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POLíTICA | 05-10-2016 08:40

Denuncian que Franco Macri complica más al presidente en los Panamá Papers

El patriarca asumió la responsabilidad de las sociedades offshore para preservar a su hijo, pero la jugada puede ser contraproducente.

Había tantos policías alrededor como en la escena que armó el presidente Mauricio Macri el 22 de septiembre en un colectivo estacionado en un descampado de Pilar. Pero ocurrió cinco días después, casi a la medianoche, en la mansión en la que en Eduardo Costa 3030, en Barrio Parque, vive su padre, Franco. Este romano de 86 años, que llegó a la Argentina a los 18, comenzó como albañil y llegó a ser uno de los empresarios más poderosos del país que lo acogió, lleva por estos días una vida muy tranquila, lejos de los viajes, las permanentes reuniones de negocios y las salidas con jóvenes bellas, pero mantiene inalterable su costumbre de jugar bridge los martes y domingos con amigos y uno de sus cinco hijos, el mayor, Mauricio, que se sumó cuando era veinteañero, allá por los años 80. El jefe de Estado sigue yendo, cuando puede, los martes.

Han pasado las tensiones de los años 80 y 90, cuando Franco Macri conducía a su antojo el grupo Socma y preparaba a su primogénito para sucederlo. O aquellas de 1995, cuando Mauricio se apartó de sus designios y se dedicó a presidir Boca. “Franco te quema”, cuenta un ex empleado. Atrás quedaron sus elogios al kirchnerismo, con el que intentaba hacer negocios después de que le reestatizara el Correo en 2005, y también son pretéritas las críticas a su hijo como político. En 2010, el padre del entonces jefe de Gobierno porteño llegó a decir a NOTICIAS: “Mi hijo me sacó la empresa”. Fue un año después de que Mauricio y otro hijo del empresario ítalo-argentino, Gianfranco, lo amenazaran con un juicio por insania a sus 79 años y que finalmente el patriarca del clan cediera las acciones de Socma a sus descendientes. “Dejé atrás cualquier fricción con Mauricio”, escribió Franco en enero pasado en la red social Twitter, en la que expresa sus pensamientos, al igual que en su blog francomacri.com.ar. En agosto negó incluso cualquier conflicto pasado en diálogo con Radio Mitre: “Nunca estuvimos peleados. Eso fue todo un cuento de algunos periodistas para vender un poco más. En su momento, cuando él lideraba conmigo el grupo de empresas más grande de Latinoamérica hubo roces, pero es normal del trabajo”.

Incluso Franco Macri se ha hecho cargo de dos de las acusaciones judiciales que han pesado sobre su hijo. ¿Es el padre quien lo mete en problemas y/o el que lo libera de culpa? Ya en 2010, el ex dueño de la desaparecida automotriz Sevel había enviado una carta a la Legislatura porteña en que se informaba que había sido él y no el entonces intendente porteño quien había contratado a la empresa norteamericana Ackerman para espiar a Daniel Leonardo, marido de su hija fallecida de cáncer en 2014, Sandra. A partir de ese testimonio, el juez Sebastián Casanello sobreseyó en diciembre pasado al actual presidente en la causa por escuchas ilegales. En junio último, la Cámara Federal confirmó el sobreseimiento.

En el escándalo de los Panamá Papers, revitalizado después de que el 21 de septiembre aparecieran los Bahamas Leaks, Franco se presentó ante la justicia civil en abril pasado en un intento por deslindar a su hijo. Además lo hizo ante Casanello, el juez federal que también investiga los Panamá Papers. En esta causa, el fiscal Federico Delgado ha imputado a Macri por presunta omisión maliciosa en su declaración jurada de dos sociedades en las que era director, Fleg Trading, en Bahamas, y Kagemusha, en Panamá.

El propio presidente había pedido en la justicia civil que su padre aclarara la propiedad de Fleg. Allí el octogenario empresario presentó un documento que indica que en octubre de 1998, siete meses después de constituir la empresa offshore, él y sus hijos Mauricio y Mariano, en su calidad de directores, nombraron a otras personas en su reemplazo. También presentó sus declaraciones juradas de impuestos entre 1998 y 2005, en las que reconoce como propias 1.950 de las 5.000 acciones de Fleg, con un valor de un dólar cada una, y en la que agrega que Mauricio y Mariano tuvieron 1.525 cada uno al constituirse la compañía pero ya no a partir del 31 de diciembre de 1998. El presidente sostiene que carecía de la obligación de mencionar esta sociedad en sus declaraciones juradas como jefe de Gobierno porteño (2007-2015) porque no era su accionista.

El diputado y contador neuquino del Frente para la Victoria Darío Martínez, que viene impulsando la causa,  ampliará en estos días su denuncia con el argumento de que “las pruebas que muestra” el padre de Macri “no lo eximen sino que por el contrario lo comprometen”, según el texto al que accedió NOTICIAS. Por un lado, el diputado se pregunta: “¿Si Francisco (nombre legal de Franco) Macri tiene el 39% de las acciones (de Fleg), quién tiene el restante 61%?”. Y recuerda que esta sociedad de Bahamas, como es habitual en las offshore, tiene acciones al portador, sin necesidad de registrarlas ante las autoridades, como sucede en la Argentina y en los demás países que no son paraísos fiscales. Por otra parte, el diputado señala que Mauricio Macri era director de Fleg cuando en septiembre de 1998 se cometió lo que él presume una maniobra de lavado de dinero por 9,3 millones de dólares en Brasil. Esta operatoria también está siendo investigada por el fiscal Delgado, según fuentes de su equipo. “Llama la atención”, cuentan.

Sospecha

Según información recabada por Martínez en registros públicos de Sâo Paulo, la sociedad Socma Americana le vendió el 21 de septiembre de 1998 a Fleg, que tenía un patrimonio inicial de 5.000 dólares, su parte en una empresa llamada Owners do Brasil por 9,3 millones de dólares. Nueve días después, Fleg y el otro accionista de Owners, otra empresa llamada Socma SA, redujeron el capital de la firma en común a 1,4 millón y retiraron 8,5 millones. El fiscal Delgado quiere saber si todo esto ha sido registrado por Socma en la Argentina y por eso ha pedido que auditen sus cuentas peritos de la Corte Suprema y además ha solicitado información a Brasil.

Los nuevos Bahamas Leaks revelaron la existencia de una nueva sociedad de Socma en Bahamas, viajeya.com, en la que no figuran ni Franco ni Mauricio Macri. En el grupo afirman que la operatoria de la empresa en cuestión estaba declarada ante las autoridades tributarias de la Argentina. “Por ahora en los Bahamas Leaks no detectamos nada llamativo”, comentan en el despacho del diputado Martínez.

En la Argentina, el vocero de Macri fue consultado por la futura ampliación de la denuncia del diputado Martínez y su respuesta por Whatsapp fue: “?????”. En la Casa Rosada insisten con que la culpa de los Panama Papers “es de Franco”.

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