Autorizados a circular desde el inicio de la cuarentena, los trabajadores de plataformas de delivery se convirtieron en uno de los grupos esenciales en plena pandemia para mantener activo el sector gastronómico y trasladar también otros productos. Pero después de 50 días de copar las calles en soledad, se unieron en una caravana para reclamar mejores condiciones laborales.
La protesta, que incluyó un paro nacional al que no todos se adhirieron, se replicó en varias ciudades del país. Los protagonistas de la huelga exigieron un aumento salarial a las empresas Rappi, Pedidos Ya, UberEats y Glovo, además de elementos de seguridad imprescindibles para prevenir el contagio del Covid-19.
"Estamos absolutamente desprotegidos. Las empresas se hacen las desentendidas. Dicen ‘si, vamos a charlar’ y nunca nos llega nada”, contó un repartidor llamado Carlos durante la protesta por barbijos, alcohol en gel y guantes en La Plata. En diálogo con FM Cielo, el trabajador contó que les "pagan 42 pesos por viaje y ese monto no se modifica desde hace más de un año".
El último reclamo del sector había sido el 22 de abril. Desde entonces, los trabajadores aseguran que recibieron "a cuenta gotas" los elementos necesarios y obligatorios para cumplir con su tarea sin poner en riesgo su salud y la de los clientes.
En la Ciudad de Buenos Aires la protesta comenzó en el Obelisco. Desde ese lugar y custodiados por la Policía, los repartidores pedalearon o avanzaron con sus motos por la calle Cerrito, paralela a la 9 de Julio, y siguieron la caravana por una Avenida de Mayo casi vacía. Con gritos, música y tocando bocina, se hicieron ver en su camino hacia el Ministerio de Trabajo, donde volvieron a dejar constancia de la precariedad en la que se encuentran.
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