Friday 19 de April, 2024

PERSONAJES | 08-02-2023 09:01

Dante Choi: “La adversidad me hizo más fuerte”

El empresario coreano radicado en Argentina cuenta su historia de inmigración, superación y resiliencia. Cómo maneja su empresa.

Do Sun Choi —Dante— nació en Seúl, Corea del Sur, en 1965. Llegó a la Argentina en plena dictadura. Tenía 12 años y se instaló con su familia en Fuerte Apache. Entraron por Paraguay, huyendo de la miseria de posguerra y durante 7 años vivió como inmigrante ilegal. Sin saber el idioma ni conocer la cultura, cuenta que Raúl Alfonsín lo salvó de que todos fueran deportados. Alfonsín asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983 y al día siguiente, Dante se tomó el colectivo 2 en Liniers hasta la Casa Rosada para presentar una petición. Cuando llegó, la fila era infinita: “Me desmoralicé, me imaginé que sería gente que vendría por cuestiones de desaparecidos”.

Pensó que nadie iba a leer su nota, pero enseguida hubo respuesta: “Nos dijeron que recurriéramos al director de inmigraciones y fuimos la primera familia que recibió la radicación con el gobierno democrático. Nos salvó la vida”, dice. Su historia de ave Fénix resiliente es inspiradora. De tener los bolsillos vacíos y treparse al sube y baja de la montaña rusa argentina, hoy es el dueño de Peabody, la empresa de electrodomésticos que factura 700 millones de pesos al mes y produce 400 mil unidades al año. Sin duda, el perfil comercial de Dante es brillante y el final de su película tiene final feliz. ¿Pero qué hizo hasta convertirse en lo que es? Al comienzo, toda la familia armaba bicicletas para la fábrica Fiorenza. Con 19 años empezó a trabajar en Daewoo, la multinacional coreana, como traductor de pliegos de licitaciones.

Lo ideó como un empleo temporario y se quedó 15 años, llegando a gerenciar la empresa. En 1998, con poco dinero, empezó su propio emprendimiento; tenía experiencia en venta de insumos electrónicos y contactos comerciales. Pero se fundió entre 2001 y 2002. En 2003 creó Goldmund SA de electrodomésticos; no tenía más que una secretaria y un cadete. Pero le sirvió en 2004 para comprar la marca Peabody, con la que sobrevivió a tres recesiones más. En septiembre recibió el diploma del Inmigrante Destacado y, aunque emocionado, se pregunta “¿Por qué me lo dieron? Vivo en Argentina hace 45 años y creo que siento más apego al país que alguien nacido acá”.

Noticias: Ha dicho que la Argentina era reconocida en Corea por su prosperidad, que Buenos Aires era la París de Sudamérica. ¿No tenían noticias de la dictadura, de la situación política en aquel año 1977? 

Dante Choi: Claro que sí. Tenía 11 años en el 76 y papá estaba tramitando la visa que le denegaron para la Argentina. En un diario coreano me mostró la noticia de la caída de Isabelita Perón y dijo “a este país nos vamos a ir”. O sea que supimos del golpe de estado. Y durante muchos años maldije su decisión. Vivimos en un monoblock del FONAVI, los militares nos echaron, éramos indocumentados. Fue horrible para mis padres, mi hermano menor y para mí.

Noticias: ¿Y cómo fue su escolaridad? ¿Ingresó a la Facultad?

Choi: Muy difícil. Pude entrar a la primaria pero no a la secundaria. Logré ingresar al Colegio Urquiza de Flores y después del primer trimestre me echaron por falta de documentos. Desde entonces deambulé de colegio en colegio como oyente. Luego hice el CBC y entré a la UBA, a la Facultad de Filosofía y Letras. Quería estudiar filosofía. Cursé 3 años. ¡Tuve grandes profesores como Conrado Eggers Lan, Adolfo Carpio que había estudiado con Heiddeger! Escuchar a Eggers en sus clases de Antigua fue un lujo. No terminé… 

Noticias: Pero aplica algunos pensamientos de Platón a su filosofía empresarial.

Choi: Esa foto que está en la pared es de la Ópera de Frankfurt, la tomé yo. (Está enmarcada y preside su despacho). Fue un edificio destruido durante la guerra. Adentro está la fabulosa sala de conciertos y la sede de la Orquesta Sinfónica. En el frontis dice: “Lo verdadero, lo bello, lo bueno”. Son ideas platónicas que me conmueven; son los valores que quiero para mi compañía.

Noticias: Aprecia las artes. ¿Qué significó su primer viaje a Florencia, a los 40?

Choi: Soy un enamorado del arte, un melómano de la música clásica y la ópera, debo tener más de 20 mil longplays. A partir de aquel viaje supe que el diseño sería lo que le daría identidad a mi empresa. Introduje colores en los electrodomésticos, los quise bellos. Porque me decía ¿qué es Peabody? Una marca norteamericana, el nombre es inglés, el dueño un inmigrante coreano y es una empresa argentina. Una agencia de publicidad nos dijo que tenía que contar mi historia para construir identidad. Para un inmigrante es difícil. Ingresa a su nuevo lugar en el mundo y debe elaborar su identidad social y cultural. Y lo mismo sucede con las empresas. Nuestra identidad marcaria es el diseño argentino. 

