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MUNDO | 06-12-2019 11:09

Barcelona y un escándalo bilateral: una de espías rusos

La Justicia española investiga el accionar de agentes a las órdenes de Putin en el "procés" catalán. El GRU y la unidad 29155.

El mito del espía ruso provocando todo tipo de maniobras ilegales para provecho de Moscú parece no ser solamente una paranoia constante del cine norteamericano. Según la Agencia Nacional de España, que en este momento tiene entre manos una delicada investigación reservada, agentes de inteligencia rusos habrían participado en actividades relacionadas al “procés” separatista catalán. En particular, la investigación se centra en un grupo especial, la llamada Unidad 29155, una célula militar de elite que trabajaría bajo las órdenes del GRU, el departamento central de inteligencia militar de Rusia.

Según dio a conocer el diario El País, el juez Manuel García Castellón se encuentra trabajando en una causa contra los miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) por la creación de grupos de choque violentos, el llamado Equipo de Respuesta Táctica, a los que se ha secuestrado un gran arsenal de explosivos y que buscaba instaurar la República Catalana a como dé lugar. El otro grupo en la mira del magistrado y acusado de terrorismo es Tsunami Democràtic, una asociación de ciberactivismo responsable de convocar a las protestas que terminaron en grandes choques con la policía el pasado 14 de octubre.

El punto es que esta unidad 29155 del GRU ha sido identificada y varios de sus miembros condenados en distintos países de la Unión Europea, por su interferencia en procesos electorales, intentos de asesinatos y hackeos varios. En especial, el gobierno español apunta al agente ruso Sergei Fedotov, quien había viajado bajo identidad falsa a Barcelona en dos oportunidades, la última en los días anteriores al llamado a referéndum por la independencia celebrado en 2017, un hecho para nada casual teniendo en cuenta los antecedentes de este agente.

Barcelona

Desestabilización. El grupo militar de elite 29155 está directamente acusado de su participación en el intento de envenenamiento del ex espía ruso Sergei Skripal y su hija, ocurrido en marzo del 2018 en Reino Unido, utilizando un agente nervioso llamado Novichok, una letal arma química desarrollada en Rusia durante los años 70.

El gobierno británico acusó al GRU ya que se probó que días antes del envenenamiento de Skripal, agentes de esa organización habían volado a la ciudad de Salisbury, donde se consumó el intento de homicidio.

Estos agentes habían sido captados por cámaras de seguridad caminando por la ciudad. Identificados como Anatoli Chepiga y Alexander Mishkin, seguramente nombres falsos, se defendieron en la televisión rusa asegurando que se encontraban en Gran Bretaña haciendo turismo, visitando la famosa catedral. Un tercer sospechoso habría participado del hecho: Sergei Fedotov, el ahora investigado por entrar y salir de España durante la rebelión catalana.

Estos hechos no serían algo aislado sino que la inteligencia rusa estaría detrás de varios procesos de desestabilización política tanto en Europa como en Estados Unidos.

Según ha develado el sitio Bellingcat, un portal de investigaciones periodísticas basado en códigos abiertos, los muchachos del GRU, además de viajar a Barcelona durante el “procés”, estarían involucrados en los incidentes de Crimea en el 2014, en Moldavia ese mismo año, en el fallido golpe de estado en Montenegro en 2016 y en un ciberataque a la Agencia Mundial de Antidopaje (AMA) de Suiza.

The New York Times fue el otro medio que develó al grupo 29155, publicando una extensa investigación que da pruebas sobre su participación en el intento de asesinato del traficante de armas búlgaro Emilian Gebrev, ocurrido en 2015. Otro hecho relacionado a este escuadrón de espías militares rusos sería el ataque al avión de la Malaysia Airlines, derribado en Ucrania en 2014 y por el cual perdieron la vida 298 personas.

Las injerencias de Rusia han alcanzado incluso a las últimas elecciones de Estados Unidos, con las acusaciones por hackear los servidores del Comité Demócrata y la generación de fake news para provocar la derrota de Hillary Clinton, así como sospechas sobre el financiamiento al partido de ultraderecha italiano de Matteo Salvini, la Liga Norte, o al Frente Nacional de Marine Le Pen, en Francia.

La agencia. El GRU fue fundado en 1918 apenas concluida la Revolución Bolchevique, por orden del Consejo Militar Revolucionario del Ejército Rojo liderado por León Trotsky.
Fue el propio Lenin quien le otorgó el estatus de independencia respecto a otras agencias secretas de Estado, algo que le permitió sobrevivir incluso al desmembramiento de la URSS, cuando cerró sus puertas la famosa y temida KGB.

Poco conocida, la GRU se especializó en hacer el trabajo más sucio de la inteligencia rusa, cuyas operaciones clandestinas tuvieron un papel muy activo durante la Guerra Fría, las guerras de Chechenia, de Crimea y actualmente en Ucrania, apoyando a los separatistas prorrusos.

“La unidad militar 29155 de GRU es un escuadrón de inteligencia de alto secreto que consta de aproximadamente 20 oficiales encubiertos con experiencia práctica en combate y provenientes de una amplia gama de antecedentes, que van desde el rubro de la inteligencia hasta la medicina”, asegura el portal Bellingcat.

La Guardia Civil española ha encontrado indicios del espionaje ruso a través del nexo con uno de los protagonistas del movimiento separatista catalán: Víctor Terradellas, ex presidente de la desaparecida CDC, la Convergencia Democrática de Cataluña, y uno de los mayores colaboradores en asuntos externos del presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont.

Investigado por malversación de fondos, Terradellas había intercambiado mensajes con Puigdemont durante el referéndum del 2017, que terminó con la huida de este hacia Bélgica. En aquellos mensajes de WhatsApp, Terradellas prometía la ayuda del Kremlin mientras presionaba al líder separatista para declarar la independencia.

Por su parte, el Kremlin ha negado sistemáticamente cualquier relación con los hechos. El embajador ruso en España, Yuri Korchagin, asegura que el periódico El País opera para “potencias que quieren socavar las relaciones bilaterales amistosas y dinámicas entre Rusia y España”. “En el espacio mediático, sobre todo en Europa Occidental y en Estados Unidos, circulan diferentes tipos de fantasías sobre ciertos grupos de algunas personas que llegaron para dos horas y después se fueron por alguna razón. Un turista llegó y luego se fue, una cosa increíble”, sostiene Korchagin.

La fantasía y la paranoia son justamente los ingredientes principales de las películas de espionaje y contraespionaje donde los rusos, por alguna razón, siempre son los malos. 

por Carla Oller

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