★★★★ Esta es quizás la película más cercana a la comicidad de las realizadas por Ezequiel Acuña, uno de los directores argentinos más talentosos de las últimas dos décadas. En este film cierra la melancolía por una pérdida del pasado trabajando con humor sobre un sueño estético que ronda la cabeza de sus protagonistas: un guión que quieren hacer realidad. En el camino, volverán a cruzarse con otros personajes del pasado, harán las paces, se enamorarán y pondrán a prueba una amistad. Pero nada de esto se narra desde el lugar común o la mecánica que podría caberle al subgénero “amigos en viaje de redescubrimiento”, sino con invenciones propias, aprovechando las locaciones en sentido dramático y con mucha confianza en lo que pueden aportar los propios intérpretes. El resultado es de una frescura y una precisión (nada está de más, todo es lo que debe aparecer en pantalla) notables.
por Leonardo D’Espósito
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