Friday 29 de March, 2024

COSTUMBRES | 20-01-2017 18:34

Melania Trump, belleza sin personalidad

Con una elegancia sensual, la nueva Primera Dama luce fría en contraste con la arrolladora Michelle Obama. ¿Inexperiencia o forma de ser?

Enfundada en un vestido celeste muy abrigado Melania Trump acompañó con elegancia la asunción de su marido a la Presidencia de los Estados Unidos. La flamante Primera Dama demostró, hasta ahora, no sólo que es hermosa, sino que además es capaz de deslumbrar con su porte, su estatura y sus curvas. Cualquier modelo que elija ponerse, más o menos sobrio, le permitirá hacer muy buen papel.

Ralph Lauren, el diseñador que encarna la quintaesencia del espíritu norteamericano en moda, fue el encargado de crear este vestido-tapado que, como la tradición indica, mezcla dos de los colores de la bandera de su país: el blanco y el azul.

Ayer, Melania tuvo otros dos aciertos: un tapado negro de estilo militar de Norisol Ferrari y un deslumbrante modelo dorado de Reem Acra. Su hijastra, Ivanka, en cambio; apostó por la etiqueta que históricamente más vistió a las primeras damas: Oscar de la Renta.

Una interpretación. Quienes sigan temporada a temporada la serie de Netflix “House of Cards”, podrán leer una clave del estilo de Melania en el look de la protagonista Claire Underwood, interpretada por Robin Wright. Se trata de un estilo muy afin al mundo de Washington: faldas entalladas clásicas por debajo de las rodillas, altos stilettos, colores pastel, chaquetas estructuradas.

Lo que le aportan a este “look político” tanto Claire en la ficción como Melania en la realidad, es una manera más sexy de llevarlo.

¿Una comparación con Michelle Obama? Es muy difícil. Michelle es una mujer normal y Melania una modelo. Michelle, como pocas, supo usar su look como instrumento de comunicación. Melania todavía no se atreve y elige opciones muy clásicas. Michelle es un animal político, con una personalidad arrolladora. Melania, la bella esposa extranjera de un empresario, que todavía no entiende cómo llegó a la Casa Blanca. Por ahora, pídanle una elegancia básica pero no esperen demasiada originalidad.

por Adriana Lorusso

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