Tuesday 19 de March, 2024

SOCIEDAD | 21-11-2017 19:09

Incógnita en Nordelta: ¿Dónde está la cheta?

Luego del audio viral, Dhers desapareció del barrio. Rumores de venta y nuevas reglas.

Memes, una canción, convocatorias a tomar mate en la playa Bristol y en Nordelta, y hasta famosas que se animaron a hacer su propia parodia de la situación. Cinthia Dhers, la supuesta cirujana que se volvió viral por la difusión de un audio en el que se quejaba de que “los bestias” de sus vecinos tomaban mate en reposeras como en La Bristol, e iban con sus perros a la pileta del complejo de departamentos, sigue en boca de todos. Aunque desde que se volvió un fenómeno, la cheta de Nordelta no aparece. Dio de baja su celular y el teléfono fijo de su centro de estética. Tampoco se la volvió a ver en el departamento que tenía en el complejo “Acqua Golf”, en el barrio “Islas del Golf”. De hecho, son varios los vecinos que aseguran que Dhers lo puso en venta. Además, el edificio de Nordelta está revolucionado, ya que desde entonces las reglas de convivencia se endurecieron debido a una decisión de la administración del edificio.

Dónde está Cinthia. Nadie imaginó nunca que las críticas y el tono peyorativo hacia sus vecinos en un audio de WhatsApp, iban a convertir a quien se presentaba como cirujana, en uno de los temas más hablados a nivel nacional. Y por ende, en uno de los personajes más buscados. Pero a Dhers se la tragó la tierra. De hecho, NOTICIAS se acercó hasta su clínica en Palermo, el jueves 16, que tiene las persianas cerradas. Aunque los vecinos aseguran que hacía tiempo que la supuesta cirujana no iba al lugar. “Tenía puestos unos carteles que decían que era una clínica estética pero los sacaron”, relata una vecina. A la vez, que agrega: “Era una Gisele Rímolo. Una vez le hizo un tratamiento con inyecciones al portero y se le infectó porque no estaban bien las jeringas”.

En el departamento de dos ambientes del complejo “Acqua Golf” en Nordelta, tampoco la volvieron a ver. Y además, dos vecinos y uno de los empleados del lugar, aseguran que la mujer puso en venta la propiedad, que tal como se quejaba en el audio, le había costado unos 200.000 dólares y lo había adquirido para su hija. El departamento es un dos ambientes de 65 metros cuadrados en el quinto piso. Tiene vista hacia el lago y la pileta descubierta, un paisaje que según el escandaloso audio, le arruinaban los vecinos por ser “gente que viene de barrios visualmente no muy buenos”.

“No quería que la hija se codeara con esta gente”, cuenta entre risas uno de los vecinos. “Era insoportable como vecina”, relata otro. Hoy el departamento 506 del complejo está deshabitado.

NOTICIAS se comunicó con Michelle, el contacto de la empresa constructora con quien la cirujana se queja en el audio, pero la joven fue tajante: “No voy a decir nada. No voy a hablar”.

Leer también: "Quién es la 'Cheta de Nordelta'”

Vecinos en guerra. “Al final ganó la cheta”, es el comentario que se escucha por estos días en el barrio “Islas del Golf”. Es que a pesar de que Dhers parece haber pasado a la historia en el lugar, la guerra recién empezó entre sus habitantes. Desde que las quejas de la cheta de Nordelta tomaron estado público, la administración del complejo recogió el guante y se puso estricta. Así, después de un fin de semana de mates relajados entre vecinos, quien regula la convivencia en el barrio envió un comunicado con nuevas reglas, un tanto polémicas. Algunas no sólo apuntan a cuidar el aspecto “estético” del edificio, sino puntualmente al comportamiento y los derechos de las mascotas del lugar. Una de ellas, por ejemplo, obliga a los propietarios a salir con sus perros del edificio a través del garaje y no de la puerta de entrada. “Me parece muy peligroso, no hay vereda peatonal en la rampa del garaje”, se queja un vecino.

“Creo que la única mascota que no hay que tener suelta en el edificio ni en los alrededores es a Cinthia, la cirujana”, se mofa otro.

Por otra parte, el acceso a los lugares comunes del edificio, también se les volvió restringido. “Ahora hay que pedir llave para entrar a la sala de estar, además de pedirle permiso a intendencia”, explica un empleado del lugar.

Los vecinos están en llamas con la cheta. No sólo preparan una respuesta a las autoridades del lugar, sino también piden que el departamento de Cinthia Dhers no sea nuevamente ocupado. O por lo menos, que los “determinados códigos de estética visual y de estética moral” de su nuevo propietario, no dificulten la convivencia en el barrio.

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios