La dinámica propia del conflicto volvió a imponerse y tapó cualquier intento de sensatez, si es que lo hubo.
La violencia es, en el fondo, la cara más brutal de un electoralismo que ha hecho de la grieta su única propuesta, de un lado, del otro y del medio, si es que lo hubiere.Ahora es el momento en que todos tienen razón y los otros, la culpa. La hora del caos, otra más, porque de esas sí que hubo y las hubo hasta el cansancio en la historia más reciente (para no ir a toda la historia). La historia enseña de sobra que así se fracasa.Ya no importa demasiado lo que se discute. Importa quién gana.En la calle pierden todos. Hay sangre de policías y de manifestantes. Hay de todo. Nadie es nadie.
Urge la calma.
La solución es relativamente fácil.
Se habla de plata.
Señores representantes del pueblo: hagan la cuenta, sólo se trata de eso.
por Edi Zunino*
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