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CULTURA | 31-10-2016 17:37

Guevara en Guatemala, el país escuela donde se convirtió en el "Che"

La nicaragüense Myrna Torres, testigo de la vida prerrevolucionaria de Ernesto Guevara, conversó con Pacho O'Donnell acerca de cómo lo acercó al marxismo y las armas. Revolución y ética.

Myrna Torres no tiene el liderazgo de Fidel Castro ni el atrevimiento de Camilo Cienfuegos, pero quizás tuvo mucho más que ver con que Guevara se haya convertido en el “Che” que los héroes cubanos. La nicaragüense, de 89 años, conoció al joven argentino en Guatemala a fines de 1953, cuando este era sólo un médico recién recibido que viajaba por el continente intentando encontrarle un rumbo a su turbulenta vida. Esos nueve meses que pasó en el país que lideraba Jacobo Arbenz –presidente que fue derrocado por un golpe de Estado orquestado por los Estados Unidos-, fueron clave para que el rosarino terminara de abrazar la causa revolucionaria. En ese trajín fue vital la presencia de su amiga Torres, que lo conectó con cubanos que ya preparaban la revolución y lo acercó a círculos marxistas.

NOTICIAS fue testigo de la charla que mantuvo el historiador “Pacho” O’Donnell con Myrna Torres en Buenos Aires, hace apenas unos días, en los que ambos profundizaron en aspectos desconocidos de la vida del Che. Aquí están los momentos más importantes.

Pacho O'Donnell: La etapa de Guatemala no es muy conocida en la vida del Che pero que fue clave.

Myrna Torres: Es decisiva. El Che llega cuando Guatemala acababa de tener una reforma agraria que tocaba el latifundio de la United Fruit Company (es el principal motivo por el cual él va al país). Mientras estaba en Bolivia también había visto la reforma agraria de Bolivia y no sé qué cosa él sentía que hacía falta. Es por eso que decide y emprende ese largo viaje.

O'Donnell: Usted cuenta muy bien de qué manera el Che entra a Guatemala como Ernesto y sale como el Che, y cómo a él le interesaba mucho entrar en contacto con intelectuales, con políticos y hace de la casa de su padre (un político nicaragüense exiliado) uno de sus lugares predilectos. Ahí es donde va formando su ideología.

Torres: Ahí madura. Es Harold White, un norteamericano que llega a Guatemala en el mismo año, quien lo termina de llevar hacia el marxismo. White conocía a la primera esposa de Ernesto, Hilda Gadea, porque se alojaban en la misma pensión. Así se vuelve amigo de Ernesto. White tenía escritos sobre Guatemala y hablaba sobre la posibilidad de que el imperialismo irrumpiera en el país. En 1954 él ya se anota en las Brigadas que se supone iban a defender a Arbenz. Pero como no había armas para darle a esas brigadas, él participó en el juramento donde mi hermano -que era el Secretario del Partido de la Juventud Comunista- arenga a los jóvenes a decir que están dispuestos a dar su vida por la liberación de Guatemala y por luchar contra los Estados Unidos. El Che es uno de los que levanta la mano. Ahí fue la primera vez que el Che toma contacto con un arma. Rodolfo Romero, otro compañero de las Brigadas, le da una ametralladora al Che y éste le dice: “Pero yo no sé nada de armas”. Romero le da una clase de cómo usarla. Guatemala fue una escuela, porque vio cómo era la revolución. Cuando le escribe a su madre le dice: “Hay una libertad absoluta aquí, la gente está feliz”. Y ve cómo es posible que ante esa felicidad mínima del pueblo los Estados Unidos se mete. Antes de la invasión había una vida feliz en Guatemala. Estaban felices los campesinos porque tenían tierra. Los intelectuales podían escribir, había revistas, libertad de expresión. Los obreros tenían sus jornadas de 8 horas y podían exigir sus derechos sin que se los metieran presos. El Che trató de unirse al grupo de intelectuales porque a él le gustaba mucho la poesía. El Che hablaba de poesìa, principalmente, después de política. De medicina nunca habló (risas).

O'Donnell: ¿Donde vivió el Che en Guatemala?

Torres: En pensiones humildes. Lo que él más añoraba era trabajar como médico, pero el Colegio Médico le exigía que se quedara dos años como mínimo trabajando, cosa que él no pensaba hacer. Hasta entonces, antes de que empezara la invasión, uno de los deseos de Ernesto era viajar a Europa. En las cartas a su madre le ponía: “Hasta París, vieja”. Una de las cosas importantes que recuerdo es que en una de las cartas que le manda a su madre le comenta que en Guatemala no hay alergólogos y ella le pregunta si no tiene posibilidades de conseguir trabajo en ese rubro. Pero él le contesta que hacer eso sería una de las peores traiciones, ponerse a trabajar de médico para ganar dinero.

O'Donnell: ¿Por qué?

Torres: Porque la mentalidad de él era dar, no recibir. Si él ayudaba a un enfermo era sólo para ayudarlo a curarse, pero no pensando en el dinero. Él nunca vio a la medicina como una manera de hacer dinero. De hecho, en Guatemala tiene la idea de escribir un libro sobre cuál debe ser el rol del médico latinoamericano, pero sólo escribió tres capítulos y no lo pudo terminar.

O'Donnell: ¿Cómo describiría al Che?

Torres: Creo que fue una dicha muy grande haber podido conocerlo y ver su evolución. Ver cómo los principios que -imagino- traía ya desde su hogar, por su madre, en su casa, donde jugaba con todos los niños fueran ricos o pobres, todo eso influyó en él para poder ser un joven con gran sensibilidad social. 

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