Thursday 18 de April, 2024

ECONOMíA | 01-07-2018 02:00

Cambios y continuidades en el establishment K

Adelanto del libro 'Entre la década ganada y la década perdida' sobre el periodo 2002/15.

Los principales hallazgos de esta investigación remiten a la existencia de líneas de ruptura entre el ciclo kirchnerista y la experiencia neoliberal, pero también de importantes puntos de profundización.

El grado de concentración económica resultó algo más elevado que en las postrimerías de la convertibilidad. Esto se ve reforzado ante el control que ejercen estos grandes capitales sobre múltiples variables, en particular los dólares comerciales.

Se destaca el retroceso relativo de las empresas de servicios públicos y cierta expansión de los sectores minero e hidrocarburífero, así como de la comercialización agropecuaria y algunas actividades no transables (construcción, juegos de azar, recolección de residuos, negocios inmobiliarios). El rasgo más remarcable pasa por la “reindustrialización” de la elite, pero inscripta en la ausencia de modificaciones de peso en el perfil de especialización predominante. En el ámbito fabril la única “novedad” fue la expansión de las ensambladoras de bienes electrónicos de consumo en Tierra del Fuego.

A partir de 2007 se aprecia una reversión parcial del proceso de extranjerización de la economía argentina, la cual se manifestó en forma paralela al dinamismo de algunas firmas pertenecientes a grupos económicos “viejos” y “nuevos”, así como al “retorno del Estado” en calidad de accionista de unas pocas grandes compañías. La notable extranjerización de la economía argentina en las últimas décadas no hace más que expresar la debilidad manifiesta del capital nacional. Incapaz de competir en igualdad de condiciones, esta fracción del empresariado local ha venido resignando porciones importantes de la estructura económica y se ha replegado, con pocas excepciones, hacia el procesamiento de recursos básicos relacionados con la “vieja” (pero sumamente actual) inserción del país en la división mundial del trabajo. Entre los “miembros ilustres” de esta fracción del poder económico se destacan Arcor, Ledesma, Madanes, Pérez Companc, Techint, Urquía y Vicentín, que bajo las administraciones kirchneristas se vieron beneficiados y, en muchos casos, potenciaron la internacionalización.

A ellos debería agregarse un conjunto de grupos que experimentaron un crecimiento notable en la etapa analizada y que antes ocupaban lugares marginales. Dicha expansión fue posible merced a la muy activa participación de estos actores en muchas de las “áreas de negocios” que se habilitaron desde el sector público en obras de infraestructura, energía, medios de comunicación, juegos de azar, regímenes promocionales específicos, etc. (Electroingeniería, Calcaterra, Caputo, Indalo, Pampa Energía, Newsan, etc.).

Sin transformación. La expansión de estos holdings “nuevos” fue posible por tratarse en general de actividades no transables y reguladas por el Estado. No se trata de un nuevo conjunto de “campeones nacionales” fomentados desde el aparato estatal, a la manera de los chaebols coreanos, para disputar una porción del mercado mundial en sectores dinámicos y/o intensivos en conocimiento, sino que se vinculan con el aprovechamiento de ciertos espacios de acumulación que operan a resguardo de la competencia externa.

Más allá de las diferencias que puedan establecerse entre estos capitales y los anteriores, es claro que su crecimiento en los últimos años no contribuyó a impulsar una reindustrialización basada en el desarrollo de nuevas capacidades productivas. Y por esa vía sentar las bases para una sociedad más inclusiva e igualitaria y reducir el nivel de dependencia.

En ninguno de los dos casos existieron proyectos articulados para generar modificaciones estructurales en el perfil de especialización e inserción del país en la economía global. En un caso, el de los “miembros ilustres”, debido a que su objetivo fundamental pasó por profundizar su inserción en el mercado mundial a partir del aprovechamiento de las ventajas comparativas domésticas. En el otro, el de los “nuevos burgueses”, en la medida en que el objetivo casi excluyente pasó por garantizarse ciertos “nichos de privilegio” al amparo de múltiples acciones y omisiones estatales.

* Coordinador del libro 'Entre la década ganada y la década perdida'. Investigador del Conicet y del IDAES.

por Martín Schorr*

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