Thursday 28 de March, 2024

SOCIEDAD | 08-08-2018 15:57

Nacho Figueras: el argentino más cool

Polista y amigo del Príncipe Harry, frecuenta el jet set internacional. Amigos top y marketing fachero.

Desde que el príncipe Harry se casó con la actriz Meghan Markle, la prensa internacional no deja de relatar el minuto a minuto de su relación. Pero si de titulares se trata, hubo una pareja argentina que le disputó el trono mediático al matrimonio real. Los duques de Sussex estuvieron en el torneo de polo de la ONG Sentebale, del hijo de Lady Di, celebrado en el “Royal Country of Berkshire Polo Club”, en Windsor. Y a pesar de que fueron noticia por su apasionado beso fuera de protocolo, dos argentinos, el polista Ignacio “Nacho” Figueras (41) y la ex modelo Delfina Blaquier (38), se convirtieron en los otros grandes protagonistas del encuentro. “Cuando querías que el trofeo se convirtiera en un violín. Qué increíble historia de amor”, escribió el jugador de polo en tono jocoso en Instagram, junto a la foto que lo retrata observando al matrimonio real besándose.

Es que los argentinos conforman una de las familias más cool del jet-set internacional. Y él, en los últimos años, se convirtió en uno de los referentes del selecto mundo del polo. Nacho Figueras, además de ser íntimo del príncipe Harry y embajador de su ONG, se codea con estrellas de la talla de Gwyneth Paltrow, Kate Hudson y la conductora televisiva Ellen De Generes.

El “David Beckham del polo” lo llamó el influyente diario “The New York Times”, por haber popularizado este deporte elitista en los Estados Unidos. Además, es de los más apuestos. Fue su aspecto el que lo que llevó a convertirse en la cara de la firma de lujo “Ralph Lauren”, para la que trabaja hace ya más de una década. En el 2015, el sitio “Models.com” lo ubicó dentro del ranking de los 18 modelos masculinos con mayor personalidad y con una jugosa carrera de trabajos para marcas de elite.

Cualquiera puede ser testigo de la vida llena de lujos de Nacho. Basta con entrar a las redes sociales de “Los Figueras”, como suelen llamarse en el mundo digital, para espiar sin demasiado esfuerzo a qué parte del mundo los llevó el circuito de polo profesional, que incluye Palm Beach, los Hamptons, Aspen, Londres, Sotogrande y Buenos Aires. Una vida de película ante la que cualquier mortal se rendiría.

Pero hasta el film más edulcorado tiene su costado agridulce. Y tal como pudo reconstruir NOTICIAS de allegados al jugador y al mundo del polo, el matrimonio, a pesar de promover un deporte emblemático de la Argentina, no siente demasiado apego por su país. “Se sienten por encima de lo argentino”, indican. Además, con un hándicap de 6 sobre 10, dentro del mundo del polo, dicen no es considerado un gran deportista, sino más bien una celebrity. “Para el polo no existe. La plata no la hizo jugando. Él se codea con Harry, pero es (Adolfo) Cambiaso a quien premia la reina Isabel II”, agregan. Pero, ¿Qué tiene Figueras que seduce tanto?

Rockstar del polo. “I know you want me, you know i want you” suena en el programa de la popular conductora estadounidense, Ellen De Generes. Es la canción de Pitbull que Ricardo Fort convirtió en su tema insignia. Entre aplausos y gritos de un público que, en su mayoría son mujeres, Nacho Figueras hace su entrada como una verdadera estrella: alza las manos, baila con la conductora y hasta se sube a una mesa donde hace una especie de meneo. Luego, ambos bromean sobre cómo llegaron a ser amigos (ver recuadro). El programa continúa con un Nacho desatado y carismático, en el que incluso se baja los pantalones para mostrar sus boxer. Y así se gana la simpatía del auditorio que ahora lo conoce en su faceta rockstar.

Sin embargo, quienes lo tratan en la intimidad lo describen, por el contrario, como una persona con un perfil muy bajo. “No es así cuando está en su casa”, describe un allegado a la familia. “No es el típico polista snob, es muy simple”, cuenta un amigo de la pareja.

Esta sencillez, indican, es la misma que explicaría el hecho de no tener dimensión de su fama mundial. En una oportunidad, Nacho se encontraba en Nueva York y se encontró con unos amigos para ir a tomar algo. Eligieron uno de los bares más top de la ciudad, donde incluso suelen verse a las celebrities locales, pero no tenían invitación. “Nacho pensaba que no nos iban a dejar entrar. Pero todos le decíamos que él ponía la cara y listo. ¡Y así fue!”, cuenta un amigo.

Hijo de un ingeniero agrónomo y un ama de casa, Figueras comenzó a jugar al polo a los nueve años. A los 17 debutó en París. Pero fue en 1997 cuando el morocho de rasgos latinos se hizo más conocido gracias al fotógrafo de moda Bruce Weber, que lo convirtió en uno de los modelos más cotizados de la firma Ralph Lauren, de la que aún es embajador (ver recuadro). Y de los rostros más vistos en las revistas que decoran las salas de espera, los puestos de diarios y los aeropuertos del mundo. Fue gracias a este rol de modelo que se catapultó a la fama y se convirtió en un jugador con un valor de 30 millones de dólares, como indica el sitio “The Richest”. “Él quiso hacer carrera en el polo, pero no le fue tan bien como a otros argentinos. Lo ficha Lauren y salta a la fama”, cuentan. Y agregan: “A las marcas les cerraba esta magia del deporte. Gracias a eso vive del canje”.

“Es un empresario fuerte del polo. Ni siquiera es el mejor jugador. Pero sabe capitalizar sus contactos, –que no son casuales–, como hizo con Ralph Lauren. Supo comercializar su imagen”, indican fuentes que conocen a los Figueras.

En la misma línea opinan quienes trabajaron con Nacho en algunos torneos, aunque revalorizan el papel del jugador por ser un promotor del polo en países donde no era tan popular. “Es el único que la gente fuera del deporte conoce. Vale la pena convocarlo porque aumenta el 'glam' para la prensa”, dicen.

Los medios extranjeros, de hecho, lo mencionan con frecuencia a Figueras. El polista suele ser un invitado recurrente de los eventos más top en el exterior. Por eso no sorprendió su presencia en el casamiento del príncipe Harry y Meghan, en mayo. Sin embargo, y a pesar de que la prensa lo destaca por ser argentino, el polista no da notas a medios locales. Este medio intentó comunicarse con él y no tuvo respuesta.

Pero tampoco sentiría demasiada conexión con el país. “Está orgulloso del lugar que se hicieron en 'Centauros Club de Campo', pero parecería que no tiene demasiado apego”, dice un conocido. Quienes lo tratan cuentan sin rodeos: “Siente que lo argentino le queda chico”.

Referentes. Si de buena imagen y apariencias se trata, en el manual de buenas costumbres del polo, los jugadores profesionales no sólo deben ser atractivos y buenos deportistas para atraer sponsors. Su imagen se cotiza aún más si están casados y sobre todo con una mujer que provenga de alta alcurnia. Este es el caso de Delfina Blaquier.

La ex modelo y atleta, devenida en fotógrafa, es la hija de Eduardo Blaquier y la ex corredora y modelo Delfina Frers. Además, es nieta de Malena Nelson Hunter de Blaquier, en cuya estancia familiar de “La Concepción” se han alojado personajes como el príncipe Enrique de Dinamarca. Incluso, Malena habría tenido un affaire con Felipe de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, según declaró hace unos años otra de sus nietas, Concepción Cochrane Blaquier.

Nacho y Delfina se conocieron a fines de los '90, en uno de los tantos partidos de polo que ella solía frecuentar. Pero recién se casaron en el 2005. Es que en el medio, la pareja vivió un impasse, justo después de que ella diera a luz a su primogénito, Hilario (18). “La dejó embarazada y la abandonó. Se hizo cargo cuando empezó a ser parte del mundo del polo. Se dio cuenta de que necesitaba una mujer para encajar”, aseguran quienes conocen la historia de esta pareja. “Hay un estereotipo de la mujer del polo, que es fina y linda. Tratan de no caer en lo frívolo. Ellos le dicen ser 'gauchita'. Vas con el mate, viajás con tu marido. Es una vida muy nómade”, explican a esta revista sobre el estilo femenino que se repite entre los polistas.

Desde entonces, son unas de las parejas y familias más destacadas de este deporte. “We are Figueras” (somos los Figueras), como ellos suelen llamarse en las redes sociales donde comparten fotos de su intimidad y de sus cuatro hijos: Hilario, Aurora, Artemio y Alba. Una prueba de que no sólo son una de las familias más destacadas y conocidas en el polo, sino también, una marca por la que las firmas más importantes del mundo mueren. Tal como resume un conocido: “Las marcas quieren tenerlos en todos sus eventos, y van a las fiestas más top del mundo. En este momento son los referentes argentinos más importantes que tenemos en el exterior”.

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