Friday 19 de April, 2024

POLíTICA | 09-04-2017 00:00

Así funciona la cibermilitancia de la grieta digital

Quiénes manejan las bajadas de línea K y M en las redes sociales. La resistencia kirchnerista. La convocatoria del #1A.

Entre el 20 y el 30 de marzo, la conversación en la red social Twitter sobre la marcha a favor del Gobierno convocada para el 1 de abril generó más de 170.000 menciones. Los hashtags más utilizados fueron: #1A, #1APorLaDemocracia y #1AbrilSalimosTodos. Esta cuantificación del fenómeno fue analizada para NOTICIAS por el equipo de la Fundación CiGob en el marco de su informe especial Interbarómetro. En ese informe también se destacan los siguientes datos: de los 170.000 tuits, cerca de un 10 por ciento hace mención a algún político, siendo el presidente Mauricio Macri quien más menciones recibe (75%); lo sigue la gobernadora María Eugenia Vidal (7%), el jefe de Gabinete, Marcos Peña (6%); la diputada Elisa Carrió (4,2%) y la ex presidenta Cristina Kirchner (3,8%).

En el Gobierno también siguen con atención la convocatoria a la marcha del 1A. El equipo de la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano, a cargo de Guillermo Riera, viene monitoreando todas las menciones a la marcha y mantienen actualizado al jefe de Gabinete. Las conclusiones que sacaron antes de la marcha es que la misma sería “tranquila”. Con esta información en su escritorio, el jefe de Gabinete comunicó que “la convocatoria a manifestarse el 1 de abril en apoyo al presidente Macri y/o en apoyo a la democracia no es promovida ni organizada por Cambiemos o el Gobierno”. Si la convocatoria hubiera sido un fracaso, no hubiera habido costo político que pagar. Al menos, eso creen.

Sin embargo, en la misma misiva, Peña no pide que la marcha no se haga. Los mismos “ciberguerrilleros” tomaron las palabras del jefe de Gabinete como un aval –si no una orden– para seguir adelante con la convocatoria. Incluso algunos funcionarios se sumaron a partir de las palabras de Peña, como el diputado Waldo Wolff o el jefe del bloque del PRO en la Legislatura porteña, Francisco Quintana, amigo de Daniel Angelici. Nada en política es espontáneo. Las palabras del jefe de Gabinete colaboraron con el involucramiento de los funcionarios. Peña, en su carta, hasta se tomó la libertad de dejar algunas recomendaciones: “Creemos que es bueno que los ciudadanos se expresen de forma pacífica, en el marco de la Ley, de la forma y en el momento que quieran”, afirmó. No quieren líos.

Cibermilitancia. En episodios anteriores que involucraron manifestaciones a favor del Gobierno, desde el oficialismo y la oposición identificaron como uno de los impulsores a un militante de Cambiemos llamado Luciano Bugallo. Puntualmente se le adjudica haber sido el promotor de las marchas del #8N de 2012, cuando Cristina Kirchner aún estaba en el Gobierno, y la campaña contra Tinelli en agosto pasado cuando el conductor ridiculizó al presidente Macri con una imitación en su programa. En ese entonces, uno de los hashtags más duros fue #TinelliMercenarioK.

Aunque la filosofía de la militancia política no cambió demasiado en las últimas décadas, lo que sí mutó fue la forma de trabajar para una agrupación política. Ya no se toman las armas ni se organizan grandes congresos partidarios. De a poco, también, se va perdiendo el ritual de reunirse en pequeños locales, unidades básicas o comités para debatir ideas. Hoy, la militancia y la lucha se da en el mundo virtual. En la casa, desde cualquier lugar del mundo, pero a través de una pantalla. Así como la TV provocó la idea de que “si una marcha no se televisa, no existe”, con la llegada de las redes sociales el concepto mutó a “si el reclamo no es trending topic, no existe”.

Cada “ciberguerrilla” acusa a la otra de utilizar “call centers” para impulsar consignas en las redes sociales o atacar al adversario. Por ejemplo: desde el kirchnerismo acusan al macrismo de tener trolls manejados por el propio Marcos Peña y ponen como ejemplo al usuario @LaBelgrana, el cual el 18 de marzo, el día que fue trending topic el hashtag #CFKGolpista, publicó 4.947 tuits en total, con un pico de 1.007 tuits entre las 8 y las 9 de la noche, lo que da un promedio de 16 tuits por minuto o uno cada 4 segundos. Increíble. En el kirchnerismo también adjudican a este usuario la capacidad de tuitear casi en vivo los textuales del discurso de Marcos Peña en el Congreso.

Al revés también sucede. Los ciberoperadores del macrismo siguen con atención los nichos de micromilitancia y bajada de línea del kirchnerismo. Hay una cuenta en particular que nutre de información y “argumentos de discusión”, como ellos mismos dicen, para debatir con los macristas. Pero no es en Twitter, Facebook o Instagram. Es en Telegram, un servicio de mensajería como WhatsApp, pero con la posibilidad de crear “canales de difusión”, donde los usuarios se pueden suscribir y recibir información. El canal se llama Digamos, en alusión irónica a Cambiemos.

Ambos bandos de esta “ciberguerrilla” están cada vez más profesionalizados. El Gobierno lo institucionalizó con la Subsecretaría de Vínculo Ciudadano. La provincia de Buenos Aires y la Capital Federal también tienen sus equipos de redes sociales. La cuentas del Presidente las maneja Ivone “Keky” Criante Gómez, pero la nueva estrella del firmamento M es Nicolás Pechersky, alias @supersifon, quien hizo la remera con la cara de Marcos Peña y su frase “háganse cargo”, dicha en el Congreso para responder a las preguntas del ex ministro de Economía Axel Kicillof.

Por su lado, el kirchnerismo maneja sus redes, en parte, desde el bloque del FPV en Diputados. Es la nueva forma de militancia. En el siglo XXI, antes de conquistar la calle, primero hay que conquistar las redes.

por Rodis Recalt

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