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PERSONAJES | 07-12-2011 16:45

“Cuando uno no desea, es como la muerte”

Ganó popularidad en “El elegido” y está por debutar con una obra en Mar del Plata. Depresión, fantasía suicida y ratoneos.

Va por su primera temporada en Mar del Plata con “Extraños en un tren”, una adaptación de la obra de Hitchcock junto al Puma Goity y Martina Gusmán. Viene de hacer “El elegido” y de filmar “Extraños en la noche”, de Alejandro Montiel, y “Topos”, de Emiliano Romero. También compartió escenario con Luciano Cáceres en “Esa no fue la intención”. Difícil imaginarlo con un pasado depresivo o un costado inseguro, que todavía hoy lo hace trastabillar. Ludovico Di Santo se reconoce “muy psicoanalizado”, tendiente a los extremos y dominado por el (no) deseo.

Noticias: En el 2011 logró más popularidad que en toda su carrera, ¿no es cierto?

Ludovico Di Santo: Sí, hay un reconocimiento y eso es lindo porque los actores somos todos narcisistas, necesitamos que nos miren y que en el mejor de los casos nos aplaudan (risas).

Noticias: ¿Es cierto que la actuación lo salvó de la depresión?

Di Santo: Sí, sinceramente sí. Fue hallar algo que realmente me apasiona. A partir de que uno encuentra el deseo, se puede ir en búsqueda de algo.

Nacido en Buenos Aires, criado en Lincoln, en territorio bonaerense, al terminar el secundario volvió a la Capital a estudiar Comunicación en la UBA. Durante tres años, hizo el esfuerzo de una carrera que le resultaba inconducente. Empezó a estudiar Psicología y tampoco se sintió cómodo. La depresión se le hizo carne y lo dejó tirado en la cama. “Por suerte tenía amigos que me trataban de sacar. Fue un momento difícil. Me costaba encontrar el deseo de qué hacer”, dice.

Noticias: ¿Esa tendencia es parte de su personalidad o le sorprende que le haya pasado?

Di Santo: Viene con mi personalidad. Yo siempre voy a fondo, para arriba o para abajo, voy a fondo… costó elegirme, aceptar que no iba a ser universitario, que no iba poder cumplir con el deseo del otro.

Tampoco le fue fácil transitar el camino que va del descubrimiento vocacional al hecho laboral mismo. Fueron nueve meses de decenas de castings publicitarios truncos. El teléfono no sonaba y él entraba (ahondaba) en su trance. Recuerda un día en el que la crisis hizo pico: “¡No aguanto más, mamá! Me costó tanto encontrar algo que me guste y ahora ¡a nadie le gusto yo, vieja!”, le lloraba a su madre. Ni su mirada de gato siamés, ni los labios carnosos, ni los rulos que prometen rebeldía o el potencial de esa actitud de chico conflictivo parecían convencer a los productores. Finalmente sonó el teléfono: había quedado seleccionado para una publicidad. “¡Uyyy, ahora sí!”, le gritó revancha al universo, sin saber que por delante tendría muchos otros baches. El destino quiso que su abuela materna, Italia, falleciera justo el día en que él empezaba (por fin) a trabajar en un programa de tele y a encontrarse más a gusto consigo mismo. “Yo estaba durmiendo, me desperté un poco sobresaltado, con la sensación de que algo se iba… a los diez minutos sonó el teléfono y yo ya lo sabía”, recuerda con emoción. Inmediatamente después de enterrar a su abuela, empezó a grabar “Frecuencia 04”. “Fue como una manera de celebrarla. Ella vivió todo este proceso anterior y justo cuando encontré algo que me sacaba de eso… De alguna manera, mi abuela me enseñó lo que es el amor incondicional y no es menor sentirse amado incondicionalmente, esa es la salvación”, resume.

Noticias: ¿Cuesta más ser reconocido, o no marearse cuando se consigue serlo?

Di Santo: A mí no me llegó a los 20, cuando todo pasa más rápido y tiene menos peso. Ya estoy grande, sé que esto no va a ser siempre así pero también sé que es lo que quiero. Voy a dejar de actuar el día que me muera.

