Habitante de Boston y docente de la prestigiosa y renombrada escuela de música Berklee. Maestro de muchos que alcanzaron respeto y fama, como Danilo Pérez, Joshua Redman, Branford Marsalis o Luciana Souza, entre otros. Improvisador creativo y virtuoso del saxo tenor. Fundador, en 1972, del trío The Fringe (con John Lockwood y Bob Gullotti) que aún sostiene. Dueño de una discografía variada y amplia que incluye por supuesto álbumes propios pero también registros con figuras como Joe Lovano, Jack DeJohnetteo o John Patitucci. Con 66 años de edad y oriundo de Massachusetts, George Garzone ha venido unas cuantas veces a nuestro país; inclusive, en algún tiempo tuvo alguna relación personal que lo acercó a la Argentina más allá de la música. Pero lo concreto es que ha generado mucha afinidad con los músicos de por aquí, ha tocado y grabado con varios de ellos y acaba de volver a visitarnos. Esta vez, fue en el marco del tercer aniversario de un club de música que a lo largo del año también contará con otras visitas ilustres, como el saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón y los brasileños Rosa Passos y Jaques y Paula Morelenbaum.
Para la ocasión, Garzone se respaldó en un tridente argentino. Guillermo Romero al piano, Jerónimo Carmona en el contrabajo y Eloy Michelini en la batería fueron mucho más que un acompañamiento y resultaron eficientes cuando les tocó sostener el virtuosismo del líder como cuando tuvieron la responsabilidad de improvisar. Y en una de las noches se sumaron como invitados el trompetista Mariano Loiacono y el saxofonista Ricardo Cavalli. El norteamericano propuso un repertorio clásico, ligado centralmente al lenguaje del bebop. Eligió un repertorio que incluyó “Invitation” de ” Bronislaw Kaper y un par de títulos de su admirado John Coltrane: “Crescent” (en uno de los mejores momentos del show) y “Mr. P.C.” ya en el final. El resto, fue una selección de composiciones propias, con acentos italianos y sudamericanos en títulos como “Tutti italiano” o “The Girl from Argentina” y otros –“The Mingus that I Knew”, “Alone”, “Hey, open up”, “Strollin’ down Bourbon St.”, etc.– que fueron excelentes puntos de partida para la que es su gran virtud, la improvisación.
por Ricardo Salton
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