Friday 19 de April, 2024

EN LA MIRA DE NOTICIAS | 10-02-2020 10:26

El peligroso debate doctrinario K por los “presos políticos”

El Presidente tuvo que salir a descalificar a militantes y hasta funcionarios oficialistas, para frenar la escalada de una interna inoportuna.

En medio de la primera gran interna oficialista a cielo abierto, Cristina Fernández salió a tomar posición durante la presentación de su libro en Cuba. Allí le dedicó buena parte de su mensaje a denunciar el “Lawfare”, y lo vinculó con la cuestión de la deuda externa y los métodos de antes y de ahora para perseguir combatientes contra el neoliberalismo. Sin embargo, se cuidó de no pronunciarse explícitamente sobre la discusión de si hay o no “presos políticos” en la Argentina de hoy, discusión semántica que fue escalando durante la ausencia de Alberto Fernández del país, y que a su regreso lo forzó a mostrar su fastidio con la pulseada entre kirchneristas.

Así como Cristina enlaza las detenciones ilegales de la dictadura setentista con las actuales “persecuciones” judiciales a su persona, su familia y a reputadas figuras K, también el Presidente mezcló el pasado con el presente en su discurso inaugural, cuando usó la marca “Nunca Más” para referirse a su plan de reforma judicial, para acabar con el Lawfare. O sea que algo de responsabilidad tiene Alberto en este debate intraoficialista que ahora califica de “innecesario”.

También Cristina da lugar a metáforas inoportunas. En su conferencia en la Feria del Libro de Cuba, la Vicepresidenta calificó el acoso a su familia por parte de la Justicia y la prensa supuestamente asociada con Mauricio Macri como una metodología típica de la mafia calabresa. Pero si hablamos de mafia, basta solo recordar la segunda parte de “El Padrino”, filmada por Francis Ford Coppola, para pensar en postales mafiosas cuando asistimos al show de arrepentidos que se arrepienten de haberse arrepentido, o a presos que amenazan sutil pero insistentemente con cambiar su postura heroica de permanecer callados mientras sus jefes y excolegas disfrutan de la libertad. Guillermo Moreno lo expresó brutalmente cuando le pidió a los compañeros que no canten.

La discusión sobre los “presos políticos” de hoy está espiralando de tal manera que la forzada luna de miel que el abertismo logró en base al terror por el default financiero, se puede evaporar por culpa de la propia tribuna kirchnerista, que mete presión al Gobierno para que deje de ganar tiempo y se ponga a tomar decisiones fuertes en temas calientes. La pelea que abrió Julio De Vido contra ministros albertistas, desde su prisión domiciliaria VIP, se extendió en el oficialismo, al punto de que el propio gobernador bonaerense y una ministra del Gabinete nacional contradicen en público al Jefe de Gabinete, al Canciller y al propio Presidente en la definición oficial sobre “presos políticos”.

A simple vista, podría interpretarse este debate (algo obsceno, por el uso de los DDHH para chicanear “compañeros”) como la aparente puja, por otros medios, entre Cristina y Alberto, que la oposición y la prensa anti K no deja de machacar. Sin embargo, el tablero podría ser más complejo. Si los presos políticos K cantaran, seguramente podrían dañar mucho más a Cristina que al actual Presidente. Entonces, es posible que la batalla contra el Lawfare tenga como objetivo principal liberar a Cristina y su familia, y como derivado secundario beneficiar a ciertos presos, pero no a todos, que quizá tengan que pagar estoicamente el precio de darle verosimilitud jurídica al plan de liberación K, que encabeza Alberto Fernández, como parte de su entendimiento con la Jefa.

De ese modo, Alberto no sería el enemigo, sino el escudo contra el kirchnerismo y hasta el cristinismo residual que buscan condicionar a Cristina y su presidente designado en la cuestión de los “presos políticos”. No es la primera vez que Cristina le da la espalda a su entorno para avanzar a una etapa superior –o inferior, son gustos- de su carrera política. Tampoco es la primera vez que el peronismo le dice a sus jefes (incluso al propio Perón) lo que es correcto hacer según la biblia de las verdades justicialistas. El peligro es que esa clase de debates doctrinarios no registra finales felices en la Argentina.

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Silvio Santamarina

Silvio Santamarina

Columnista de Noticias y Radio Perfil.

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