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NOTICIAS URUGUAY | 11-01-2020 20:35

Diego Delgrossi: "En Uruguay, el jet set son los políticos"

Es colorado. Se enfrenta a la policía moral, con la incorrección política. Celebra la alternancia en el poder. El humor en tiempo de redes.

Desde hace algunos meses, en plena campaña electoral, el actor, conductor, profesor de historia, Diego Delgrossi (Montevideo, 1971) es protagonista, junto al también actor, Roberto Moré (50) de un ficticio enfrentamiento de acusaciones cruzadas. Uno dice que el otro es un agente encubierto de Estados Unidos y la respuesta, son supuestas pruebas del colaboracionismo comunista. El juego pretende tomarle el pelo a las diferencias que se generaron en la campaña electoral. Delgrossi colorado, Moré, frenteamplista, ambos amigos, humoristas, demuestran lo valioso que es reírse de uno mismo y con el otro. Luego de sujetar a dos inquietos ovejeros alemanes, recibió a NOTICIAS en su casa, y comenzó a contar cómo surgió este particular enfrentamiento.

Diego Delgrossi: Seguimos en una hermosa “guerra tibia”. Fue una iniciativa de él, después que salió el spot de los referentes de cultura del Frente Amplio. Estábamos charlando en redes y me dice: “che, viste qué jodida está la cosa”. Gente que hasta antes que saliera el spot consideraba que yo era bárbaro y ahora parece que soy el peor del mundo”. Y yo le dije lo mismo, gente que me seguía, que me iba a ver al teatro, me seguía por televisión, ahora que firmé la carta (de la oposición) soy Torquemada o el hermano menor de Hitler. Entonces me propone hacer algo para descontracturar. Nos planteamos las pautas, las adornamos, nos empezamos a pasar material el uno del otro, es decir, hicimos cada uno nuestro propio recontraespionaje. Cuando quisimos acordar, era “trending tropic” y no sé que cosa. Me llama y me dice “se nos fue de las manos”. Y así seguimos hasta hoy. Es más, ya te anuncio que en marzo o abril haremos algo de teatro con algo alusivo a esta guerra fría entre bloques políticos y futbolera.

Noticias: La campaña de ustedes le puso mucho humor a un estado de situación muy crispado.¿Cree que es circunstancial por la campaña electoral o es más profundo?

Delgrossi: Es muy raro. En las redes se ha manifestado una virulencia preocupante, porque parecen que viven su mundo paralelo. Sin embargo, en la vida real, que es lo que importa, esto no es tan así. Esta campaña me pareció menos agresiva que la del 2014 o la del 2009. Creo que mucha gente tiene eso como válvula, cuando antes, lo que hacía era tirar una bomba de pintura contra un comité o quemar una bandera. La parte buena de la red social, es que sirve de catarsis y queda circunscripto allí. Yo tuve un accidente de tránsito hace seis años y claro, al principio como Juan el Bautista, mi cabeza en bandeja de plata. Soy un tipo que voy al almacén, a la farmacia, voy al estadio, voy al tablado, doy clases, es decir que, por día, veo a no menos de doscientas personas y jamás vino nadie a decirme ni la décima parte de insultos que recibí en las redes. Pero nadie, nadie. Ni siquiera un camionero al pasar. Hay que saber administrarlo.

Noticias: Entiendo que las redes sean esa válvula de escape, pero ¿esa sensación de enfrentamiento e intolerancia, es un reflejo de la sociedad?

Delgrossi: Es el reflejo del alma humana, porque en las redes uno se desnuda. Son como antes, los bailes de máscaras, donde no sabés qué hay ahí abajo. Y ese que estaba ahí abajo le tocaba la pierna a tu esposa, bailaba estupendo arriba de la mesa, es el que embromaba al mozo, y cuando se sacaba la careta, era el juez de paz del pueblo. Ves un alma jodida, que es el alma humana. Es como dice el agente Smith en la película Matrix: “los humanos son un cáncer”. Y es verdad, somos maléficos, somos nefastos. Es como la teoría del buen salvaje que tenía la Ilustración. No sé quién dijo que cuanto más conozco a los humanos más quiero a mi perro, pero pegó en el palo.

