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PERSONAJES | 21-01-2020 17:51

Alexander Vik: “Lo interesante es el proceso de creación”

Hijo de padre noruego y madre uruguaya. Según Forbes, posee una fortuna de 1.000 millones de dólares. Pasión por Uruguay.

A pesar de ser hijo de padre noruego y madre uruguaya, el millonario Alexander Vik (65) recién visitó Uruguay por primera vez cuando cumplió 32 años. Llegó a Montevideo con la idea de presentarle a su hija mayor a su abuela, quien vivía en la ciudad uruguaya. Repitió ese ritual tras el nacimiento de cada uno de sus cuatro hijos. Y, de a poco comenzó a enamorarse del país donde hoy posee una estancia, dos reconocidos restaurantes como La Susana y Playa Vik y la joya, el hotel Bahía Vik, catalogado como el mejor de Sudamérica y uno de los tres más exclusivos del mundo.

Se crió en Suecia y en las Islas Canarias. Su padre tenía negocios financieros y hoteleros. Estudió en Harvard y de ahí pasó por firmas de Wall Street, como Lehman Brothers. Tras esa experiencia, se hizo asiduo inversionista, comprando y vendiendo acciones, entre otras, de empresas de comunicaciones y de seguros. En el 2000, Forbes lo puso, junto a sus hermanos Gustav y Erik, en el lugar 160 en el mundo en su ranking anual de millonarios.

Hace poco la misma revista le asignó un patrimonio personal de 1.000 millones de dólares, fortuna gestada principalmente gracias al furor de las puntocom en los 90. Aunque sus apuestas financieras son extremadamente variadas: van desde inversiones en la bolsa de Wall Street hasta un viñedo con hotel de lujo en Chile. Pero el empresario prefiere no hablar de cifras y si de sus pasiones.
 

Noticias: ¿Qué lo llevó a invertir en Uruguay?
Alexander Vik: Nunca había estado en Uruguay hasta que nació mi hija mayor. Mi abuela vivía en Montevideo y decidimos viajar todos a presentarle su primera nieta. Hicimos lo mismo cuando nació cada uno de nuestros 4 hijos. Empecé a enamorarme del lugar así que decidí comprar una casa en la playa, en La Barra. Mi padre también compró una casa y empezamos a venir todas las navidades. Unos primos segundos tenían estancia que en ese momento fuimos a visitar. Con mi esposa nos enamoramos del paisaje y nos pusimos a buscar una estancia que estuviera suficientemente cerca de la playa y encontramos la que hoy es Estancia Vik (una propiedad toda sobre las lagunas de José Ignacio). Y también adquirimos lo que es Playa Vik, para poder tener un espacio campestre y playa a la vez, cada vez que veníamos a vacacionar.

Noticias: ¿Cómo decidió convertir lo que era de uso personal en un negocio hotelero muy bien catalogado en el mundo?
Vik: En principio todo fue una inversión de uso familiar solamente, pero como veníamos tan poco decidimos hacer algo más grande y compartir. Así convertimos la Estancia en un homenaje a Uruguay, ya tiene arquitectura tradicional, está decorada por obras de artistas uruguayos. Todo local. Habíamos vendido la casa de La Barra y comenzamos a buscar acá un lugar de playa. Con el mismo concepto de la Estancia nació Playa Vik, como nuestra casa de playa. Y de a poco fuimos viendo que estábamos bien encaminados. Así que empezamos a trabajar en lo que hoy es el Hotel Bahía Vik, esta vez ya más como una unidad de negocio que abrió sus puertas hace seis años.

Noticias: ¿Cuánto de usted y su esposa tienen sus proyectos?
Vik: Todo. Desde la decoración hasta el diseño arquitectónico. Nosotros elegimos la decoración de las habitaciones, fuimos parte de la creación de los cuadros elegidos, obras de reconocidos artistas uruguayos e internacionales. Lo que nos gusta es crear las cosas y hacerlo nosotros mismos.
 

Noticias: ¿A qué se refiere cuando habla del “proceso de creación”?
Vik: Todos los cuadros que decoran nuestras propiedades son una colaboración con el artista. No me gusta ir a ver, elegir uno y comprar. Me gusta ser parte del proceso de creación. Por ejemplo, entre las obras que decoran el hotel hay pinturas de mis hijos hechas por una artista de Montevideo, María Clara Rossi. Fuimos a verla con mi mujer, hablamos con ella y juntos ideamos esas obras que hoy decoran parte de Bahía Vik. También hay una gran pintura que es un desnudo de mi mujer pintada por el reconocido artista uruguayo Javier Abdala, y el concepto de hacer un desnudo era una idea que también nació de ambos.
 

