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SOCIEDAD | 19-01-2020 16:26

Mara Gómez y el debate del deporte trans

Por primera vez, una chica trans podría participar en un torneo de la AFA.

Mara Gómez tiene 22 años, estudia enfermería y se dedica al fútbol de manera profesional. Entrena cuatro días por semana y dice que el deporte “fue una terapia fundamental para atravesar los momentos más difíciles”. Hasta ahí, su historia podría ser la de cualquiera que quiera triunfar con la pelota. Sin embargo, el 8 de enero se levantó temprano y, mientras desayunaba, vio su foto en la televisión. La noticia de que una chica trans podría participar de un torneo oficial de la Asociación de Fútbol Argentino abrió un debate nacional que la tuvo como protagonista. La contactaron de medios de todo el país y mientras que ella escuchaba cómo, en su nombre, se discutía sobre competencia desleal, testosterona y discriminación. “Fue una semana bastante dura y movida”, reconoce a NOTICIAS y agrega: “Me costó, pero si sirve para ampliar derechos y construir maneras nuevas en la sociedad, está genial”.

La discusión sobre la inclusión de personas trans a las competencias deportivas profesionales no es nueva. De hecho, en 1974, la tenista trans Renée Richards desafió todos los mandatos cuando consiguió que un tribunal de Justicia de Nueva York obligara a la federación estadounidense a permitirle competir en el US Open.

La Argentina, con el hockey a la cabeza, también registra antecedentes recientes en cuestión de ampliación de derechos. Las resoluciones judiciales y la aprobación de nuevas legislaciones permite que, en la teoría, las personas trans puedan competir en las categorías con las que se sienten identificadas.

Sin embargo, a pesar de los avances escritos en normativas, cada vez que se conoce una historia de estas características, aparece la resistencia. "Si bien yo me imaginaba que si AFA me fichaba el primer partido iba a ser todo un revuelo, nunca pensé que todo iba a explotar tanto con la foto de mi presentación. Fue una semana dura y movida. Tuvo cosas buenas pero también estuve preocupada porque, en definitiva, todavía no estoy fichada", dice la jugadora.

Fútbol profesional. Mara, oriunda de la ciudad de La Plata, empezó a jugar al fútbol a los 15 años. "Había vuelto de vivir un año con mi papá en Chaco. Las chicas y los chicos del barrio hicieron una canchita y me invitaron a jugar. Después, me fui dando cuenta que me hacía bien, que era una terapia. Le empecé a dedicar tiempo y empezó a formar parte de mi vida. Hoy es algo que necesito, no juego solamente porque me gusta", cuenta.

El crecimiento en el deporte no fue lineal. Hubo un tiempo que se tuvo que alejar por no tener un DNI con el nombre con el que se identificara. Cuando regresó al juego, le abrieron las puertas en un club de barrio y ahí la empezaron a observar. Después de ser bicampeona con el club Las Malvinas en la Liga Amateur Platense y goleadora, la convocaron desde Villa San Carlos.
Su entrenador la define como una gran delantera y subraya un punto que, para muchos, es central: su gran habilidad no es la fuerza.

En el debate sobre la inclusión de personas trans se vuelve una y otra vez sobre las diferencias biológicas entre los cuerpos de los sexos. De ahí, que quienes se resistan insistan con la supuesta idea de una competencia desleal.

Sin embargo, para las autoridades de la AFA hay un camino que puede despejar la cuestión: uno de los requisitos que se le impuso a Mara para poder ser fichada es que presente un examen de testosterona en sangre. El estudio ya fue presentado y en el entorno de la jugadora confían en que se va a avanzar sin problemas.

Para Mara tener que presentar el examen no tiene demasiado sentido aunque entiende que, en la actualidad, es algo necesario en determinados ámbitos: "No estoy muy de acuerdo porque eso no explica las razones por las que el ser humano tiene ciertas capacidades. Por más que tengas una ventaja fisiológica, por más que tengas velocidad y fuerza, si no entrenás, no vas a saber jugar al fútbol. Perdí un montón de partidos y no me ha servido la velocidad o la fuerza”, reconoce.

Hockey pionero. La Confederación Argentina de Hockey tiene fichadas, en la actualidad, a doce jugadoras trans. Sin dudas, en el país, este se convirtió en uno de los deportes más inclusivos.

Sin embargo, no se logró sin luchas de las propias jugadoras. Uno de los casos que mayor trascendencia consiguió fue el de Jessica Millamán, de Chubut. Cuando en 2014 rechazaron su fichaje sin razón alguna, reclamó a través de un video que se viralizó de inmediato. El revuelo que armó fue tal que, no sólo consiguió poder jugar sino que cambió la historia del deporte para siempre: el Comité Olímpico Internacional escuchó su historia, cambió su normativa y reconoció a las personas trans.

A partir de Millamán, el Comité pide un examen de testosterona pero no pone mayores limitaciones. "Es cierto que puede ser discriminatorio pero no estoy en desacuerdo con el estudio", dice a NOTICIAS la jugadora. Para ella, todo se trata de procesos: "Soy positiva, creo que se están cambiando muchas cosas", agrega.

Mía Gamietea, de San Luis, y Natalia Lazarte, de Tucumán, son otras de las dos que tuvieron que judicializar su situación para conseguir jugar. A la puntana, la habilitación le llegó a través de un amparo judicial en 2017. Por su parte, Lazarte consiguió en el mismo año que un juez condenara a la asociación deportiva que le negó el fichaje sin motivo y pudo volver a la cancha.

Mara conoce cada una de estas historias. No son tan diferentes a la suya. "Lo único distinto conmigo es que puede marcar una diferencia en el fútbol profesional. En lo que es la vida, todas las chicas y los chicos trans sufrimos un montón dentro de la sociedad", dice. Mientras su nombre sea una noticia nacional significará que falta camino por desandar. "Por eso repito que a mí, literalmente, el fútbol me salvó la vida. Estaba pasando un momento de cambios con mi transición y mi identidad y el me ayudó a superar todo”, recuerda. 

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