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POLíTICA | 16-11-2019 22:27

Axel Kicillof, el mimado de Cristina Kirchner

Ella lo impuso como candidato ante Alberto. El gobernador la llama "presidenta". Cómo nació la relación entre ellos.

Es el 16 de diciembre de 2017 y la ciudad de Buenos Aires combina el calor de fin de año con una lluvia molesta y pesada. Alberto Fernández aparece entre el aguacero, entra derecho al despacho de CFK en el Instituto Patria, para sorpresa de todos los presentes, y vuelve a hablar cara a cara con ella después de nueve años de enemistad y acusaciones cruzadas. Es la reconciliación entre ambos. Y en medio de ella, Cristina le hace un pedido especial al futuro presidente.

“Alberto, tenés que conocer en serio a Axel. No es lo que pensás”, le dice a Alberto, que ha descalificado en público y en privado a Kicillof durante años. Es una oferta que el próximo mandatario no pudo rechazar.

La escena en la que se empezó a gestar el nacimiento de la fórmula que el 27 de octubre se alzó con el triunfo, marca el lugar que ocupa el ex ministro de Economía en la mente de CFK. Para la ex presidenta, Kicillof es una persona tan crucial que en el reencuentro mismo con Alberto se lo planteó. No parece un tema negociable. Fernández, hábil de reflejos, dice que hoy ya lo adoptó como propio: hablan casi todos los días y se consultan los temas delicados, en especial los del área de expertise del futuro gobernador. Incluso Kicillof aguarda a que Alberto defina su Gabinete –algo que prometió hacer para la semana del 20 de noviembre– para terminar de delinear el suyo. Pero ambos tienen algo en claro: Axel es soldado de Cristina.

Presidenta. La noche del 27 de octubre, cuando Kicillof abrió la secuencia de discursos triunfalistas en el búnker del Frente de Todos, llamó a Cristina Kirchner “presidenta”, con Alberto Fernández al lado. “Hay mucha alegría, presidenta”, le dijo entre risas a CFK, casi olvidando que tenía un micrófono en la mano y la mirada de todo el pueblo argentino encima.
Para algunos se trató de un “furcio”. Pero quienes conocen a Kicillof no se sorprendieron. Una persona de su equipo confirma a NOTICIAS: “Axel siempre la trata de usted y cuando Cristina lo llama por teléfono se le escucha decir siempre ‘presidenta’”.

El diálogo con “la jefa” es diario. Se llaman y chatean todos los días en una conversación constante que toca todos los temas políticos y económicos de coyuntura. La economía mundial es uno de sus tópicos predilectos y al que en los últimos días le sumaron las situaciones de Chile y Brasil. El armado del Gabinete es otro de los temas que Kicillof consulta con CFK.

Axel Kicillof

“Tienen un vínculo personal de mucha confianza, un vínculo político muy fuerte y el consejo político de Cristina es permanente”, explican alrededor del economista. La buena relación que cultivaron desde que Kicillof se sumó al gobierno K en 2011 (como secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo) dio su mayor fruto este año, cuando Cristina lo eligió como candidato a gobernador de Buenos Aires y lo siguió de cerca durante toda la campaña, como una madre que acompaña a su hijo (político). Quien los presentó fue Eduardo “Wado” De Pedro, a quien conocía de la etapa de militancia universitaria. Amigos son los amigos: al cierre de esta edición, Gerónimo Ustarroz, primo de “Wado”, y asesor suyo en el Consejo de la Magistratura, se perfilaba para ser el ministro de Justicia de la Provincia.

En agosto, cuando la ex presidenta fue al acto de cierre de campaña de las PASO en Merlo, quienes estuvieron en bambalinas la recuerdan sonriente, dispuesta a las selfies con los integrantes del equipo de Kicillof. Y en octubre pidió estar en el cierre del candidato en La Plata, donde le expresó públicamente su confianza y le encomendó tomar “la posta de una dirigencia que lleva muchos años debatiendo, discutiendo, participando y también peleando”. Le habló como a su heredero. Tiene sentido: CFK no solo le advirtió a Alberto sobre Kicillof a fines de 2017, sino que intercedió para que el ex ministro fuera el candidato.

