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CULTURA | 29-12-2016 15:10

Carlos Ruiz Zafón: "Hoy no se tolera el fracaso"

Es el autor más exitoso en lengua española. Su último libro, "El laberinto de los espíritus", está primero en ventas. NOTICIAS lo entrevistó en exclusiva.

Más de 2.750.000 tweets mencionan cada semana a Carlos Ruiz Zafón en Twitter, y 7.000.000 de usuarios comparten cada mes, en las redes de todo el mundo, alguna cita de sus novelas. Hablamos de uno de los autores más exitosos de todos los tiempos en lengua española. Sus libros se han traducido a 50 idiomas y llevan vendidos varios millones de ejemplares en todos los continentes.

Carlos Ruiz Zafón nació en 1964, en Barcelona, pero vive la mayor parte de sus días en California, un lugar que eligió en su juventud cuando todavía soñaba con ser guionista de cine. Mucho antes de que las sagas fueran el formato preferido de la literatura popular, él inició un ciclo de novelas que el “boca a boca” transformó en suceso sin precedentes. La primera de esas novelas, la más famosa, se publicó en 2001 y se llama “La sombra del viento” (Planeta). A ella le siguieron “El juego del ángel” y “El prisionero del cielo”. Este año, la saga de “El cementerio de los libros olvidados”, concluye con el lanzamiento de “El laberinto de los espíritus”. Casi dos décadas le llevó a Zafón escribir esta historia, que según cuenta, estuvo entera en su imaginación desde el primer día.

Convertido en una de las grandes atracciones de la Feria del Libro de Guadalajara, NOTICIAS lo entrevistó México. Divertido, locuaz, irónico, habló de industrias culturales, del milagro del éxito y de su muy visita a Buenos Aires en mayo.

NOTICIAS: Algunos éxitos se transforman en una maldición para los autores que no logran despegarse de ellos y dedicarse a otro tipo de libros. Es el caso de J.K. Rowling, la autora de “Harry Potter”. ¿Teme que le suceda lo mismo?

Ruiz Zafón: Se puede considerar una maldición pero en el fondo es algo positivo. Cuando uno piensa en Cortázar, piensa en “Rayuela”. El escribió muchas más cosas, pero le queda esa etiqueta porque tal vez es su libro más publicitado, el que más suena a los lectores. Cuando un escritor ha tenido un éxito que suena mucho, se genera una inercia. Como si lo único que hubiera hecho ese autor fuera ese éxito. Puede ser una maldición si el éxito está muy restringido a un género. En el caso de Rowling, mucha gente la asocia a la literatura juvenil, fantástica. Y hay muchos lectores que sienten un prejuicio por este género.

NOTICIAS: ¿El género no debería importar?

Ruiz Zafón: A mí como lector no me importa. Si el libro está bien escrito, bien construido, lo leo. Pero hay gente que no es así. Incluso con el cine. Dicen: “yo nunca veo películas de terror” o “nunca veo comedias románticas”. ¿Por qué? Si hay películas de terror que están muy bien. El género para mí, como lector, como espectador, es irrelevante. Hay gente que piensa que lo que le gusta de una obra es el género. Y eso no es verdad. A alguien le gusta una obra porque está bien hecha y porque funciona y además, da la casualidad de que se trata de narcotraficantes, o de lolitas que se escapan a un shopping o de marcianos maléficos o de conquistadores perdidos en mitad del Caribe a los que se comen los cangrejos. Son historias y si están bien construídas, yo como lector disfruto de la textura del lenguaje. Abres un libro, lees media página y ya ves en la textura del lenguaje si hay oficio o si no es para vos, si no te va a interesar. Pero no por la etiqueta, porque esas etiquetas son recursos de mercadotecnia, de marketing, de distribución, necesarias para que los libreros sepan en qué sitios ponen los libros. ¿Hamlet qué es? ¿Una historia de fantasmas, un policial, una tragedia? Es muchas cosas y si funciona no es porque sea ninguna de esas cosas, sino porque está construido genialmente y siglos después sigue funcionando. Se le puede estirar como un chicle y adaptar en diferentes formas. La base es tan sólida que funciona.

NOTICIAS: Sus libros no sólo son exitosos en español, además lograron la proeza de entrar en el mercado norteamericano.

Ruiz Zafón: Sí. El mercado anglosajón es quizás el más impenetrable para cualquier autor que llega en traducción o viene de otras culturas. Yo tuve esa suerte y el éxito de mis libros hizo que se despertara el interés por traducir más libros hispanos. En el mercado norteamericano, la obra fue bien recibida de entrada. Tuve buenas críticas. Tuve la portada del suplemento de libros de The New York Times, que ahora prácticamente ha desaparecido. Hay éxitos que suceden muy rápido y acaban muy rápido. A mí eso no me ha pasado nunca, mi éxito siempre ha sido en función de lo que nosotros llamamos el “boca a oreja” (el boca a boca). En el libro este fenómeno es el que sustenta los éxitos que se prolongan en el tiempo. Entre lectores, libreros, periodistas, todos los que forman parte de este mundo, se va transmitiendo la recomendación y llega un momento en que este efecto tiene una masa crítica. Es lo suficientemente amplio para generar ruido. Y es duradero porque es el efecto del convencimiento de las personas.

NOTICIAS: Cuando publicó “La sombra del viento”, el mundo editorial era menos competitivo que hoy, ¿no es cierto?

