El banco de inversión norteamericano Morgan Stanley difundió este domingo a sus clientes un informe positivo sobre la renegociación de la deuda argentina. Lo elaboró después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendara el viernes a la Argentina una poda de entre 55.000 millones y 85.000 millones de dólares en los pagos de deuda en los próximos diez años, de que su directora gerenta, Kristalina Georgieva, se comunicara en buenos términos con el presidente Alberto Fernández y de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentara su plan fiscal para cumplir con el pasivo una vez reestructurado. Antes de todo esto, Morgan Stanley temía un default argentino.
“El FMI y las autoridades financieras (de la Argentina) presentaron un marco coherente para la reestructuración de la deuda”, señala el informe del banco estadounidense, que elaboraron el estratega Simon Waever en Nueva York y el economista Fernando Sedano en Brasil. “Al tiempo que no revelan la propuesta actual (de pago), los detalles sugieren que se requieren significativos ahorros de liquidez, por lo que no es segura una quita grande, con un periodo de tiempo de 2020 a 2030 para el ahorro manteniendo flexibilidad”, razona la entidad.
Morgan Stanley calcula que la quita equivaldría al 25% del valor presente neto de los bonos por canjear, superior al 15% que pedían los fondos de inversión, pero inferior al 30% o 50% con que amagaba el Gobierno. Implicaría recorte de intereses y extensión de plazos, pero no grandes quitas de capital. El banco especula con que la administración de Alberto Fernández buscará un acuerdo rápido y por eso evitará proponer fuertes podas, aunque tampoco las descarta en un escenario menos probable.
La entidad recuerda que el FMI juzga que la Argentina no puede afrontar pagos de intereses en dólares hasta 2024 y que a partir de entonces no pueden superar el 3% del PBI. También que el organismo ansía que el país reduzca su deuda neta del 56% del PBI al 40% entre 2020 y 2030.
Morgan Stanley considera razonable que la Argentina no proyecte un crecimiento mayor al 2% anual en el largo plazo, dado su experiencia histórica, ni un superávit fiscal primario (antes del pago de deuda) superior al 1% del PBI. Claro que la entidad advierte que el coronavirus puede empeorar las proyecciones y alerta sobre la paulatina pérdida de competitividad cambiaria por efecto de la inflación y la quietud relativa del dólar oficial.
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