Fue una sorpresa para varios, sobre todo para Fernández y para Máximo Kirchner, quienes ya habían sondeado a Sergio Massa para que él fuera el postulante contra Vidal. El hijo de la ex presidenta, incluso, pensaba en Martín Insaurralde como opción B. Pero Cristina aprovechó las dudas del tigrense y designó a dedo a su protegido. No hay que confundirse: la apuesta de CFK no es solo para impulsar a uno de sus preferidos, sino para asegurarse conservar su caudal de poder en la provincia más importante del país, en contraste con lo que está pasando con el entorno de Alberto, al que se están sumando figuras que tuvieron grandes diferencias con ella, como Vilma Ibarra, Juan Manzur o Gustavo Béliz.

La defensa a capa y espada que ejerce Cristina cada vez que habla de Kicillof no es nueva. En 2015, cuando el diario Clarín tituló en su tapa que el entonces ministro de Economía ganaba un sueldo de $ 400 mil como director de YPF, ella se definió “indignada” y le dedicó varios minutos de un discurso en Río Negro (con Miguel Ángel Pichetto a su derecha) para desmentir las acusaciones. “Hasta que el doctor Axel Kicillof salió a desmentir esa infamia, había cadena nacional en la radio y la televisión mintiendo, mintiendo y mintiendo”, dijo Cristina sobre su ministro favorito. Y cerró: “Lo atacan porque no lo pueden comprar”.

Desde los años en que compartieron gestión, es común verlos sobre algún escenario hablándose al oído, mirándose embelesados mientras el otro lleva adelante su discurso y riendo juntos. El 20 de noviembre de 2013, cuando la entonces mandataria le tomó juramento como ministro de Economía, se trabó al leer el breve discurso de protocolo y pronunció “Kichillof” su apellido. A esa forma de nombrar a su ministro sin corbata Cristina la mantuvo durante años. Pero también lo llamó “chiquito” durante una cadena nacional, un año después de sumarlo al Gabinete. “Ha sido duro, por ahí hasta en lo personal sobre todo a partir del año 2007, 2008, donde libramos batallas muy importantes y además de soportar ocho… ¿dónde está el ministro de Economía? Vení para acá, vení, chiquito”, lo llamó CFK, mientras el resto de los ministros aplaudía el curioso reto.

Axel Kicillof

Ese trato familiar volvió a verse durante la última campaña, en la que Kicillof también acompañó a la candidata a vicepresidenta durante las presentaciones de su libro “Sinceramente” y aprovechó cada acto compartido para cubrirla de elogios. Algunos de esos discursos despertaron la risa de Fernández: “Quiero agradecerle a Cristina por la confianza que me tiene explotado (sic) y lo generosa que es conmigo, pero creo que es con todos los argentinos, porque demostró Cristina, con una brevedad envidiable, cómo se puede priorizar lo colectivo a lo individual”, le dijo en uno de esos encuentros. “Escribió historia Cristina”, remarcó Kicillof y casi como si se olvidara de alguien agregó: “Y le quiero agradecer también a Alberto porque en estos meses fuimos construyendo una relación que para mí era como una especie de reencuentro”.

Dilemas. “Lo que más importa para la gestión de un gobernador de Buenos Aires es su relación con el presidente y, específicamente, la habilidad con la que logre que este le baje presupuesto”, dice en estricto off un político que estuvo en la primera línea del Poder Ejecutivo de esa provincia durante varios años. Según el hombre, que conoce bien a todos los actores involucrados, Kicillof “tiene una ventaja” comparada a la época de Scioli y CFK, o de Vidal y Macri, o a la mayoría de sus antecesores: “Axel no es de Alberto”. “Cuando sos el gobernador que puso el presidente, siempre le debés obediencia de vida. Cuando querés exigir algo más, te facturan el verticalismo. Es lo que le pasó a Vidal con el intento frustrado de desdoblar las elecciones o a Scioli cuando quiso pedir más presupuesto”.