Noticias: ¿Qué significa estar grande?

Di Santo: Que uno puede ver las cosas con mayor tranquilidad. No son lo mismo los 20 que los 30.

Noticias: ¿Ahora tiene una mirada más propia?

Di Santo: Sí, más propia. Igual yo siempre estoy pendiente de lo que dice el otro, soy insoportablemente inseguro, pero cuando uno sabe lo que ama es más difícil que se distraiga y lo más inteligente es divertirse haciéndolo.

Noticias: Eso también es un permiso que se está dando últimamente, ¿no?

Di Santo: Sí, no es que “mirá qué tipo divertido que soy, me encanta actuar”… noooo, sufría como un hijo de puta, me encerraba en el camarín a llorar diciendo “¡no quiero venir más, me quiero poner un kiosco, por qué soy tan malo!”… ¡no puedo evitar ser yo mismo en ningún momento! (risas).

Está en pareja con Jimena, a quien conoció en un taller de teatro pero no es actriz. Dice que a su mujer no la divierte que hable de ella, que él respeta eso y no habla.

Noticias: ¿Cómo vivió los rumores que hace unos meses lo vinculaban con Paola Krum?

Di Santo: Me molestó, me jodió por los terceros, por mi chica… Soy bastante cuidadoso con mi vida personal y sentí que me metieron un poco de prepo en ese jueguito. Con Joaquín (Furriel), entrenamos juntos, me dijo: “Está todo bien, es así, acostumbrate, si te va bien, esto te va a pasar”.

Noticias: ¿Es consciente de que ratonea a un montón de mujeres?

Di Santo: Trato de mantenerme inconsciente acerca de eso (se ríe).

Noticias: ¿Cuál fue la situación más loca que le pasó en la calle con las mujeres?

Di Santo: Bueno, me han dado algún teléfono, pero siempre con mucho respeto… algún piropo, como “me caso con vos”, “dejá todo y venite a vivir conmigo” (se ríe).

Noticias: ¿Qué incidencia cree que tuvo ser lindo, para ganarse un lugar en el medio?

Di Santo: Mucha, siempre va a existir el galán y es eso lo que me toca, pero de repente hago una obra de teatro en la que el personaje es el pelotudo del grupo…

Noticias: ¿Está dispuesto a afearse?

Di Santo: Sí, me encantaría que me llamen para hacer a un gordo de 100 kilos, ¡el problema va a ser bajarlos!

En su casa siempre se habló de política, la familia entera estuvo presente en la Plaza de Mayo el 10 de diciembre del `83 festejando el regreso democrático. Aunque nunca militó, sí les puso el cuerpo a varias manifestaciones, inclusive a las del 20 y 21 de diciembre del 2001: “¡Vamo´ a cambiar las cosas, la revolución se puede y es ahora!”, vociferaba esos días efervescentes en medio de la Plaza. “Y al año te das vuelta y son todos los mismos... Se me pone la piel de gallina”, confiesa. No siente que pueda encolumnarse políticamente detrás de nadie y reconoce que, además, hasta acá más que a una causa común estuvo abocado “a la construcción de lo que quería ser”.

Noticias: Ese tiempo en el que dice que no tenía deseo, ¿pensó en matarse?

Di Santo: Sí, tenía esa fantasía, de terminar con todo, en qué lugar lo haría, en qué lugar no… Me acostaba diciendo “ojalá que mañana no me despierte” y me despertaba diciendo “¡la concha de mi madre, me desperté!”

Noticias: ¿Pudo salir de eso solo gracias al descubrimiento vocacional?

Di Santo: Salí con mucho trabajo, con mucho análisis, con mucho coraje… La angustia es como la pérdida absoluta del deseo ¿no? Cuando uno no desea, es como la muerte y era un poco eso. Después vino la intensidad hacia la vida, hacia lo que quiero hacer. Fui tanto para un lado, que ahora voy para el otro con la misma fuerza.

por Valeria García Testa

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