Friday 19 de April, 2024

OPINIóN | 04-04-2020 14:53

El Cacerolazo del Lunes 30, sólo un sueño

El genio de Freud sigue teniendo razón. En Argentina, la grieta va camino a profundizarse y tal vez ya haya que cambiarle el nombre por “narcisismo de las enormes diferencias”.

Por segunda vez, un ruido se transformó en música para mí. La primera, fue hace ya casi diez años. 

Ambas tuvieron elementos en común, porque en mi casa, los compositores, los músicos y los instrumentos, eran los mismos. También tuvo elementos nuevos, ya que fueron los músicos esta vez los que me convocaron el lunes 30 de marzo a las 21,30 hs, a un "cacerolazo" reivindicatorio, cuyo sentido comprendieron mucho mejor que yo a través de explicaciones que les fui dando, sin darme cuenta, desde el inicio del periodo de aislamiento, entre tareas y tareas del colegio, entre juegos y juegos de entre casa, entre enojos y risas de excesiva convivencia.

Fue así que, apurados por no llegar tarde a la cita, buscaron las cacerolas, las ollas, las sartenes, las tapas, las cucharas, las más baqueteadas, para golpear sin miedo, y para que la música pueda sonar lo más fuerte posible. Los instrumentos elegidos contaban con la experiencia necesaria porque eran los que ya habían cumplido una función parecida, cuando, de chiquitos, yo misma se los desparramaba por el piso para que las usen de batería, y no precisamente de las de cocina, sino de las musicales, para que hagan percusión apasionadamente, desplegando la inimaginable creatividad de un niño, para componer el primer ruido más lindo que en mi vida pude escuchar, el que debo reconocer, tenía un estilo Heavy Metal, pero algo desafinado y un poco taladrante.

Cierto es que la música es el arte de combinar los sonidos ya sea de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, para deleitar y conmover la sensibilidad, y que, las ollas, las cacerolas y las sartenes, del pasado lunes 30, no llegaron a conquistar el objetivo a través de la armonía. 

Pero se podría decir, que la finalidad la alcanzaron igual, ya que todos los sonidos se pusieron de acuerdo para una acción conjunta. Y lo conmovedor ha sido que, por lo menos durante treinta minutos, prácticamente desapareció el llamado “narcisismo de las pequeñas diferencias”. Sigmund Freud se refirió al “narcisismo de las pequeñas diferencias" como el mecanismo fundante de la intersubjetividad social. Respecto a esto, nos dice: "No es fácil para los seres humanos evidentemente renunciar a satisfacer ésta su inclinación agresiva; no se sienten bien en esa renuncia. No debe menospreciarse la ventaja que brinda un círculo cultural más pequeño: ofrecer un escape a la pulsión en la hostilización a los extraños. Siempre es posible ligar en el amor a una multitud mayor de seres humanos con tal que otros queden fuera para manifestarles la agresión. En una ocasión me ocupé del fenómeno de que justamente comunidades vecinas y aún muy próximas en todos los aspectos se hostilizan y escarnecen: así españoles y portugueses, alemanes del Norte y del Sur, ingleses y escoceses, etc. Le di el nombre de "narcisismo de las pequeñas diferencias".

Y así fue que entonces que el Lunes 30 de Marzo, sin distinción de edades ni clases sociales y, hasta cierto punto, de ideologías políticas, nos unimos a través de un lazo imaginario común y golpeamos juntos, enérgica y vehementemente, nuestras fogueadas o novatas baterías de cocina, tocando una emocionante música de protesta social, para reclamar que reduzcan temporalmente las jubilaciones y los salarios de funcionarios públicos. Pero a pesar de los años, el genio de S. Freud sigue teniendo razón y parecería haber sido sólo un sueño, uno de esos de los que uno despierta con la contrariada sensación de estar feliz pero desilusionado a la vez, porque a las pocas horas el Sr. presidente salió a intentar bajarnos de los balcones de un plumazo, diciendo que no tenía previsto consentir semejante capricho. Si. Sólo un sueño, la grieta va camino a profundizarse y tal vez ya haya que cambiarle el nombre por “narcisismo de las enormes diferencias”, desde cualquier punto de vista que quieran mirarlo.

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Paula Martino

Paula Martino

Psicoanalista.

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