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ECONOMíA | 16-12-2011 12:57

El ogro de las embajadas

Su nuevo poder intimida a diplomáticos extranjeros y rivales internos. Box y fútbol.

Es el funcionario con más poder después de Cristina Fernández. Al menos eso es lo que informaron esta semana a sus países por lo menos tres embajadas de países centrales de vínculo fluido con la Argentina. Es que Guillermo Moreno ya no es un histriónico actor de cabotaje. La creación de la flamante Secretaría de Comercio Exterior lo convirtió en una figura con injerencia puertas afuera. Su protagonismo de cara al segundo mandato cristinista supera al del joven ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y solo es comparable al del ministro de Planificación, Julio De Vido. Sus intervenciones no tienen fronteras e ignoran el organigrama oficial del Poder Ejecutivo. Nada de lo que circula le es ajeno. Lo llaman “ministro de Operaciones Especiales”.

La Presidenta –que lo elogia en público más que a ningún otro funcionario– no dejó dudas cuando lo anunció el sábado 10, en su discurso ante la Asamblea Legislativa: “Comercio Interior y Comercio Exterior serán las dos caras de una misma moneda, que es el comercio de la República Argentina, y que no puede estar dividida. En estos cuatro años de presidencia me tocó ver que hay muchas ventanas separadas en el Estado con los mismos fines, y los que ya tienen gimnasia en estas cosas van por cada una tocando diferente a ver qué pueden sacar”.

Tres días antes, se había manifestado “muy contenta” con la tarea de Moreno en busca del equilibrio entre importaciones y exportaciones. Un operador presidencial resume con elocuencia el ascenso del “Napia”: “Hasta la semana pasada, Moreno alquilaba una casa. Ahora le dieron la escritura y le regalaron otras 20 manzanas”.

El sueño cumplido.

El mensaje de Cristina apunta hacia afuera pero también hacia adentro. El único con potestad para atender la ventanilla oficial es el hombre que destruyó el INDEC. La Secretaría de Comercio Exterior estará a cargo de la morenista incondicional Beatriz Paglieri, ex interventora del INDEC y coautora junto al “Napia” del Informe oficial sobre Papel Prensa. La relación entre ellos es simbiótica. Durante las reuniones de la secretaría, Moreno comanda y ella acota. Es una de las pocas que se siente habilitada para hablar aunque –coinciden los testigos– nunca aporta demasiado. Paglieri, que remarca su sintonía con el camporista Andrés “El Cuervo” Larroque, suele compenetrarse con las tareas que su jefe le asigna. Su subsecretario será el joven economista de La Cámpora Iván Heyn, que ya trabajó bajo las órdenes de Moreno y sonó incluso como su sucesor.

La secretaría de Moreno y Paglieri le arrebata funciones a la Cancillería y al Ministerio de Producción. Se ocupará de las licencias no automáticas para demorar el ingreso de productos importados, de la relación con los inversores extranjeros y del intercambio comercial en un contexto en el que se importa demasiado –sobre todo combustible– y las multinacionales transfieren hacia el exterior sus utilidades. Tendrá poder de policía y facultades para definir reintegros, compensaciones y negociaciones bilaterales. Debutará el lunes 19 en el encuentro con el ministro de Industria de Brasil, Fernando Pimentel, en Montevideo.

La creación de la nueva dependencia era un viejo anhelo de Moreno, que endilgaba al menemismo y a Domingo Cavallo el error de haber escindido esas funciones. Un triunfo personal que solo se explica por la óptima relación que el gendarme de los precios tiene con la Presidenta. Mientras él la compara ante su entorno con Juan Domingo Perón, ella lo define como un hombre honesto y eficiente incluso ante los auditorios más adversos.

El futuro round

Con la salida de Amado Boudou, Moreno computa ya haber visto pasar a cinco ministros de Economía. El acto de asunción del nuevo equipo que tiene como titular a Hernán Lorenzino fue elocuente: el ministro colgado del hombro del secretario que se reía con cara de tío comprensivo. El supersecretario no tiene buen concepto de los inquilinos del Palacio de Hacienda. “Salvo (el secretario de Hacienda, Juan Carlos) Pezoa, que es un poco peronista, ahí no hay peronistas”, dice.

Moreno ya advirtió que el adversario más serio que tendrá será Axel Kiciloff, el flamante secretario de Programación Económica que de entrada pisó fuerte y desplazó a los tres subsecretarios de su área. No solo eso: el equipo que lo acompaña elaboró un IPC alternativo desde el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA).

Kiciloff es doctor en Economía y una verdadera excepción en el oficialismo. Aunque pertenece a la nueva generación de funcionarios, el hombre que desquició a Techint no se enrola directamente en el camporismo y cuenta con el aval de Cristina.

Es una incógnita aún cómo se llevará con Moreno. Si se alinea como Heyn o pretende autonomía como muchos que pasaron a degüello. Cerca del “Napia” ya le ponen nombre a la disputa que imaginan: “Los guapos versus los boluditos”. La política del secretario K consiste en alinear detrás de sus objetivos a todas las áreas de Gobierno que tienen competencia en el tema, como hizo en Papel Prensa, con la Sigen y la Comisión Nacional de Valores. Por lo pronto, seguirán a tres cuadras de distancia, las que separan a la Secretaría de Industria del ministerio.

Hay un dato más que atestigua su crecimiento. Moreno asumió funciones de Néstor Kirchner. Empezó a controlar también a funcionarios de otros ministerios que tienen competencia en áreas similares. Uno es el secretario de Industria, Eduardo Bianchi, un funcionario que está en la mira de la Justicia y también –mucho más preocupante en la galaxia pingüina– se convirtió en blanco de la ira del supersecretario.

por Diego Genoud

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