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POLíTICA | 07-07-2017 01:50

Cambio de imagen: Quién es Vinicio Alvarado, gurú oculto de CFK

El "Durán Barba devaluado" también es ecuatoriano, asesora a la ex mandataria y cobra millones. El giro discursivo y de imagen.

Es un secreto a voces. Las similitudes de la nueva estrategia de Cristina Kirchner con la estética de Cambiemos tiene nombre y apellido: Vinicio Alvarado. Este ecuatoriano está detrás del aggiornamiento de la ex presidenta que, por ejemplo, se vio en el último acto en la cancha de Arsenal. Cuatro fuentes cercanas al entorno de CFK, y de constante relación con la prensa, afirmaron a NOTICIAS que el primer encuentro entre la líder del kirchnerismo y el consultor ecuatoriano fue en septiembre del 2016 en Quito, cuando Cristina Kirchner visitó la capital de Ecuador. Uno de los testigos de aquel encuentro fue el secretario Carlos López, quien acompañó a CFK.

En el último año, insistieron las fuentes, desde el kirchnerismo intentaron dar otra vez con Alvarado porque Cristina quería hablar con él. “Hace algunas semanas tuvieron una charla en la cual Vinicio le tiró algunos tips”, afirman las fuentes. Un asesor de un diputado nacional y otro de un senador provincial aseguran que el equipo de comunicación de Cristina Kirchner tuvo charlas vía Skype con el propio Vinicio Alvarado. Sin embargo, hacen una salvedad: “El ecuatoriano no está en el día a día de la campaña. Sería una suerte de consejero”. Durante los 12 años de kirchnerismo, el secretismo fue parte de la estrategia de comunicación y ahora no es la excepción, aunque se le suman algunos factores. CFK nunca fue muy adepta a los “gurúes” electorales. En parte porque, como dirigente peronista, no está bien visto que la espontaneidad del líder sea producto de una estrategia de marketing: al líder no se le dice lo que hay que hacer. Y menos si eso que hay que hacer es igual a lo que hace su adversario. Contratar a un consultor ecuatoriano, además, la emparenta con Mauricio Macri, quien tiene a Jaime Durán Barba. La estética del acto de Arsenal también tuvo muchas similitudes con los que hace Macri, donde el escenario circular permite ver al dirigente en 360 grados. Durante su gobierno y sobre todo en los momentos de campaña, Cristina Kirchner siempre le hablaba a la multitud detrás de un atril y con su gabinete o equipo detrás de ella. Las nuevas costumbres de la política moderna, y las inminentes elecciones, la obligaron a cambiar.

Otro motivo para negar o relativizar el asesoramiento de Alvarado es el económico. La pregunta automática que surge es: ¿Cuánto cobra? En el universo de los consultores porteños, la llegada de Vinicio Alvarado es un dato confirmado. Cuatro consultores afirmaron a NOTICIAS que en efecto es él quien está detrás de la nueva CFK y uno hasta arriesgó que su cachet rondaría los 230 mil dólares semanales. Si se suma desde julio a mediados de octubre son 14 semanas de campaña: la cuenta final superaría los 3,2 millones de dólares. Nada despreciable. Pero en este punto surge otra pregunta más incómoda: ¿Quién le paga? Una de los consultores afirma que “paga el gobierno de Ecuador”, hoy en manos del delfín de Rafael Correa, Lenín Moreno. Alvarado llega al mundo kirchnerista por ser el cerebro electoral de Correa, el saliente presidente ecuatoriano, quien mantiene una excelente relación con Cristina. Por su lado Alvarado sigue teniendo muy buenos vínculos con el oficialismo de su país. El actual vicepresidente, Jorge Glas, es su primo. ¿Ecuador estaría financiando la campaña de Cristina Kirchner? Dudas incómodas.

Sciolismo. El primer acercamiento de Vinicio Alvarado con el kirchnerismo se dio durante la campaña presidencial de 2015, cuando Daniel Scioli lo recibió en el quincho de su casa en Villa La Ñata. Fue el 7 de noviembre y llegó allí enviado personalmente por Rafael Correa. El que hizo las gestiones finales fue Rafael Follonier, un histórico dirigente peronista que colaboró con Scioli durante la campaña y que conoce a Correa desde hace más de diez años, lo mismo que a Alvarado. Desde el entorno del ex gobernador aseguraron a esta revista que Scioli lo recibió por “solo por respeto a Correa”, después de negar inicialmente que se hubieran visto. De aquel encuentro participó también el equipo de comunicación del motonauta. Para coronar la reunión, los invitados se tomaron una fotografía con el anfitrión.

Sin embargo, un allegado íntimo a Scioli, que lo acompaña siempre a todos lados, le negó a NOTICIAS la escena. Cuando se le envió la copia de la foto, tuvo que retroceder sobre sus pasos y confirmar el encuentro. Ya no hacía falta.

Otro hombre de la campaña sciolista afirma que las reuniones fueron varias y que al consultor se lo escuchó con suma atención.

Vinicio Alvarado llegó junto con dos de sus colaboradores. Uno de ellos fue Roberto Wohlgemuth, actual asesor del presidente ecuatoriano Lenín Moreno en temas de comunicación política. NOTICIAS lo contactó vía Facebook y mantuvo un breve diálogo telefónico que luego continuó por chat de Whatsapp.

Noticias: ¿Vinicio Alvarado está asesorando a Cristina Kirchner?

Wohlgemuth: He leído un artículo del diario La Nación donde afirma eso y la verdad es que nos encontramos sorprendidos. Desde ya que a Vinicio le encantaría trabajar junto con Cristina Kirchner, pero no ha habido ningún contacto formal.

Wohlgemuth se refiere al artículo del periodista Carlos Pagni que afirma que Alvarado es uno de los cerebros detrás de la nueva Cristina.

Noticias: ¿Podría trasladarle a Alvarado estas dudas y preguntarle si también asesoró a Scioli en la campaña presidencial del 2015?

Luego de tres horas, Wohlgemuth vuelve a conectarse al chat de Whatsapp.

Wohlgemuth: Estuve hablando con Vinicio y me comentó que días antes del cierre de campaña tuvo la oportunidad conversar con Daniel, a título personal. En lo que respecta a Cristina, me ratificó  que para él sería muy grato colaborar en un proceso eleccionario en la Argentina, pero que en realidad no ha habido un contacto formal.

Noticias: ¿Y hubo contacto informal con CFK? Insisto por esto de que no ha habido un “contacto formal”.

Wohlgemuth: Me lo dijo así. Entiendo que no.

Noticias: ¿Usted estuvo en la reunión con Scioli? ¿Sabe de qué se habló ese día?

Wohlgemuth: No. Ni idea.

Otra vez, ante la evasiva, NOTICIAS le envió una foto donde se ve al colaborador de Alvarado con el pulgar arriba posando junto a Scioli. Esta foto es la primera vez que se publica.

Noticias: ¿Cómo que no sabe? Usted está en la foto.

Wohlgemuth: Pero no estuve en la reunión.

Noticias: Cuesta creer eso. Las reuniones de comunicación de Scioli suelen ser junto con equipos. No se entiende la razón del secreto.

Wohlgemuth: Jajajaj. No hay secreto. Eso fue en el 2015. Fue días antes del final de campaña. Lo acompañé a Vinicio. Charlaron con Daniel y nos fuimos. Pero no sé el contenido de la conversación. Lo siento.

Noticias: En este contexto, donde dice que después de hablar con Vinicio, él le confirmó que “en efecto estuvo con Daniel” -como si recién se enterara-, cuesta creer que esté diciendo la verdad sobre los contactos con CFK. Varias fuentes lo confirman.

Wohlgemuth: Te puedo confirmar que no ha habido un contacto formal con CFK.

Una vieja regla del mundo de la Inteligencia dice que lo mejor siempre es negar.

En la Argentina aún es un debate muy sensible el rol de los estrategas electorales y el origen de los fondos para costearlos. Todavía hoy el propio Durán Barba afirma trabajar ad honorem para el presidente Macri. Sin embargo, Infobae reveló que varias consultoras ligadas al entorno del ecuatoriano tienen contratos con los gobiernos de Nación, Ciudad y Provincia. Y agregó un dato inquietante: en diciembre del 2016, la consultora Green Consult SRL ganó una licitación de $ 3 millones de la vicejefatura de Gobierno porteño, a cargo de Diego Santilli, por un servicio de relevamiento de gestión. Hubo solo tres ofertas: Green Consult -la ganadora-, TMK Global e Inversora Boroca. Todas relacionadas a Durán Barba. Cazar en un zoológico es más difícil.

Pasado. El presidente de Ecuador se acomoda en el asiento. Está esperando a uno de sus asesores de máxima confianza, para una reunión importante. En ese momento, a comienzos del 2007, todavía no puede medir la importancia que tendrá esa la conversación. Es irónico: a los hermanos Alvarado los conoce hace tan solo un año, cuando se los presentaron a comienzos de la dura campaña electoral que lo coronó como jefe del Ejecutivo, pero ya confía en ellos como en nadie. Por eso les encargó la pesada tarea de pensar los detalles de la estrategia que le permitirá consolidar y hacer crecer su poder en su primer año de gobierno. Hasta que Fernando, el menor de los hermanos, no cruce su puerta, Rafael Correa mantendrá su postura inicial de “no tener mucha antipatía hacia los medios”, como aclaró el ex mandatario en varias oportunidades. Todo está por cambiar.

Ese par de horas será muy importante para Correa, para los Alvarado y para el futuro de Ecuador. Fernando, secretario de Comunicación durante casi toda la gestión, le narró a la revista colombiana Gatopardo ese encuentro clave: “Le dije al Presidente que los grandes medios eran como una maleza que había que limpiar. La maleza siempre iba a estar allí, y solo hay dos caminos: dejar la maleza crecer y solo podarla de vez en cuando o sacarla de la cancha. Para eso hay que cortar la maleza, y cortarla todos los días. Si no, regresará y lo tapará. No se puede llevar adelante un proceso de cambio profundo sin la polarización”.

Según el relato de Alvarado, que suele referirse al periodismo como “la mala hierba”, un conmovido Correa le contestó que él iba a ir “por la jardinería constante”. Lo cumplió, y en los años siguientes el correismo persiguió, castigó y hasta expropió a los medios no alineados. Ese relato, que según los Alvarado identifica a la prensa y a “la oligarquía” como los ejes del mal, salió de la cabeza de este misterioso par de hermanos. ¿Suena similar? No es la única similitud con el kirchnerismo: Alvarado impulsó el slogan "la década ganada" que los medios oficialistas de Ecuador reprodujeron para referirse a los diez años de Correa en el poder.

Identikit. Vinicio Alvarado no quiere que lo cataloguen como el brazo derecho de Correa. Aunque en Ecuador lo llaman “el zar de la estrategia oficial”, él prefiere el para nada modesto título de “comunicador estratégico”. Bajo esa impronta, Vinicio concentró cargos, dinero, enemigos, una tonelada de denuncias de corrupción y tráfico de influencias, y mucho poder. Fue Secretario Nacional de la Administración Pública (una especie de jefe de Gabinete) durante siete años, ministro de Producción durante dos y pasó uno al frente de la cartera de Turismo.

También fue a quien Correa le encargó organizar las siete campañas que enfrentó su partido, Alianza PAÍS, desde que alcanzó el poder en el 2007. La estadística habla por sí sola: Alvarado ganó en cada una. “14 a cero” es el récord de elecciones ganadas que ostenta Vinicio -ganó varias antes de trabajar para el ex presidente-, y que repiten los que trabajan con él. El ecuatoriano salió victorioso incluso de la última contienda, la más difícil, donde ya no contaba con “el mejor producto” -como se ufana de llamar Vinicio a Correa- para las elecciones presidenciales de este año. Aún así, el polémico asesor logró lo que Cristina Kirchner no pudo en el 2015 y coronó a Lenín Moreno, sucesor del ex presidente, al frente del Ejecutivo.

“Alvarado tiene un enorme poder y es muy oscuro. No es muy querido, pero sí temido. Una especie de Carlos Zannini, pero con un componente de asesor de imagen y de campaña”, dice un hombre de la diplomacia que lo trató mucho.

Alvarado escaló muy rápido en el poder. Nació en la humilde Quevedo, en la provincia de Los Ríos, y de chico se mudó a Guayaquil, donde construiría su carrera. Aplicado, estudió las carreras de administración de empresas, de comunicador social y de publicista, aunque nunca descuidó el deporte, su gran hobby. Vinicio, a pesar de sus 55 años, pasa horas entrenando en el gimnasio, en el agua o con la bicicleta, con la que solía moverse en Quito. De hecho, completó más de una vez el triatlón IronMan, que exige nada menos que una prueba de cuatro kilómetros a nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42 a pie. Su otra pasión es el marketing. Si bien trabajó en varias empresas de ese ramo, su mayor creación es la agencia de publicidad Creacional, desde donde se hizo famoso y que sería el foco de varias denuncias por supuesto favoritismo en el reparto de contratos públicos, aun cuando Vinicio renunció a poco de llegar a la función pública.

Su primer gran trabajo en el mundo político fue el asesoramiento a Jaime Nebot, un político que casi alcanza la presidencia en 1996 pero que perdió en el ballotage. Ese año fue clave: en esa campaña trabajó junto a Jaime Durán Barba, a quien muchos aseguran que admira. “No tiene la calidad intelectual de él, aunque lo quiere imitar. Alvarado es un Durán Barba devaluado”, asegura una fuente que los conoció a ambos.

“Provengo de la clase media baja. Mi padre se esforzó toda la vida”, repetía Vinicio en Ecuador. Él es un hombre de familia: desde que llegó al poder se encargó de que sus parientes recibieran algún beneficio del Estado. Es hijo de Deysi Espinel, a la que Correa -sin ningún antecedente en la diplomacia- nombraría embajadora en Costa Rica, y de Humberto Alvarado. Una ironía que divertiría a Sigmund Freud: a pesar de que sus hijos detestan al periodismo, su padre Humberto ejerció siempre esta profesión, fue presidente de la Confederación Nacional de Periodistas de Ecuador, y con esa popularidad fue electo gobernador de su provincia natal durante el gobierno de Gustavo Noboa, a principios del milenio. Los hijos lo querían tanto que, una vez en el poder, hicieron presión para otorgarle una señal de televisión y para nombrar a un gigantesco puente en Quevedo con el nombre de su padre, que falleció en el 2015. Vinicio tiene cinco hermanos: además de Fernando está Carlos, que también aparecería en el ojo de la polémica por la infinidad de contratos públicos que acumularía su empresa de marketing, Percrea, desde que Correa llegó al poder.

Aunque los dos Alvarado ya no están formalmente en el gobierno, en Ecuador muchos dudan que no sigan operando desde las sombras. Fernando, incluso, tuvo que poner en Twitter un mensaje para los opositores: “Tranquilos que sí me voy”.

por Rodis Recalt, Juan Luis González

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