Noticias: El multipremiado eTermo, creado por el joven diseñador tandilense Pedro Sainz, tuvo un desarrollo antes de salir al mercado.

Choi: Trabajamos cinco años con la idea para llevarla a un producto comercial. Fue un proceso con dificultades. Tenía que calentar, no perder presión, una válvula especial, pintura adecuada, enchufarse. Cada paso avanzado era un retroceso de dos. Pero lo logramos. 

Noticias: ¿Cómo se le ocurrió implementar el Premio Peabody y en qué consiste?

Choi: Al trabajar en Daewo aprendí que en Corea hay fuertes sinergias entre empresas y universidades. El desarrollo tecnológico y el académico marchan unidos. Y es una tradición. Me dije, yo tengo que hacer estos convenios y concursos. El primero lo ganó Pedro y estamos preparando las bases del segundo para 2023. Nos gustaría que sea bienal para conocer el potencial de los jóvenes.

Noticias: ¿Qué cosas suceden en el Espacio Cultural Peabody?

Choi: Cuando nos mudamos a este edificio pensé en poner una cafetería en ese local contiguo, pero decidí asociar la empresa con la cultura. Tuvimos una exposición internacional de fotos, con jurados notables. La idea es que todo el edificio sea abierto y activo. Queremos contratar a un curador para tener frecuencia de eventos.

Man Young-Choi fue el padre de Dante, nacido en la década del 20 en el norte de Corea, que era colonia japonesa. De familia relativamente acomodada, sin embargo, los japoneses se lo llevaron como esclavo de guerra al cumplir 21 y luego fue trasladado a Hokkaido, una isla al norte de Japón, donde trabajó tres años en una mina de carbón, de sol a sol, aunque sin verlo. Con la Guerra Mundial, Japón quedó destruido y el destino de los esclavos coreanos no sería prioridad. Man Young caminó desde Hokkaido hasta Fukuoka. Allí tomó un barco y caminó 3 mil kilómetros en seis meses hasta su pueblo. Pero el comunismo se instaló en Corea y con la reforma agraria volvió a perderlo todo. Estalló la guerra coreana y fue enviado al frente pero escapó. Al entregarse, los soldados estadounidenses lo metieron dos años en un campo de concentración. Al terminar la guerra en 1953, le dieron la opción de regresar al norte o quedarse allí. “Él sabía que si volvía lo iban a fusilar por desertor. Y se quedó, sabiendo que dejaba a toda su familia. De mi papá heredé la laboriosidad, la disciplina y ser fiel a uno mismo. Nunca bajó los brazos, es un ejemplo de resiliencia”, dice Dante.

Noticias: ¿Volvió a Corea del Sur?

Choi: Muchas veces. Actualmente es una sociedad híper desarrollada tanto tecnológica como social y culturalmente. Son conscientes de que las acciones propias repercuten en los otros y los actores tratan de mejorar la sociedad. El problema es que las mejoras son resultado de una extrema competitividad que surge del altísimo nivel educativo. Pero esa presión es enorme y lo convierte en un país difícil para vivir. No tienen miramientos con los loosers que no son aptos para competir. El país está en manos del 0,1 por ciento que es la élite competitiva. El resto, los millones que no llegan, están frustrados y tristes. 

Noticias: Por eso formó una familia argentina y arraigó aquí.

Choi: Exactamente. Tengo una hija arquitecta, Pilar (25) de mi primer matrimonio. Y un hijo, Theo (4) con mi actual mujer. Las dos madres son argentinas. Mi vida está aquí y éste es mi lugar en el mundo.

Noticias: No hay recetas para triunfar. A lo sumo un cóctel entre talento, educación, perseverancia, contexto y suerte. ¿Cómo es su cóctel?

Choi: El contexto hostil me sirvió, porque la adversidad hace que uno crezca más fuerte, te obliga a ejercitar el ingenio. He visto self made men que alcanzaron el éxito pero cargados de resentimiento. Es como en el Jardín de los cerezos de Chéjov, cuando en el último acto la finca es vendida al nieto del esclavo que había trabajado ahí y él corta todos los cerezos, símbolo del sufrimiento padecido por su familia. Vi gente que compra su jardín de cerezos y lo destruye. No me convertí en ese hombre gracias a mi papá. Él me puso de nombre Do Sun. Do significa camino y Sun, bondad. ¿Por qué, habiendo sufrido tanta maldad? Aunque profesaba la religión, no es por la bondad cristiana. Se trata de la idea de bondad absoluta, platónica. Si no hubiera creído en la existencia de esa bondad, no me hubiese nombrado así. Esto para mí es una de sus grandes enseñanzas. 

Noticias: Dijo que a raíz de la historia de su padre tiene una permanente sensación de miedo. ¿Lo superó?

Choi: No lo superé. Vivimos siete años con pánico a perderlo todo. Y hoy el miedo está. Porque este país me obliga a seguir sin descansar. Tengo que trabajar para mantener esta empresa, los puestos de trabajo. El contexto argentino es difícil e incierto y no te deja hacer foco en mejorar el producto o el servicio. Progresar implica un proceso, tiempos a mediano o largo plazo. No hay que usar atajos.

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Sissi Ciosescu

Sissi Ciosescu

Periodista.

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