Noticias: ¿Cómo se enfrenta eso?

Delgrossi: Hay que contrarrestrarlo con lo que uno pueda aportar. Bancar al que piensa igual que vos, es lo más fácil en la faz de la Tierra. Es la versión posmoderna del Nuevo Testamento, “ama a tu prójimo como a tí mismo”. La gracia es convivir con el que piensa diametralmente opuesto a vos. El mérito no es convivir con el que piensa igual. La violencia que se está dando muchas veces, no es por una cuestión de honor, sino que estamos viendo vendettas, gente que no se conoce, en el tránsito, se bajan del auto a pelearse. Por más que digan que en Brasil es peor, o en Colombia también, somos un país chico y cosas chicas suceden, pero igual hay que prender la luz naranja. En Uruguay estamos viendo quiebres, no creo que grieta, que es un término importado de Argentina, que ha sido alentado por los gobiernos, por la oposición, por los distintos grupos sociales y por los medios. Ojalá no lleguemos a eso. Siempre hubo enfrentamientos, pero están los que tienen que dar el ejemplo. Y en Uruguay, los que tienen que dar el ejemplo, son los gobernantes. Porque acá no hay jet set, acá el jet set es político. Es muy sencillo: vas a un casamiento, está Claudia Fernández, te lo dicen ¡ah mirá qué bien!, pero te dicen que está un ministro o un ex presidente y toda la atención y las miradas van hacia ellos. El jet set nuestro son los políticos.

Noticias: ¿Se aprende a ser tolerante?

Delgrossi: Tiene que ir más allá. Creo que la palabra es respeto. La palabra tolerancia vino después de la dictadura. Se decía: “por fin triunfó la tolerancia” . Tolerancia es: un coronel vive al lado de mi casa, mi padre fue preso político, no lo saludo, pero tampoco le tiro una bomba de estruendo a las tres de la mañana. Respeto es otra cosa: vos pensás como pensás, yo pienso como pienso y eso no impide que no nos sentemos a la mesa, que tu hija no salga con mi hijo, que nuestros hijos jueguen al fútbol juntos o nuestros padres a las bochas. Y eso es educación, ya está, no hay otra.

diego delgrossi

Noticias: Durante la campaña se habló nuevamente de integrar el movimiento cultural y la pertenencia a la izquierda o al Frente Amplio.

Delgrossi: No sé si integro el movimiento cultural. Lo que sí sé es que en los lugares donde me muevo habitualmente, la gran mayoría de mis colegas, no son de mi idea política. En el Instituto de Profesores Artigas, en la Facultad de Derecho, en el teatro, la mayor parte de mis colegas, son frenteamplistas. En el caso de la televisión, en Telecataplum o de ¡Plop!, hubo una cierta variopinta repartición. Angel Armagno era de la lista 15, Roberto Jones era blanco, y algunos músicos y bailarines, eran de otra idea. Y del otro lado, Laurita Sánchez e Imilce Viñas y Pepe Vázquez, de conocida militancia del PCU (Partido Comunista), también el “Flaco” (Jorge) Denevi. Para nada eso significó un problema. Sí había discusiones, a veces acaloradas, pero desde el respeto y la tolerancia, con una gran empatía con un Pepe e Imilce que tuvieron que salir con una María Clara chiquitita (su hija) porque les avisaron que los iban a buscar. Y se tuvieron que ir porque eran parte de El Galpón. Uno tiene que tener empatía con esa gente que tuvo que agarrar sus petates y salir corriendo. O el caso de Leticia Soler, una profesora de historiografía del IPA que la agarraron en el avión. Hay que ser empático con esas circunstancias que a mi familia no le tocó vivir. Mi madre era cooperativista, mi padre tallerista, que no tenían una activa militancia. Eran de (Zelmar) MIchelini, que era el batllismo dentro del Frente Amplio.

