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POLíTICA | 07-04-2018 06:26

Las Malvinas y Macri: La soberanía puede esperar

Los peligros del nuevo pacto del Presidente con el Reino Unido. Permisos en marcha.

Un martes 13 persigue a Mauricio Macri. Es el de septiembre de 2016, el día en que Argentina y Gran Bretaña acordaron “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico” de Malvinas. El acercamiento le costó el puesto al vicecanciller Carlos Foradori tras duras críticas de opositores y oficialistas. Y veinte meses después está en marcha pese al malestar del Congreso y negativas advertencias de especialistas sobre el impacto en el reclamo de soberanía de las islas.

Se trata del comunicado conjunto conocido como “Foradori-Duncan” (por el diplomático argentino y su par inglés Alan Duncan que lo acordaron). El texto deja de lado la disputa por la soberanía, al amparo de un pacto de 1989, pero introduce cambios en la política argentina hacia el Atlántico Sur: el aumento de vuelos y la eliminación de trabas en comercio, pesca, navegación e hidrocarburos.

“Es el lugar más rico del planeta y se lo estamos entregando por nada, pasando por arriba la manda constitucional de soberanía”, dice Hugo Robert, presidente del Centro de Ex Combatientes CECIM La Plata. El grupo fue uno de los pioneros en el reclamo de identificación de los soldados enterrados como NN en Darwin, que surgió en 2012, pero ahora que se concretó está dolido: “Los compañeros muertos fueron puestos como moneda de cambio siendo que ellos no entregaron la soberanía, la defendieron”.

La queja apunta a la Cancillería argentina, que habla de la misión humanitaria en Malvinas celebrada en la víspera del 2 de abril como un fruto del nuevo vínculo con Londres. “Se espera seguir avanzando si más familias dan conformidad a los estudios de ADN. También comenzaron las gestiones por los vuelos y se prevé una reunión por pesca para mayo. Queremos avanzar en lo que se prevé, pero se avanza a la velocidad de las cosas en política exterior”, explican fuentes calificadas del Ministerio de Relaciones Exteriores a NOTICIAS.

Polémica. Expertos en Relaciones Internacionales, legisladores y diplomáticos sostienen que “Foradori-Duncan” es un acuerdo con validez de tratado bilateral. Por lo tanto, debe ser autorizado por el Congreso. Pero además, “podría tener en el futuro varias interpretaciones ante cualquier instancia jurídica que pudiera surgir, y sobre todo en cuanto a nuestras reivindicaciones sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y espacios marítimos adyacentes”, advierte el analista internacional Horacio Calderón.

“En 13 ocasiones el texto dice ‘acuerdan’ y sólo en la parte que se refiere al Atlántico Sur, que es la más delicada, se utiliza siete veces”, enumera el diputado Guillermo Carmona. Como vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el legislador K pidió la interpelación del canciller Jorge Faurie, que el 21 de marzo visitó el Senado sin sobresaltos.

Sólo Fernando “Pino” Solanas le reprochó que el texto fue una “picardía británica”. La respuesta de Faurie llegó entre risas: “Hay una voluntad de acercarse en temas, todavía no se ha consolidado”.

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El Gobierno minimiza el acuerdo y repite que es una “hoja de ruta”. Así lo argumentaron en 2016 la entonces canciller Susana Malcorra y su vice, al ser interpelados en el Congreso. Una enojada Elisa Carrió recibió a Foradori en Diputados: “Es una prepotencia de poder que este Congreso se entere por los diarios de lo que usted dialoga con Gran Bretaña”, le dijo la aliada del Gobierno. Después, le pidió “que se calle” antes de decir “una estupidez”.

Las quejas llegaron desde distintos frentes. “Según la Convención de Viena, lo firmado es un acuerdo”, opinó Alejandro Grandinetti, del Frente Renovador. “¿Usted firmó el comunicado por propia voluntad siguiendo su criterio diplomático o recibió instrucciones?”, lo incomodó Araceli Ferreyra, del Movimiento Evita.

Ese diciembre, tras 34 años como empleado de la Cancillería, Foradori renunció y su nombre volvió a publicarse en el Boletín Oficial. Las veces anteriores aparecía como embajador en Zimbabwe y Guatemala; o para solicitar la tenencia de armas de puño. En su currículum está la coordinación del Grupo Hielos Continentales que resolvió la disputa territorial con Chile. Ahora, es representante ante los organismos internacionales.

El plan. Tras la apertura de nuevas rutas aéreas y los permisos en pesca, “el Gobierno pretenderá avanzar con los hidrocarburos”, analiza la ex embajadora en Gran Bretaña, Alicia Castro. Pero anticipa que el tema no superará el Parlamento. “Habría que cambiar la ley y su modificatoria de 2013 que establece sanciones penales para quienes exploten petróleo en Malvinas. Pero esa modificación no pasa el Congreso”, dice a NOTICIAS.

Para Castro, "el Foradori-Duncan pasará a la historia como el pacto Roca-Runciman. Ambos para proteger intereses británicos en desmedro de los nacionales".

¿Cuál es el plan del Gran Bretaña? Responde Marcelo Kohen, profesor en Derecho Internacional: “Perennizar su presencia en las islas, ‘vivir con la disputa’ y que la Argentina le resuelva los problemas que crea esa disputa de soberanía. Pretenden mantener y desarrollar la industria pesquera y crear las bases para una futura explotación hidrocarburífera. El desarrollo del turismo también forma parte de sus objetivos. Buscan mantener y desarrollar las comunicaciones, los contactos comerciales y obtener mano de obra en países vecinos (Chile, Uruguay y Brasil). Y excluir esas comunicaciones, contactos y mano de obra del territorio continental argentino”. En su última carta navideña a los kelpers, Theresa May volvió a hablarle a Macri: “Si bien el progreso ha sido más lento de lo previsto, continuaremos trabajando con Argentina para garantizar la entrega de todos los compromisos del comunicado conjunto”. 

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