Ruiz Zafón: Había mucha menos presión. Las expectativas eran más bajas. La industria editorial vivía de algo que llamaban el “midlist”. Algo que ha desaparecido y se refería a aquellos autores que estaban establecidos y que funcionaban bien, pero no eran bestsellers. Esto le daba a la industria una cierta seguridad. Hoy en todas las industrias culturales, lo que antes era una curva -cosas que están arriba, cosas que están abajo y una amplia curva donde hay espacio para todo- se ha ido transformando en un ángulo recto. Sucede con el cine, la música, la literatura. Hay pocas cosas que funcionan. La competencia y la presión es brutal. Una gran parte de lo que se ofrece desaparece prácticamente “en contacto”. Es el desembarco de Normandía. Llegan a la playa, son ametrallados y abajo. Muchos de los autores que estaban ya acomodados en el “midlist” han desaparecido. Es muy triste. Hay nombres que siguen teniendo prestigio en la prensa, pero si uno ve las cifras reales, se da cuenta de que no representan nada.

NOTICIAS: Por eso su éxito tiene más mérito.

Ruiz Zafón: No sé si es mérito. Cuando empecé -y llevo dedicado exclusivamente a escribir ficción más de 25 años- la industria todavía era diferente. Había más tolerancia para los fracasos, para dejar crecer a los autores. Hoy no, si no funcionó el primer día, al precipicio. La oferta cultural en todas las plataformas es brutal, es gigantesca. Las alternativas que tienen las personas para su limitadísimo tiempo personal, para su ocio, son enormes. Las series de televisión, por ejemplo, son de gran calidad. Porque hoy en día todo lo que no implique un enorme esfuerzo y una factura impecable, no sobrevive. Aquello del encanto de lo amateur se acabó. Tenemos una tolerancia muy baja para todo aquello que no es perfecto. Cualquier tontería que compramos es completamente sofisticada y no somos ni conscientes de ello. Esto ha llegado a las industrias culturales que de algún modo vivían más relajadas.

NOTICIAS: Lo sabemos bien los periodistas.

Ruiz Zafón: En el periodismo es cada día más crítico, porque el modelo de negocios, sobre todo de la prensa escrita, se está atomizando. Está sucediendo con muchos diarios, en los que hay interés por mantenerlos a flote pero se reducen las plantillas, los salarios y se contratan becarios. No se puede investigar ni se puede dar tiempo para que un periodista trabaje en una historia. Te dicen: “no te lo puedo pagar, pero además tengo un becario que escribe '5 secretos para seducir a la mujer de tus sueños'. Primero, dile que está muy guapa. Segundo, qué bien te sientan esos zapatos, etc.”. Y tu lees y dices: “¿Qué es esta gilipollez?”. Hay diarios españoles que eran grandes instituciones y de repente ves historias en portada como “Las novias de los futbolistas famosos lucen su nuevo bikini” o “Una nube en China tiene forma de demonio, ¿es el apocalipsis?”. Me preocupa. ¿Qué está sucediendo? Cambiaron las nuevas generaciones de consumidores y a ellos cualquier flash de noticias o las redes sociales les alcanzan. Se van encerrando en una burbuja en la cual sólo refuerzan sus nociones, porque en las redes sociales solo encuentran lo que quieren oir.

NOTICIAS: ¿Vive todo el tiempo en Los Ángeles?

Ruiz Zafón: Vivo a caballo entre Barcelona y Los Ángeles, pero paso más tiempo en California. Depende del año. Mi padre, que es el único que queda (tenía un hermano que murió y mi madre murió hace 3 años) vive en Barcelona y es imposible moverlo a ningún otro sitio.

NOTICIAS: ¿Por qué eligió Estados Unidos?

Ruiz Zafón: Fue un cúmulo de circunstancias. Cuando me fui por primera vez estuve un tiempo trabajando como guionista. Me gusta California. Me gusta que haya gente de todas partes del mundo. Lo que me gusta de Barcelona es que es una ciudad apretada, con muchos barrios, como Buenos Aires, y uno puede perderse en el laberinto de la ciudad, sin rumbo. Vas a un café, te encuentras con gente, te metes en una librería. Me gusta ir de Los Angeles a Barcelona, es como tener dos vidas.

NOTICIAS: ¿Por qué no escribe en catalán?

Ruiz Zafón: Uno tiende a trabajar en la lengua en la que aprendió a leer y escribir. La primera. Y no la eliges. Nací en 1964 y en esa época, la educación era primordialmente en castellano. Eso sucedió con la mayoría de los escritores de mi generación y mayores. Hablan catalán pero escriben en castellano. Como es el caso de Eduardo Mendoza. A veces esto genera recelos. Alguna vez se ha querido excluir a los escritores catalanes que no escribían en catalán. Lo que yo hago es literatura española, catalana, barcelonesa. No sé. Yo estoy en el planeta Tierra. Lo que yo hago es lo que yo hago. No represento a nadie. Me represento a mí mismo y a duras penas. Cuando era guionista escribía en inglés, pero no por voluntad imperialista.

NOTICIAS: ¿Vivir en Los Angeles lo protege de estos debates?

Ruiz Zafón: Las culturas latinas son muy proclives a las camarillas, a los grupos sectarios. Hay muchos intereses particulares, agendas no declaradas pero transparentes, que se visten de grandes causas.

por Adriana Lorusso

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