Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 08-09-2017 08:22

El plan del Gobierno contra CFK: La ultrapolarización

El PRO quiere vencerla, pero sin destruirla. La estrategia de alimentar una oposición funcional..

Extraña paradoja la que ocurrió el miércoles 30. Cristina Kirchner y el gobierno de Mauricio Macri rompieron el universal axioma de que para que alguien gane su rival tiene que perder. En el país donde sólo cuentan los que triunfan, el quinto de punto con el que la ex presidenta se impuso en la Provincia sobre Esteban Bullrich, el candidato de Cambiemos, fue el inestable paravalanchas político desde el que ambas fuerzas se aferraron para gritar el gol. Mientras CFK, en un acto en La Plata, remarcaba que ganó la elección y les mostraba a todos que sigue siendo una figura de peso, el oficialismo se acomodaba el pañuelo al cuello y soñaba con el banquete que espera disfrutar en octubre. Todos, a ambos lados de la grieta, juran que ganaron.

El problema es que en la Argentina exitista sólo hay lugar para un cacique.

El PRO, que demostró en los últimos tiempos que los peronistas no son los únicos que saben hacer política, entendió que, a pesar de las novedades, el principio histórico del liderazgo no se puede romper. Para eso ya rumean una idea: de acá hasta las elecciones legislativas se viene la era de la “ultrapolarización”, con la idea de arrancarle votos, en especial, a Sergio Massa. Sin embargo, el plan necesita destreza: a CFK le pueden ganar pero necesitan no aplastarla. Los buenos trucos no se gastan.

El Gran Organizador

Dentro del oficialismo hay clima de fiesta. Aunque ahora lo nieguen, antes de las primarias nadie imaginaba el resultado final e incluso varios, en estricto off, se admitían “un puñado de votos” por debajo. El cinematográfico conteo final de las elecciones en Buenos Aires –que incluyó la maniobra poco clara del domingo 13, cuando Bullrich arrancó ganando por seis puntos de ventaja–, terminó con un resultado inmejorable: 0,21% de votos a favor de Unidad Ciudadana. “Es lo mejor que podría haber pasado. CFK no perdió, se mantiene viva –y con un importante caudal de votos–, y nos permite seguir mostrándonos como alternativa: nos sirve mucho este resultado”, dice un hombre de la Casa Rosada.

Según las últimas encuestas del Gobierno, si su táctica sale bien podrían llegar a quedar “hasta seis puntos” arriba de la ex presidenta. Para eso apuestan a la herramienta de la “ultrapolarización”. “Vamos a ir a buscar al elector menos politizado, que quizá no votó en agosto, a usar el fantasma de Cristina y el hecho de que ganó, y a seguir nacionalizando la campaña. La grieta ya existía, y lo va a seguir haciendo”, explican desde el Gobierno. En on, el discurso oficialista busca bajarle el tono: “No nos obsesiona CFK, aunque tampoco la vamos a ignorar. El país es mucho más que la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, y la ex presidenta quedó reducida a eso. Después de octubre, con suerte, va a ser un actor más de la política local”, asegura el diputado del PRO, Eduardo Amadeo.

Calculando

En el oficialismo razonan la siguiente lógica: Cristina tendría insuficientes votos para ganar en octubre, porque su base ya la fue a votar en las PASO, y es difícil que pueda arañar demasiados puntos a Randazzo, quien justamente se candidateó como una alternativa dentro del mismo espacio sociopolítico. Hay algo que es indudable: la tercera fuerza, de Sergio Massa –que sacó un nada despreciable 15%–, es más cercana al mundo antikirchnerista. Para la consultora Opinaia, una de las que más se acercó en los pronósticos de las votaciones de agosto, Cambiemos podría arrebatarle hasta un 50% del electorado al tigrense y un 20% al ex ministro del Interior. CFK tiene un panorama más difícil: si bien puede llegar a captar hasta la mitad de los votos del chivilcoyano, entre las huestes de 1País la ex mandataria posee un 84% de imagen negativa. Escenario complicado, teniendo en cuenta que aún logrando una gran parte de los seis puntos de Randazzo sería poco comparado a los 15 que obtuvo Massa.

Aunque todos los que siguen las órdenes de Macri saben que una derrota ostensible de CFK no sería lo mejor, teniendo en cuenta las elecciones del 2019 y la hasta ahora comprobada teoría de que la ex presidenta asegura la división del peronismo, algunos de los funcionarios con las emociones a flor de piel no quieren ocultar su felicidad por este escenario: “Ya está, a Cristina le llegó el ocaso. No vuelve más, movió todo el aparato, puso todo lo que tenía y ganó raspando las PASO”.

El PRO ya prepara el terreno para el país luego de octubre. Es lo que es dijo Emilio Monzó a los legisladores nacionales del PRO cuando los reunió, a mitad de agosto, para una discreta cena de despedida de soltero para Nicolás Massot, jefe de la bancada amarilla en Diputados y flamante marido de la ex secretaria de Monzó. “Hay que enfocarse en la agenda parlamentaria. El 2018 va a ser mucho más movido, y a partir del 15 de enero tenemos que estar trabajando”, dijo el presidente de la Cámara en esa velada. Esa noche no faltó rosca, y se debatieron los pasos a seguir para lo que promete ser una intrincada negociación por el acuerdo para el presupuesto próximo que se debatirá a mediados de septiembre (aunque se votará, lógicamente, recién luego de las elecciones). Si bien estuvo llena de elogios, más de un político se fue cabizbajo de la comida: se acababan de enterar de que las vacaciones durarán menos el año que viene.

El partido de Macri no es el único que está esperando que el futuro llegue más temprano que tarde: los socios de Cambiemos también sueñan con aumentar su poder luego de las elecciones. “Salimos fortalecidos”, asegura el vicepresidente de la bancada de la UCR en la Cámara de Diputados, Miguel Ángel Bazze. El rionegrino muestra los números, y dice que su bloque va a crecer con “dos o tres” diputados más y “tres o cuatro” senadores. “A partir de octubre Cambiemos va a tener un gran desafío: dar un salto cualitativo a nivel político. Esperamos que en esta nueva configuración el radicalismo tenga un lugar de importancia: somos un partido centenario, no una agencia de colocación, y no le vamos a ir a golpear la puerta a Macri ni a Vidal”, desafía.

En la agrupación de Carrió están todavía más a gusto con los resultados –esperan meter hasta diez personas de la Coalición Cívica en el Congreso–, con el hecho de haber logrado una elección histórica en la Capital Federal y haber logrado poner a uno de los suyos –el diputado Fernando Sánchez– en el equipo del omnipotente jefe de Gabinete, Marcos Peña. ¿Crecerá el poder de la indescrifable Lilita? “Carrió es Carrió. Ahora puede ser que tenga una relación más armónica y aceitada con la cúpula del Gobierno, pero seguirá marcándole los errores al Gobierno”.

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