Varias incógnitas rondan al futuro gobernador. La relación y la simbiosis que logre tener con Fernández es una. Por ahora, parece color de rosas: Kicillof le prometió esperar a que él termine de definir su Gabinete para él nombrar el suyo. “Tiene que haber una lógica de pensamiento entre el ministro de Economía de la Nación y el de la Provincia, entre el de Trabajo de allá con el nuestro, y así”, explica uno de los encargados del armado provincial. Sin embargo, esas áreas no preocupan al sex symbol del campo nacional y popular, sino las que menos conoce. Para Producción, por ejemplo, tanteó a José Ignacio de Mendiguren, que ocupó esa cartera durante la presidencia de Duhalde y que desde hace varios años camina la política junto a Sergio Massa. “El Vasco” agradeció sinceramente la propuesta, pero aseguró que no es su momento para un asunto tan delicado. Kicillof obtuvo la misma respuesta de otro miembro del riñón de Massa, uno de sus operadores históricos, al que tanteó para el área que los políticos bonaerenses con experiencia aseguran que es la más compleja de todas: Seguridad. Es un tema sensible en la tierra de la temida Policía Bonaerense, e inquieta tanto a Kicillof que incluso mantuvo una reunión con el ex secretario de esa rama, Sergio Berni, en la que también se habló de política.

Por ahora, el futuro gobernador no tiene definiciones para estas cuestiones, para impaciencia de todos. A su círculo más íntimo lo reunió la misma semana en que se juntó con María Eugenia Vidal para encaminar la transición, y pidió “paciencia” para definir el Gabinete que vendrá. “Es como le pasó al PRO en 2015: armar varios equipos de la noche a la mañana es difícil”, cuenta un hombre que participa en el armado. De los primeros días de transición quedó sobrevolando un dato, dicen los partidarios de la saliente gobernadora. “Kicillof quiere que María Eugenia le pida un aporte extraordinario a Macri de 50 mil millones de pesos. Es raro: ¿por qué no espera a diciembre y se lo pide directo a Alberto?”, dicen, con maldad estudiada, desde las filas de Vidal. Según esa lógica, Kicillof reclama el dinero ahora porque teme turbulencias venideras con Fernández. Por ahora, son solo especulaciones.

Axel Kicillof

Equipo. La transición está a cargo del mutitasking Carlos Bianco: fue jefe de campaña, chofer del “Kicimóvil” con el que recorrieron la provincia, y se encamina a convertirse en el hombre más fuerte del Gabinete de Kicillof. Después del encuentro del gobernador electo con Vidal (donde los empleados de la Provincia lo recibieron con aplausos y gritos como “Axel, devolvenos la dignidad”), Bianco siguió el proceso de traspaso de mando con Federico Salvai, el jefe de Gabinete de la gobernadora. Con la información obtenida, Bianco volvió a las oficinas de la calle Piedras, donde su jefe pasa gran parte del tiempo desde su triunfo.

En ese refugio, Kicillof lleva adelante tres tareas: idea el armado de los equipos de transición, elabora un “diagnóstico fino” de la Provincia y diseña políticas específicas que les encargará a los integrantes de su Gabinete. Algunos de esos elegidos saldrán del “núcleo duro” del futuro gobernador, que integran unas 15 personas que lo acompañan desde su gestión en Economía y en la Cámara de Diputados.

Esa mesa chica la integran, además de Bianco, su jefa de prensa, Jésica Rey; el ex secretario de Comercio, Augusto Costa; el rector de la Universidad de José C. Paz, Federico Thea; la experta en Educación, Agustina Vila; los coordinadores Juan Quattromo y Cristian Girard; los asesores Matías Ginsberg, Laura Goldberg y Mara Ruiz Malec; el abogado Santiago Pérez Teruel; y el experto en finanzas Agustín Simone, entre otros.

