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CULTURA | 05-11-2022 00:41

10 años la muerte de Leonardo Favio: ¿Cuál fue su película perdida?

Su legado todavía está vigente, en cine y en la música. Años antes de su fallecimiento, un grupo de jóvenes seguidores descubrieron un film inédito.

El 5 de noviembre de 2012, Fuad Jury paso a la inmortalidad y, con ello, al recuerdo de cientos  miles de  personas que lo conocieron, con el seudónimo artístico de Leonardo Favio. El artista, nacido en el pueblo mendocino de La Catitas en 1938, llego a la fama, en plena juventud, de la mano del cineasta Leopoldo Torre Nilson.

Cineasta, cantautor,  actor, productor, guionista y militante político  fueron algunas de las prolíficas actividades que llevo a cabo a lo largo de 74 años. Sin embargo, el cine fue su vínculo más fiel y perduro toda su vida. Una curiosidad es que su paso por la pantalla grande  le valió un fuerte reconocimiento popular, que se encuentra  reflejado en distintos homenajes; desde  la facultad audiovisual de la Universidad Nacional de las Artes  hasta las salas de cine y auditorios culturales llevan su nombre.

Es por eso que Leonardo Favio todavía genera el interés por su vida y dedicación, más allá de su obra. Las múltiples facetas de su carrera son recordadas, en distintas medidas, de acuerdo a la región. En varios países sudamericanos, como Colombia, su recuerdo predominante  se encuentra en la música y en su voz. Su exilio político, a mediados de los 70 debido a su militancia peronista, fue uno de los motivos de sus giras musicales por distintos países de Latinoamérica con enorme popularidad. Su  extensa obra musical llego a los 30 discos, entre álbumes y compilados.

En cambio, en Argentina, su labor en el cine marco un punto de inflexión que se mantiene en la juventud y en los futuros cineastas. Por otra parte, ese furor estaba germinando en los últimos años del realizador. Gabriel Patrono, joven gestor cultural y fundador del ciclo La Nave de los Sueños, el periodista Martin Wain y el programador de cine José Ludovico se contactaron con el reconocido artista por una propuesta.

“En su oficina de la calle Pasteur, alrededor del 2005, nos reunimos con Leonardo. Él quería poner sus guiones, con tachaduras y correcciones, a disposición de los estudiantes para editarlo como fascículos. Sin embargo, no lo podíamos hacer, pero surgieron otras dos propuestas muy interesantes. La primera hacer un libro con las fotos de los rodajes de sus películas y la otra encontrar  su primer cortometraje que dirigió y que había perdido”, recuerda Patrono.

“Crónica de un niño solo” de 1965 fue el primer largometraje como director del joven actor Leonardo Favio. Pero no fue la primera película que filmo, cinco años antes había dirigido “El amigo”, un cortometraje independiente hecho con compañeros del ambiente del cine nacional. La experiencia de ese rodaje, ambientado en un parque de diversiones y con actores infantiles, le sirvió para desarrollar su ópera prima de larga duración.

“Nos pusimos en búsqueda del corto. Nosotros siempre estuvimos vinculados con coleccionistas, historiadores, archivistas y cineclubistas, gente con acceso a mucho material fílmico. Yo había visto el cortometraje en los 90, lo que no sabía es que Leonardo no lo tenía”, explica Patrono y agrega: “Estuvimos un año buscándolo hasta que logramos conseguir, que nos presten por unas horas una única copia en 16 mm, por intermedio del cine club Puerta amarilla, que ni siquiera sabíamos si estaba en condiciones, y lo grabamos en la mejor calidad que pudimos para llevárselo. Ese mismo día, fuimos al rodaje de Aniceto y ahí mismo le entregamos el corto a Leonardo”.

La aventura de Patrono, Wain y Ludovico no termino allí. Tras el profundo agradecimiento por parte del realizador, los jóvenes aprovecharon para proponerle una presentación del film en la Biblioteca Nacional. Patrono rememora: “Hablamos con el director de esa época, Horacio González. Le pedimos una reunión y le contamos que teníamos a Favio y el corto. Horacio nos ofreció el Auditorio Borges y acompañarnos en todo. Después nos ayudó para que publicáramos el libro. Finalmente,  fue esa presentación del martes con Leonardo Favio la primera función del ciclo de La Nave de los Sueños en la Biblioteca Nacional y nos quedamos casi 20 años. Fuimos por un martes y nos quedamos mil martes”.

Leonardo Favio tras el estreno de “Crónicas de un niño solo" finalizo su trilogía cinéfila en blanco y negro con “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más...” (1966) y  “El dependiente” (1969). Le siguió el éxito masivo y comercial con “Juan Moreira” (1973), “Nazareno Cruz y el lobo” (1975) y “Soñar, Soñar” (1976). “Gatica, el mono”, “Perón, sinfonía de un sentimiento” y “Aniceto”, fueron sus últimas obras en la pantalla que posicionaron en la leyenda del cine nacional.

El legado y la pasión que despierta Leonardo Favio perduran en el público argentino y en los cineastas. Tras el éxito de la publicación en 2008, todavía se consiguen contados ejemplares de la última reedición del libro“La memoria de los ojos: filmografía completa de Leonardo Favio”. Un libro escrito por varios críticos y cronistas, como Paulo Pécora, Martin Wain y José Bríndisi, entre otros,  que se encuentra en tiendas especializadas como Función Privada.

Un testimonio personal de Gabriel patrono, uno de los rescatadores del film perdido del realizador, sintetiza el fervor por Favio: “Estuvimos cerca del artista que a nosotros nos influyó y que nos hizo dedicar a la gestión cultural, a la música y al cine. Fue uno de  esos tres artistas que uno tiene  como referencia. Siempre cruzarse con alguien así es muy comprometedor emocionalmente y nos dio mucha fuerza para seguir adelante con nuestro futuro y nuestra dedicación en la vida”.

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Gustavo Winkler

Gustavo Winkler

Redactor.

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