No es ir a comer a un restaurante con mesas individuales y un menú en el que se puede elegir el plato deseado. Es otra cosa. Es ir a comer a la casa del Cocinero, de Julio Lunghi. A su casa. Pocos invitados, porque para Julio son eso, invitados, no clientes, y así lo hace sentir.
Doce personas que no se conocen entre sí, y que están ahí para vivir la misma experiencia: compartir una mesa, entregarse a la conversación amena, al intercambio historias y anécdotas y, por supuesto, a disfrutar de muy buenos platos maridados con excelentes vinos.
“Mi cocina tiene toques distintivos y sabores sorpresivos, pero cuido especialmente que no se torne pretenciosa, grandilocuente. Imagino nutrir, alimentar, acariciar el paladar y el resto de los sentidos sin invadir la experiencia".
"Pretendo que quien prueba mi comida, comparte mi mesa y entrega parte de su historia, se lleve atesorado en su corazón un momento placentero, con texturas, aromas y sabores de esos que llegan curiosamente al alma".
"Porque al compartir una mesa con personas que es la primera vez que nos vemos las caras y a quienes le entregaremos un retazo de la historia de nuestras vidas llevándonos a cambio una colección de relatos únicos e irrepetibles, el lugar de la comida debe pasar a un plano secundario".
"Lo lindo, lo evocable, lo maravilloso de un grupo de personas alrededor de una mesa, es que nos podamos llevar la calidez del rato que vivimos. La comida es parte de ello, pero no lo único”, describe Julio.
¿Cómo nació la idea de generar estas experiencias gastronómicas?
Hace unos cinco años, un amigo me insistió para que pensase este concepto de puertas cerradas. Primero como prueba y timidamente, y luego con planificación, decisión y mucho esfuerzo, comencé a crecer. Cambié de espacio, se sumó gente y formamos un equipo.
En fin, casi naturalmente, pero con mucha conciencia, nos encontramos en que hemos creado un lugar único, distintivo, especial.
Asi lo expresan los invitados que vuelven, y dejan claro que cada vez que están en nuestra mesa, es como si fuera la primera vez. No solo por los platos, sino por la magia que nos encargamos de generar y la empatía que se logra con los invitados.
¿Qué tipo de cocina es la que propone?
Nuestro menú es un recorrido de nueve pasos con el respectivo maridaje. Se basa en el modo italiano: antipasto, pasta, piato forte e dolce.
Obviamente que tiene connotaciones de autor. La pasta no siempre es pasta, y el antipasto comienza mucho antes de que los invitados lleguen a la mesa pues recibimos en la sala, con bocados y un trago que también recreamos para que sintonice con el menú que diseñamos.
Uno de mis hijos es mi Souscheff y gran investigador de tragos y bebidas. El menú lo cambiamos todas las semanas o, como máximo, cada quince días.
Para más información: Tel: (+54 9 11) 5570-9678.
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