“El 44% de los 227 millones de embarazos que se producen cada año en todo el planeta no son buscados ni deseados. De ellos, el 56% termina en aborto, el 32% en un parto no planificado y el 12% en abortos espontáneos”. Son estimaciones hechas en base a un estudio hecho por el Instituto Guttmacher y la Universidad de Massachusetts y publicado por The Lancet Global Health en marzo de este año.
Este análisis se había realizado por última vez en el año 2009, y desde entonces la tasa de embarazos no deseados y abortos en los países de altos ingresos fue disminuyendo significativamente, al mismo tiempo que aumentó la tasa de uso de anticonceptivos modernos. También se redujo la cantidad de embarazos no deseados que terminan en abortos. Pero lo cierto es que son los países de bajos y medianos ingresos los que tienen la tasa de aborto más alta, y en eso no hubo cambio significativos desde la década de 1990.
“Los abortos inseguros causan entre el 8% y el 11% de las muertes maternas en el mundo y ocurren predominantemente en países de ingresos bajos y medianos donde se concentran las políticas de acceso más restrictivas -advierte el informe-. Los factores socioeconómicos dificultan aún más el acceso”. Al mismo tiempo, el uso de medicamentos (combinación de mifepristona y misoprostol, o misoprostol solo) mejoró “sustancialmente” la seguridad de los abortos clandestinos.
Las tasas de aborto en países que los han despenalizado han bajado fuertemente (en España, por ejemplo, un 20%), y también los porcentajes de muertes por procedimientos mal realizados. Aunque el cero es un número que en salud pública es tremendamente difícil de alcanzar. Y es por eso que no debería ser usado como argumento a favor de la no despenalización.
Galería de imágenes
Comentarios