Carlos Zannini reza. Tiene su rosario y le pidió a su abogado Mariano Fragueiro Frías una biblia y una Constitución Nacional. Lo consideran el detenido más fuerte: no se deprime, no se asusta y hasta exige en su entorno que no decaiga el ánimo. “Sean fuertes”, los despide ante cada visita.
El ex secretario de Legal y Técnica es, de todos los presos kirchneristas, el único que conoció las detenciones del último golpe militar. Cree que eso le produjo una coraza por donde no le entran las balas.
Zannini fue detenido en la madrugada del jueves 7, acusado de traición a la patria por el encubrimiento a Irán en el atentado a la AMIA. Horas después eran apresados el dirigente piquetero K Luis D’Elía, el ex líder de Quebracho Fernando Esteche y el dirigente islámico Jorge “Yussuf” Khalil.
Tras un tiempo de alejamiento con la ex presidenta Cristina Kirchner, Zannini está aprovechando para acercar posiciones. El miércoles 13, a través de sus hijos Franco y Carlos, le hizo llegar una carta, escrita de su puño y letra, en la que se ocupó más de mimar a la ex presidenta que de hablar de su situación. Mientras el resto se queja por el desamparo al que los sometió Cristina, el ex funcionario intentó diferenciarse y se solidarizó con el momento que está viviendo.
Los hijos de Zannini son de los pocos del amplio plantel K detenido en Ezeiza y Marcos Paz que tienen vía libre en el Instituto Patria. El sábado 9, en una peña en el Club Ferrocarril Oeste, pidieron “bancar a la compañera Cristina”, siguiendo la estrategia trazada meticulosamente por el jefe del clan.
Como el resto, el ex secretario de Legal y Técnica cree que está injustamente detenido. Pero plantea diferencias: “Yo creo que la Justicia tiene que investigar a los ex funcionarios. Lo que sostengo es que debería estar libre”, le dijo a su abogado. El miércoles 13, el doctor Fragueiro Frías apeló su procesamiento con prisión preventiva. Zannini reza y confía que pronto estará libre.
Los marginales
A 60 kilómetros de Ezeiza, en Marcos Paz, las cosas se viven con más histeria. Luis D’Elía y Fernando Esteche recién salieron del hospital penitenciario el lunes 11. “Debían tenerlos en revisión sólo 48 horas”, dijeron en el entorno de ambos detenidos. Y agregan: “Los tratan muy distinto que al resto de los ex funcionarios detenidos. Los consideran menos”.
D’Elía estaba convencido de que iría preso. Por momentos parecía desearlo. “Si me toca ser Mandela, seré Mandela”, le dijo a Jorge Lanata. Pero cuando la oportunidad llegó, la cosa no fue tan fácil. Raciones míseras de comida, las trabas que tuvo su familia para visitarlo y la poca actividad que pudo hacer en el pequeño lugar que le dieron del hospital penitenciario lo pusieron de muy mal humor.
En la cúpula del servicio penitenciario también hay preocupación con el trato que puedan brindarles los guardias: “Son personas como cualquiera de nosotros y tienen su pensamiento político”. Pero con los otros funcionarios kirchneristas ese miedo no estaba. La diferencia: creen que D’Elía o Esteche son capaces de provocarlos o de contestar ante una orden. Todo se mira con lupa.
Florencia Prego, la pareja de Esteche, estuvo a punto de presentar un habeas corpus, porque al no estar casada con el ex líder de Quebracho no dejaron que lo vea. La tranquilizó que el sábado 9 una de sus hijas pudiera entrar, verlo y darle algunas tarjetas telefónicas.
El otro que no supera su depresión es Amado Boudou. No puede asumir que probablemente, a pesar de los esfuerzos de su abogado, no verá el nacimiento de sus mellizos que se producirá en el verano. Su mujer, la ex legisladora mexicana Mónica García de la Fuente, sigue en su departamento de Puerto Madero, asistida por los amigos del ex vice, sobre todo por Gabriel Mariotto.
Para la próxima semana preparan una visita de varios organismos de Derechos Humanos en los dos penales donde se reparten los presos K. Quieren evaluar que las condiciones sean las adecuadas y que todos los familiares y amigos puedan ver a los detenidos.
El lunes 11 en el Hotel Bauen hubo un evento de la organización K La Oesterheld. Allí llegaron las mujeres de Esteche y Boudou, además de ex funcionarios y dirigentes kirchneristas. Durante toda la noche se lamentaron por la situación que viven. Pero también por la falta de apoyo de la ex presidenta.
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