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POLíTICA | 10-08-2017 10:24

Los escenarios políticos si Cristina gana por poco o pierde

Qué ocurrirá con las investigaciones judiciales contra Cristina, la gobernabilidad y el peronismo.

El resultado más posible es que CFK gane por menos de cinco o seis puntos en agosto y luego repita la victoria en octubre con números similares. Es lo que espera el Gobierno, que ya adaptó su estrategia frente a tal resultado. “No cambiaría nada. Ella va a controlar a seis o siete senadores, como mucho, pero va a seguir sin el apoyo del peronismo y figurando en pocos distritos”, minimizan desde la Casa Rosada. La afirmación es cierta a medias: Unidad Ciudadana está inscripta en sólo cinco provincias (Buenos Aires, Neuquén, Chaco, Misiones y Catamarca), pero en nueve más el kirchnerismo va dentro de distintas alianzas.

El oficialismo está pensando en el diario del lunes 14 de agosto: “Somos la única fuerza a nivel nacional, donde vamos a ganar. Vamos a sumar más gente en el Congreso”. Esta aseveración, muy repetida dentro de la Rosada, también es matizable. Es verdad que Cambiemos sumará bancas porque se renuevan las elegidas en 2013, cuando el PRO no tuvo una gran elección. El panorama es prometedor para ellos: renuevan 40 bancas de las 127 que hay en juego en Diputados y tres de las 24 que se disputan en el Senado. Salvo que el Gobierno tenga una muy mala performance electoral, debería sumar políticos en ambas cámaras, aunque no le alcanzaría para una mayoría propia. “En la Legislatura bonaerense van a cambiar los números: el kirchnerismo, que se había partido, quizás se pueda unir. Cambiemos también va a sumar bancas, mientras que el massismo va a perder. Este Legislativo se va a polarizar y eso puede complicar la gobernabilidad”, asegura el politólogo y docente de la UCA Ignacio Labaqui. Según sus cálculos, en la provincia CFK obtendrá 12 o 13 diputados y uno o dos senadores.

La llegada de la ex mandataria al Senado nacional sería una dificultad en sí misma para el oficialismo. Un político que compartió varios años con ella en la Cámara asegura: “Más que en los números, va a sumar mucha atención mediática. Va a tener un impacto retórico e intentará disputarle el espacio peronista a (Miguel) Pichetto”. El líder del PJ en el Senado mantiene un perfil bajo -se negó a declarar para esta nota- y se especula con que los cañones de CFK van a apuntar contra él, con la esperanza de aumentar sus números. El líder del FPV en Diputados, Héctor Recalde, asegura que la llegada de Cristina “obligaría a todos los sectores a definir si son oposición u oficialismo”. “Sería más fácil la unidad si ella gana”, dice. Una victoria pírrica de la ex presidenta tendría un costado redituable para el oficialismo. “La convierte en candidata natural para 2019, y para el PRO eso sería repetir 2015, revivir la grieta y el ballotage”, dice el doctor en Historia Hernán Camarero.

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Vasos vacíos. Si bien el oficialismo se anticipa al escenario anterior, se esperanzan con que CFK gane en las PASO y luego pierda en octubre. Para eso desenfundaron la herramienta que los catapultó al poder en 2015: la inoxidable grieta. “Va a aumentar la polarización, y en las generales no va a haber lugar para las terceras fuerzas”, se ilusiona Ernesto Sanz. En el Gobierno ya saben que Massa es el candidato al que disputarle los votos luego de las PASO. “A Randazzo le va a pasar lo mismo. Se está definiendo quién puede encarnar mejor la oposición, y los intendentes van a apostar por el ganador”, asegura Landau. Todos esperan menor cantidad de votantes en agosto que en octubre, y en el oficialismo confían en que ese diferencial los favorecerá en última instancia.

“Las PASO le sirven más al gobierno de turno, para homogeneizar el escenario electoral. Suele ocurrir que desde las primeras elecciones a las definitivas hay un reacomodamiento de votos en función de las expectativas de ganar”, dice el politólogo Miguel de Luca, profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El kirchnerismo duro imagina que si pierde “aunque sea por un voto”, habría una feroz avanzada judicial contra su líder. Hay un escenario que ni se animan a imaginar: que caigan en octubre y también en las PASO. Hasta ahora es poco probable.

Futuro. El Gobierno y Cristina Kirchner lograron modificar, más de medio siglo después, el famoso axioma del hombre más importante de la historia de la política local. El oficialismo demostró, contrariando al general Juan Domingo Perón, que es tan difícil gobernar como conducir, y hoy apuesta a la polarización con CFK como una aggiornada manera de autosalvataje político. La viuda de Néstor no hace ni uno ni lo otro: lejos del poder, le cuesta horrores conducir, y sueña con que estas elecciones signifiquen su propia resurección personal.

El desgaste de ambos frentes, los más importantes de la Argentina, hace posible que, entre agosto y octubre, los números cambien de manera importante y arrojen resultados inesperados. Algo es cierto: todos se juegan mucho en estas elecciones. Quizás, dentro de dos años, el país se dará cuenta que fue la votación de la primavera de 2017 cuando se definió su futuro.

por Alejandro Rebossio, Juan Luis González

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