Noticias: ¿Cómo cree que se cuenta la historia de Uruguay?

Delgrossi: Hoy, creo que por suerte, todos tienen voz. Antes se decía que la escribían los que ganaban. Tampoco era así. Si no te gustaba la historia de Schurmann y Coolighan, abrías el libro de (Carlos) Machado, “La historia de los orientales”, tenías a (Juan) Pivel Devoto que era blanco, o a Lincoln Maiztegui que era un blanco popular, a Barrán y Nahum, y luego vino la nueva generación con Caetano, Rilla, el “Flaco” Demasi, Ana Frega. La intelectualidad, siempre que quiso escribir, escribió. En Brecha, antes en Marcha, en El Día, en El País, en La Mañana, La Hora o El Popular, es decir, siempre fuimos un país muy gráfico en ese aspecto. Para el país chiquito que somos, tener en su momento, once diarios, de los cuales siete salían en la noche, era increíble, más los semanarios. La tarea del historiador es tener que subirse al monte para ver todos los árboles y la perspectiva del tiempo.... José Mujica decía que hasta que no nos “muéramos todos....” y el “Goyo” Álvarez le contestó “que predique con el ejemplo”. Sin ser Eleuterio Fernández Huidobro y Julio Marenales, la plana del MLN Tupamaros, está viva. Y el representante más lúcido de la época es Julio María Sanguinetti. Es innegable que hubo terrorismo de Estado, es decir, una maquinaria estatal, perfectamente aceitada y entrenada para reprimir, contra un par de miles de botijas que se mandaron sus grandes macanas, pero que no pasaban de eso. Los militares nos tuvieron varios años con el cuento de que iban a volver. Hasta el año 83, 84 nos decían que había células comunistas armadas. Nos tuvieron a todos como asustados. Los desaparecidos son una herida que todavía está. Habrá que zurcir fino, muy fino.

Noticias: Pese a toda la realidad y los diferentes momentos del país, usted sigue haciendo humor político. Me llamó la atención, que en un momento muy tenso, titulara un espectáculo “Nos vemos en las urnas”

Delgrossi: Sí, pero no humor político partidario. Son cosas distintas. Fue una frase que le dijo el doctor Vázquez a la gente de Un solo Uruguay. Es verdad, fui directo. Con la ayuda de Fernando Schmidt, que fue el ideólogo, el estratega, yo sólo fui el soldado que fue a la guerra y a la muerte (risas) No, la muerte no, porque nos fue muy bien. Pensábamos que íbamos a hacer seis o siete funciones y terminamos haciendo casi 40 en todo el país. Ese espectáculo terminaba dando un mensaje de fraternidad, de tolerancia, de respeto, en el que analizaba cómo votaban los uruguayos, qué es la democracia para nosotros, cómo son los festejos, cómo eran las campañas, cómo votan los millennials y los veteranos. Fue un homenaje a la civilidad y al civismo uruguayos. Redoblé la apuesta y en todo redoblo la apuesta. Lo políticamente correcto yo lo estoy haciendo lo más impolíticamente correcto posible. No sabés cómo se ríe la gente. Es impresionante, porque como hay una policía moral, una especie de Gestapo intelectualoide que nos está marcando como a Messi. ¿Qué hacemos nosotros? Más nos escapamos. Cuanto más nos dicen ¡no hablen de política, ni de religión, no hablen de sexo, ni de homosexualismo! Bueno..... voy a hablar más de eso. Porque el artista es eso, el artista es rebeldía, Porque el artista, cuando deja de ser crítico -que no quiere decir no reconocer lo bueno- cuando el artista deja de reírse de un defecto, se convierte en obsecuente, en genuflexo. El arte genuflexo es el mismo arte que hacían los escultores para Hitler. La policía moral tiene su encarnación en los grupos extremistas que han deformado el feminismo, por ejemplo, otros que han deformado los derechos humanos. Hay mucha de esa gente que está desconforme con todo, con el mundo.

por Jaime Clara

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