Thursday 28 de March, 2024

SOCIEDAD | 09-09-2017 00:14

Cómo se vive la grieta por Santiago Maldonado en El Bolsón

Violencia, miedo y ruptura social entre quienes atacan o defienden al joven desaparecido.

El Bolsón ocupa en el imaginario el lugar del valle bucólico poblado por herederos de la cultura hippie dedicados a la agricultura orgánica de frutas finas, las artesanías y la inigualable cerveza que cocinan entre clases de yoga y meditación. Pero hoy y aquí, ese imaginario es una apariencia que apenas logra ocultar una fractura social que no es nueva ni por mitades, pero que se agravó a niveles de tensión inhabituales.

La supuesta desaparición forzada de Santiago Maldonado (según la carátula del expediente), durante un operativo de la Gendarmería Nacional, produjo alineamientos que replicaron los preexistentes y que confrontan en las redes sociales, en los bares, los trabajos, las paredes y las escuelas.

“Están tirando demasiado de la soga”, amenaza el posteo en un perfil de Facebook que cuestiona los reclamos por Maldonado. Otro exige: “Ahora que pasaron las elecciones ya pueden hacer aparecer a ese hippie mugriento”. El tono violento y confrontativo no solo se manifiesta en las redes. También puede calentar el diálogo ocasional.

A la noche, en la Rotisería, un poco bar y un poco restaurante, donde los parroquianos se conocen mutuamente las costillas, un comensal hace zapping y se detiene en TN. “Sacá eso, son unos mentirosos que ensucian al pibe Maldonado y bancan a la Bullrich inventando basura”, se queja uno. El poseedor del control remoto refunfuña por lo bajo y pone C5N: “Tomá, ahí tenés el canal de la yegua. Te van a decir lo que vos querés:  la culpa es de Gendarmería, (Mauricio) Macri, (Joe)  Lewis y los marcianos. Pero los mapuches de mierda me cortan la ruta cada dos por tres”, contraataca el operador televisivo.

Aquí, Santiago Maldonado es una presencia insoslayable. Por todos lados hay grafitis con la pregunta de su paradero y al menos una vez por semana hay multitudinarias marchas en reclamo de su aparición con vida que pasan por el Casino de suboficiales de Gendarmería.

Enfrentados. El Bolsón es un lugar donde se cruzan universos que coexistieron hasta que la llegada del magnate inglés Joseph Lewis, hace 20 años, tensionó la vida cotidiana y produjo básicamente dos bloques.

Por un lado, una élite de negocios que conduce el comercio, bienes raíces, turismo, construcción y medios de comunicación, quienes se identifica con Lewis y sueña con un Bolsón turístico, cosmopolita, con countries y barrios al estilo de San Martín de los Andes o Villa La Angostura.

Por el otro, los originarios o migrantes internos llegados para un cambio de vida, campesinos dedicados a la agricultura orgánica y al turismo sustentable, profesionales independientes y artesanos que militan una idea de modernidad alejada de los grandes negocios y ligada a la preservación de la tierra y producción de cultura.

Entre los tantos subgrupos de este último universo habitaba Santiago Maldonado, tatuador, ambientalista, transhumante con sueños de una sociedad igualitaria. En El Bolsón se relacionó con artesanos y fugazmente con un pequeño grupo de anarquistas que le brindaron cobijo en una cabaña ubicada en una toma de tierras a la vera del río Quemquemtreu.

Quienes lo conocen, entienden que en esa búsqueda de otro mundo se allegó hasta las comunidades mapuches cuya cosmovisión está centrada en la interrelación con la tierra. Pero también, que cuestiona a la sociedad y se pone al margen de ella. “Los adolescentes son los que más están sufriendo esta situación, perciben esa tensión y les hace daño: temen que les pueda pasar lo mismo”, explicó a NOTICIAS la directora de la Escuela Secundaria 48, Flavia Scallia. En su escuela asisten hijos de policías, gendarmes, comerciantes y artesanos, entre otros. Allí, trabajan la desaparición de Maldonado.

“Tratamos de que la escuela sea un ámbito para procesar esta situación, un espacio de contención y expresión que les respete su identidad y diversidad. Aquí pudieron debatir y procesar sus diferencias democráticamente con respeto e igualdad de derechos”, detalla Scallia.

Ello permitió que, en un pueblo  atravesado por un conflicto profundo, los estudiantes encontraron la forma de construir puentes. A través de sus organizaciones, esta semana pidieron a las autoridades realizar “Jornadas por la Paz”. Y ya están trabajando en eso, mientras la entrada de la escuela exhibe el cartel con la pregunta ¿Dónde está Santiago Maldonado?”.

por Alejandro Pairone

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios