Tuesday 19 de March, 2024

PERSONAJES | 02-10-2022 00:02

Alfredo Arias: “Es más atractiva la lucha que la felicidad”

El reconocido actor y director radicado en Francia está en Argentina presentando “Fanny camina” y preparando una ópera.

Le gusta ser puntual, sabe del fastidio de esperar o faltar a lo que se pactó. Su compromiso excede al reloj, es con el tiempo. Cree que la Historia, con mayúscula, es producto de estar a la hora justa. Alfredo Arias aparece en el segundo exacto en el que se acordó esta entrevista. Un repaso cronológico de este director, actor, regisseur: es un niño nacido en un hogar hostil a sus intereses, que se dejó acunar por el cine de barrio, un adolescente que padeció el liceo militar impuesto por su familia, un joven que se parió a sí mismo en el Di Tella, tuvo que exiliarse a París en 1968 y se hizo de otra lengua que no cambió en nada su acento argentino. Es un señor de “edad abstracta” que se proclama en el futuro, que va y viene para seguir creando. 

Noticias: ¿Para qué cosas debió esperar?
Alfredo Arias: Por ejemplo, para poder hacer cine. Porque mi idea primera era ir hacia el lenguaje cinematográfico. El cine de barrio fue fundamental en mi formación, tenía la esperanza de poder hacer y reflejar ahí, en esa pantalla. Por diferentes razones, quedé atrapado dentro del teatro. 

Noticias: ¿Cuánto tiempo tardó en llegar al cine?
Arias: El cine está ligado con las raíces, porque es un arte comunitario fulgurante para el que se necesita a toda una colectividad. Y para mí fue muy complicado en el desarraigo encontrar mi temática y hablar de cosas que eran profundamente mías, aunque traté una vez. Y la segunda, tuve que apoyarme en un material más cultural, más aprendido. Finalmente ahora con “Fanny camina”, llego a hacer una película en mi ciudad y con mis raíces.

Noticias: Si el cine se vincula al origen, era casi la necesidad de volver al calor del hogar, y el suyo le había sido hostil. 
Arias: Sí, pero quizás esa hostilidad sirvió para que yo me enamorara más profundamente de otras cosas. Porque, por ejemplo, cuando me toca hacer cinco años de liceo militar, me escapo imaginando películas, y eso quedó como un beneficio de aquella agresión que tuve que sufrir, porque finalmente el imaginario siempre fue refugio. Recuerdo la ceremonia de ir los miércoles al cine, con mi abuela y mi prima. 

Noticias: ¿Qué rol ocupaba su madre?
Arias: Muchas mujeres de esa época iban hacia el casamiento y después se preguntaban qué estoy haciendo acá y ese infortunio hacía que las frustraciones fueran reflejadas en los niños. Y en todo caso yo sufrí mucho de esos rebotes. Creo que mi madre debía tener un terreno de expresión de sus frustraciones y yo le ofrecí ese terreno, puesto que era un niño diferente, porque lo que yo ambicionaba no entraba dentro de los cánones de una pequeña burguesía dolorosa.

Noticias: ¡Y se declaró “niño peronista” en un hogar radical!
Arias: Sí, yo nunca renuncio a mi identidad, nunca tuve miedo de ser diferente. No fue en ningún momento una angustia, como sí lo fue la pérdida de raíces, eso sí fue más complicado.

Noticias: Casi que el exilio a Francia fue posterior a este exilio simbólico de la infancia.
Arias: Me parece que sí. Una vez, la psicoanalista me dijo: “Usted tuvo que poner el océano entre usted y su familia para poder continuar existiendo”. Una de mis obsesiones fue no alejarme del trazado que yo me había hecho, y tratar de ver cómo podía resolver las situaciones para que no me llevaran a una posición de mediocridad. Estuve llevado por el tsunami del Di Tella y todo eso me formó. Siempre me he arreglado para poder continuar, pero eso pide muchísima disciplina y mucha lucidez.

Noticias: Cuando un artista encuentra su forma de expresarse, ¿se va aburguesando o sigue habiendo un espíritu efervescente?
Arias: Lo que pasa es que esos momentos así fulgurantes también tienen un efecto de fuego artificial, funcionan como un festejo de uno mismo frente a la creatividad. Lo que queda una vez que ese fuego pasó es todo lo que hay que aprender. Ahí se abre el gran enigma de cómo recorrer ese laberinto y qué es lo que hay que aprender para seguir sobreviviendo en ese camino.

Noticias: ¿Qué fue lo más difícil de aprender para usted?
Arias: La cultura francesa. Tuve suerte de llegar y tener un impacto inmediato y eso abrió un camino que continúa hasta hoy. Pero el lenguaje es una montaña, llegar a desentrañarlo, cómo expresarse y cómo entender la construcción de una cultura a través de su idioma... Porque el problema es que la lengua materna permite que usted pueda avanzar con confianza, pero cuando está en una cultura extranjera, está delante de un enigma.

Noticias: ¿Y qué hizo? 
Arias: Se podría decir que dos culturas conviven en mí. Está la cultura de las raíces, que es espontánea, afectiva, intuitiva, de pura emoción; y está la francesa, que es todo aprendido, un trabajo intelectual. Acá yo puedo conducirme intuitivamente, mientras que allá lo tengo que aprender. 

Noticias: Con 78 años, sigue teniendo ese espíritu avasallante, va y viene.
Arias: Sí, es la ventaja de no vivir dentro de los esquemas que la sociedad nos ofrece, uno no tiene la conciencia de la edad y los roles que la sociedad nos ofrece: el niño, el adolescente, el adulto, el viejo y el que se muera (risas). Yo no me he sentido obligado a adoptar ninguna de los formatos. Vivo en una edad abstracta. Es más bien el exterior que me recuerda mi edad.

Noticias: Dice: “La grieta es un chupete que nos dieron para entretenernos y hacernos perder el tiempo, no se puede ir para adelante ni para atrás, es una especie de standby”. ¿Dónde se está cuando no se está ni de un lado ni del otro?
Arias: Yo estoy en el futuro. Me parece que globalmente, y sin entrar en los problemas de la Argentina, el sistema político ya se terminó, estamos en los estertores de un mundo político viejo. Vea lo que le pasa a Putin: quiere volverse un zar, quiere volver a ser alguien para atrás, no para adelante. La cuestión es para dónde quiere que miremos la política que se nos ofrece.

Noticias: Pasó de ser aquel niño autoproclamado peronista a un adulto que dice que “el peronismo es un hecho histórico que sería bueno superar y encontrar otras formas de pensarnos”. 
Arias: ¿Sabe por qué lo puedo decir? Porque no voy a entrar nunca en la anécdota. Yo quiero estar en lo fundamental. Creo que eventualmente para lo que nosotros servimos como artistas es para dar una meta, un sentido, entonces yo digo sáquenme todo esto de adelante y hablemos de cosas fundamentales. Pareciera que lo que nos está diciendo esta historia es quedémonos donde estamos, no hay para adelante. Y el mundo ya recontra cambió. 

Noticias: Formó parte de la experimentación de los 60, ¿cómo se relacionó con las sustancias?
Arias: Era muy muy jovencito, no llegué a esa instancia. Estábamos drogados de vida, pero eso también se lo debemos a una familia como la Di Tella, que modificó su barrio, se crearon varias galerías, librerías, la gente venía a ver las obras de esos personajes. ¿Sabe? La cuestión es estar o no en la hora justa, quiero decir, por ejemplo cuando hablamos del peronismo de Eva Perón y Perón, ellos estuvieron en el momento histórico preciso. El Di Tella, también, correspondía a un momento en el cual podía existir eso y existió plenamente.

Noticias: ¿Este momento histórico es posibilidad de qué?
Arias: El problema es que se necesita una trama que no se puede poner en marcha solamente por voluntades organizadas de forma formal. Si el Ministerio de Cultura quiere hacer un Di Tella, no va a suceder porque primero tiene que existir la genialidad de gente que capta el momento y después una generación que se ha preparado desde niños hasta un cierto momento para explotar, para crecer y para combinar el hecho político, social, económico con el arte. Puedo patalear con “quiero genio” pero no, eso no se fabrica, lo fabrica la historia.

Noticias: ¿Cómo hace para seguir interpretando y materializando creativamente algo?
Arias: La fórmula es el ejercicio cotidiano y diario del pensamiento. Conozco mi trama hasta el final de mis días y sé todo lo que quisiera hacer. Entonces el resultado de poder seguir vivo es porque uno más o menos ha visionado una posibilidad de existencia. No está relacionado con los logros sino que es como una conversación interna que se silenciará el día en el cual uno no exista más, pero no mientras pueda seguir pensando. Vale la pena arriesgarse a pensar. Y nadie nos dice que ese compromiso con nosotros mismos va a ser fácil y feliz, como decía siempre esta psicoanalista: “Quién le dijo que va a ser feliz”. Además, me parece mucho más atractiva la lucha que la felicidad. Es como si fuera una persona entrenada para esa lucha, porque hacer arte es instalar en la realidad algo que la realidad no quiere.
 

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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