★★★★1/2 No importa si le gusta o no el heavy metal. O al menos la preferencia no es necesaria para disfrutar de esta película que hace lo que un verdadero documental: seguir su objeto y permitir que sea el espectador el que tome partido. Y lo que sucede es que la banda norteamericana es retratada como un conjunto de seres humanos con virtudes y defectos, con momentos de un capricho casi infantil, con posturas a veces absurdas. Hay secuencias que parecen paródicas pero que asombran porque, bueno, son momentos reales. Todo parte tras la salida del grupo del bajista Jason Newsted, la búsqueda de reemplazante y cómo decidieron hacer terapia de grupo (las sesiones están, amigos). El retrato de una banda en crisis personal y creativa funciona como vehículo para ver qué hay detrás del gran circo del rocanrol. Y de paso, una gran comedia que no pretendió serlo.
por Leonardo D’Espósito
Comentarios