A ese equipo se sumaron recientemente los que llevarán la voz de Kicillof en la Legislatura bonaerense: el diputado Carlos “Cuto” Moreno (un leal a los Kirchner de la primera hora) y la senadora cristinista Teresa García. Ambos impulsaron la candidatura de quien fue su compañero de bancada en la Cámara baja nacional y se pusieron al hombro la “rosca” política en la provincia. El día que Kicillof se reunió con Vidal, los dos lo acompañaron en el auto en el que llegó a la Gobernación. Y de ahora en más, se espera que sean su voz en la Legislatura bonaerense. Uno en cada cámara. Una curiosidad: García arrastra una vieja disputa desde San Isidro con Santiago Cafiero, el casi designado jefe de Gabinete de Alberto.

Cuando Kicillof no conversa con su equipo ni estudia la provincia, recibe visitas de expertos y técnicos en distintas áreas. Educación, Salud, Seguridad e Infraestructura son las de mayor consulta. “En Economía ya estamos cubiertos”, remarca un integrante de ese selecto grupo, donde los economistas son mayoría.

Íntimo. El resto del tiempo, el gobernador lo divide entre las reuniones políticas (con intendentes, Cristina y Máximo) y la vida familiar. “En general, Axel va a buscar a sus dos hijos al colegio y sigue trabajando en la casa. Después cena con la familia y ya”, describe una persona que lo conoce de cerca.

En sus planes nunca están los asados que suelen compartir intendentes del conurbano con referentes del massismo, Máximo u otros líderes de La Cámpora, la organización de la que Kicillof toma distancia. “Axel no es mucho de esa liturgia de la política, no le gusta”, describe un colaborador. No lo hace con la dirigencia, pero tampoco con sus amigos, a los que eventualmente invita a una juntada en su casa, solo por su cumpleaños. Esa falta de apego a las costumbres peronistas es parte de los elementos que generan dudas en varios intendentes y veteranos del PJ provincial. Algunos se reconfortan pensando que van a tener una interlocutora en su vice, Verónica Magario, mientras que otros pocos presumen de su llegada directa al futuro presidente.

De las puertas para adentro, Kicillof se dedica a pasar tiempo con su esposa Soledad Quereilhac, a quien conoció por amigos en común cuando ambos estudiaban en la UBA (ella es doctora en Letras e investigadora del Conicet). Quereilhac sigue siendo docente de esa institución, en donde dicta la materia Literatura Argentina. Cultiva un extremo perfil bajo, y por eso no pudo disimular su incomodidad cuando tuvo la primera clase luego de la elecciónes: los alumnos la recibieron entre gritos y aplausos, pero la profesora no quiso sumarse a la celebración y arrancó su exposición como si nada hubiera pasado.

La familia Kicillof todavía no decidió dónde va a vivir después de diciembre, pero la idea de instalarse en La Plata que circuló durante la campaña parece lejana. En la primera conferencia de prensa que dio el gobernador electo aclaró que priorizará a sus hijos, que tienen amigos y van a la escuela en Capital Federal, aunque dejó en claro que su despacho principal estará en la capital bonaerense. Por lo que parece, el ex ministro no va a vivir en la ciudad en la que nació Cristina. Sin embargo, ella siempre estará cerca. 

Mano derecha. Sin referentes propios en el área de Seguridad, Axel Kicillof le pidió a su hombre de mayor confianza, Carlos Bianco, que estudiara el rubro. Su aplicado alumno (Kicillof le dio clases durante la carrera de Economía en la Universidad de Quilmes) estudió la materia y le llevó a su jefe un diagnóstico sobre los conflictos a resolver: investigación criminal, la puesta en funcionamiento de la Policìa Judicial, la politica de drogas y la falta de datos sobre delitos. "Hay mucha información muy subutilizada", le dijo Bianco a Kicillof, según pudo averiguar NOTICIAS. Pese al estudio, Bianco no será ministro de Seguridad. Se espera que ocupe un cargo de coordinador, como el de jefe de Gabinete.  

"Carli", como le dicen en el equipo, fue vicecanciller durante la gestión de Cristina Fernández. Entonces, el discípulo de Kicillof lucía unas patillas muy parecidas a las del ministro. Luego, los dos se las recortaron. Mimetizados. 

 

Por Daniela Gian y Juan González

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Daniela Gian

Daniela Gian

Periodista de política.

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