Noticias: Le gusta ser parte del proceso creativo.
Vik: Exactamente. Lo mismo que en la arquitectura, donde participamos con ideas y diseños, ya sea de la Estancia como de los restaurantes (Playa Vik y La Susana) como del hotel. No soy de los que van, piden algo y esperan comprar el producto terminado. Con mi mujer somos de los que nos gusta ser parte del proceso de creación de todo lo que nos rodea.

Vik es dueño de una de las playas más elite de Punta del Este, sobre “la mansa” de José Ignacio, conocida como “La Juanita”. Tiene cuatro hijos, los que, según el empresario, aman vacacionar en Uruguay. No toma mate, porque dice que, para él, “es muy amargo y es un hábito que se adquiere con los años”. Aunque uno de sus hijos es matero porque, bromea entre risas, “está de novio con una chica uruguaya y no puede no tomar mate”. El empresario no será amante de la yerba pero sí de la uva, al punto de que, tras años de búsqueda, adquirió unas 3.000 hectáreas en Chile, donde, además de un lujoso hotel, también produce y exporta el vino que lleva su apellido: VIK (cuyo valor ronda los 150 dólares la botella).
 

Noticias: Su padre tenía negocios financieros y hoteleros, igual que usted hoy. Pero, ¿cómo llegó de ser un agente de bolsa en Wall Street a tener su propio viñedo?

Vik: Me gusta mucho el campo y la agricultura. También el vino y decidí que podía encontrar en Sudamérica una tierra igual de buena o mejor que los mejores del mundo de California, de Francia o Italia. Entonces, organizamos un equipo científico para estudiar Uruguay, Argentina y Chile, para encontrar el mejor lugar para producir la mejor uva para vino tinto y, así, hacer el mejor de Sudamérica que, además, pudiera ser uno de los vinos más destacados del mundo. Dos años estudiando terrenos de Sudamérica y terminamos eligiendo un valle nuevo en Chile. El vino es un proceso muy lento. Cuando estaba haciendo los estudios, grandes expertos me decían que las viñas no iban a dar buenos vinos antes de 40 o 50 años y yo les decía “debo hacerlo más rápido porque no tengo tanto tiempo” (risas). Hoy, nuestras plantaciones de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah y Merlot tienen entre 13 y 6 años y estamos produciendo un gran vino de exportación.
 

Noticias: ¿Por qué eligió Chile y no Argentina o Uruguay?
Vik: Consideraron que las condiciones climáticas en Chile eran mejores que en Mendoza, San Juan o Cafayate. Chile tiene un clima más similar al de California, y era lo que estábamos buscando. No se discute que en Argentina hacen vinos de excelente nivel, pero en base a lo que estábamos buscando, la recomendación del equipo fue el valle chileno en el que hoy, además, tenemos también un hermoso hotel.
 

Noticias: ¿Es difícil invertir en Sudamérica?
Vik: En el mundo entero. En Uruguay, al igual que en gran parte de Sudamérica, creo que las autoridades deberían ayudar más, porque ser empresario es difícil.
 

Noticias: ¿A qué se refiere cuando dice que ser empresario es difícil?
Vik: El 80% de los emprendimientos nuevos terminan en bancarrota, no funcionan. Por eso hay que intentar ayudar a los empresarios, para reducir ese porcentaje de error y así lograr que más proyectos funcionen, porque eso genera trabajo e ingresos al Estado.
 

Noticias: ¿No le gustaría ingresar en política como Donald Trump?
Vik: No (risas). La política es un mundo totalmente diferente para mí. Lo que sufre hoy Trump, aparte de su personalidad diferente, es que el empresario con éxito está acostumbrado a tomar decisiones y hacerlas. Lo que veo en la política es que hay todo un proceso de consulta y siempre hay opiniones y grupos e intereses diferentes. Es difícil para un empresario entrar en esa dinámica porque estamos más acostumbrados a actuar. Esa dinámica diferente es algo bueno de la política, ya que en ese espacio hay que intentar representar a todos los espacios e intereses. Y nadie tiene el monopolio, que es lo correcto. Es que completamente diferente a trabajar como empresario. Y lo mío es eso último.

Pablo Berisso (Desde Punta del Este)

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Redactor especial.

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