la que los ministros de Interior y Modernización de la Nación, Rogelio Frigerio y Andrés Ibarra, junto con el secretario de Asuntos Políticos del Ministerio de Interior, Adrián Pérez, presentaron el proyecto del Poder Ejecutivo ante las comisiones de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto de la Cámara de Diputados. Luego, se escuchó la opinión de más de 20 especialistas invitados.

A simple vista, el voto ejecutado y procesado a través del uso de las tecnologías de la información sería mucho más eficiente que el voto manual tradicional hecho con boletas de papel. En estos momentos se están haciendo una cantidad de ensayos de sistema de voto electrónico en distintos países y a pesar del encandilamiento de muchos, los expertos en informática, redes y seguridad virtual ven en el sistema una serie de problemas tecnológicos que todavía no han sido resueltos.

Hace apenas unas semanas, por ejemplo, un extenso paper (documento científico) realizado por investigadores holandeses analizó ventajas y desventajas de dos sistemas de e-voting, que se puede concretar a través de internet y el sistema de votación por Registro Electrónico Directo o DRE. En opinión de Manon de Vries y Wouter Bokslag, del Departamento de Tecnologías de Seguridad de la Información de la Universidad Técnica  de Eindhoven, que en su paper científico analizan la implementación del voto digital en varios países,  aún ofrece más dudas que certezas.

“Quienes proponen el voto electrónico argumentan desde hace años que tendrá efectos muy saludables, por ejemplo, en lo que a incrementar la participación en las votaciones para las poblaciones menos favorecidas, que sería un antídoto contra la apatía, que ahorraría dinero, que ahorraría tiempo para los votantes y para el Estado, que garantizaría una mayor participación de las personas con problemas de movilidad, y que es un sistema con mayor precisión que el voto manual. Sin embargo, hay una importante cantidad de especialistas que ya desde el año 2001 vienen advirtiendo que hay que ser muy cautos porque el e-voting plantea una serie de problemas de seguridad que deben ser resueltos antes de que pueda reemplazar al tradicional método de la boleta de papel”, advertía en el 2004 Thomas Lauer, de la School of Business Administration perteneciente a la Oakland University (Estados Unidos).

Modelos

Los sistemas DRE son los más extendidos en lo que al voto electrónico se refiere: no sólo por su sencillez, sino también por su combinación de tecnologización y voto presencial. Constan de un monitor táctil o cualquier dispositivo digital en el que, sin necesidad de papeleta, cada ciudadano puede marcar su voto en la pantalla. suelen consistir en un esqueleto de PC equipado con una pantalla táctil e inserto dentro de una carcasa de protección para prevenir la entrada de mouses y teclados. Se conecta dentro de una red sostenida por un equipo que provee energía de manera ininterrumpida. Todo el equipo se coloca en una especie de box donde se realiza la votación, que debe garantizar privacidad para mantener el secreto del sufragio. Los votantes van al precinto donde son autenticados, normalmente reciben una tarjeta inteligente o smart card o un PIN (contraseña) que les permite acceder a la máquina. La información de los votos puede ser almacenada en el propio dispositivo o enviado de manera directa a un dispositivo mayor que gestione un número de votos mucho más elevado. Los votos quedan grabados en el sistema y luego se carga dentro del sistema de administración electoral.

Claros y oscuros

Los beneficios del voto digital son muy generales, y en muchos casos, relativos: recuento más veloz, que se realiza en minutos en lugar de horas o días; proceso menos trabajoso; sistema más barato según algunos expertos, más caro según otros, dependiente en realidad de cada país en particular; accesibilidad, por ejemplo para discapacitados visuales, que pueden llevar auriculares y a los que se les pueden brindar botones con feedback táctil. También en teoría el voto digital evita a los discapacitados motores largos viajes (eso depende de dónde estén las estaciones para sufragar o si la votación es vía internet).

Desde Holanda, las desventajas son descriptas con mucha precisión. “Cuando se usa el evoting es más sencillo lanzar un gran ataque, un fraude de grandes proporciones porque los mismos sistemas y el mismo software es usado a lo largo de todo un país -dice de Vries-. Por el contrario, para manipular votos hechos con papel al modo tradicional, un atacante tendría que manipular muchos lugares de sufragio. Y eso nos lleva al tema de la cantidad de personas cometiendo fraude: en el caso del fraude electrónico, un pequeño grupo de atacantes pueden cambiar el curso de una elección, mientras que para lograrlo votando con boletas impresas, se precisan grupos más grandes”.

De acuerdo con la investigación hecha en Holanda, el voto electrónico, contrariamente a lo que se suele decir, es menos transparente. “El proceso del voto electrónico es mucho menos transparente, especialmente para las personas que no saben de tecnología.  Es preciso tener conocimientos avanzados de criptografía para que las personas puedan probar que su voto fue tenido en cuenta en los resultados electorales de manera correcta, y que todos esos votos fueron contados como corresponde. Solo un puñado de especialistas podrán saber esto, mientras que el resto de la población tendrán que confiar en un sistema que no conocen ni comprenden”.

Lauer, por su parte, critica el modo en que se analizan los riesgos. “Muchos de los debates acerca de las vulnerabilidades del sistema de votación no tienen en cuenta al sistema de votación como un todo -explica Lauer-. Además del hardware y el software que hace al equipamiento de votación en sí mismo, el sistema incluye a quienes trabajan para el sufragio, a los votantes, y se desarrolla en una variedad de ambientes físicos. Los fiscales son muchas veces voluntarios cuyos saberes en cuanto a tecnología pueden variar mucho. La tecnología de votación puede implicar que los votantes tengan una capacitación tecnológica de la que carecen, aunque emitir el voto parezca algo simple, y pueden cometer errores. Un consejo consultor que solamente tenga en cuenta a la máquina y al programa que alimenta a la máquina a través de la cual se vota sin examinar el contexto en el que se instalan puede caer en la falsa idea de que todo es satisfactorio. Hay que ampliar la mirada, incluir a los trabajadores que intervienen en el sufragio y a los votantes, y pensar en el sistema como un todo para garantizar anonimato, confidencialidad, integridad y auditabilidad”.

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