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PERSONAJES | 24-02-2012 14:06

“El músico de jazz es muy individualista”

Pianista, compositor y productor, dirige el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires. La perra Maia y el vals para Beatriz Sarlo.

Tal vez él se definiría como hincha de Estudiantes de La Plata antes que como pianista de jazz, aún siendo uno de los más destacados de la Argentina. La sala donde ensaya está en el fondo de su casa, atravesando un parque y subiendo una escalera. Allí puede estudiar (así hablan los músicos cuando se refieren a practicar su instrumento), toda la noche incluso. Es un espacio todavía más silencioso que el ultra calmo sector del barrio de Saavedra donde vive. Está repleto de discos y fotos suyas tocando en diferentes escenarios del mundo. Al lado del piano, él toca algunos acordes mientras habla. Es que Iaies a veces piensa con los dedos.

Noticias: ¿Qué características tiene el músico de jazz que lo distinguen de músicos de otros géneros?

Adrián Iaies: El músico de jazz disfruta de la sorpresa, que sucedan cosas en el escenario que no estaban pautadas. Una banda de rock ensaya hasta que suena como el disco. En jazz el ensayo es solamente un lugar donde uno acomoda un poco las piezas y se pone de acuerdo en algunas cuestiones. El músico de jazz es muy individualista. Es diferente de otros géneros, donde armás un grupo y “te ponés la camiseta”, es un proyecto colectivo. El de jazz, en general, no toca nunca con un solo grupo, de pronto toca con éste, mañana con el otro.

Noticias: ¿Es posible ganarse la vida siendo únicamente músico de jazz?

Iaies: El músico de jazz, en cualquier lugar del mundo, está acostumbrado a contar monedas. Se toca para poca gente, en lugares chicos y los caché nunca son los del rock. Lo positivo es que necesariamente tu eje está puesto en otro lado. Hay algo muy pasional. La mayoría da clases, cosa que en general no pasa con otros géneros. Hay una tradición, que incluso excede lo económico: alguien que toca jazz tiene que dar clases.

Noticias: Además de dar clases, usted es el director del Festival Internacional de jazz de Buenos Aires. ¿Cómo lleva la dimensión política del cargo?

Iaies: Cuando me llamaron, en el 2008, dije que sí enseguida. Me gustó el proyecto de entrada. Me gustan los roles ejecutivos, he sido productor en EMI, me gusta producir discos para otros. Durante mucho tiempo he sido el manager de mi propia carrera. Además lo conocía a Hernán Lombardi, un tipo que siempre me cayó muy bien. Él tiene una característica por la cual yo tengo simpatía casi automática, es workaholic. Yo soy así también. Para aceptar el cargo tuve algunas prevenciones, como no convertirme en un burócrata. Así que yo no tengo una oficina, ni siquiera un escritorio, atiendo en el pasillo.

Noticias: Por ese rol tuvo algunos entredichos con el músico Mariano Otero (marido de Florencia Peña), quien dijo que por haber criticado a Macri no lo convocaban al Festival.

Iaies: Sí, me molestó su actitud, pero está superado. Mariano tocó en el 2008 en el Festival, y antes del último tema criticó la política cultural del Gobierno de la Ciudad. En el 2009 no solo volvió a estar en el Festival: lo programamos en un escenario mucho más grande. Si yo sigo dirigiendo el Festival, después de cuatro años, es porque estoy de acuerdo con la política cultural del Gobierno de la Ciudad. Laburar con un tipo como Lombardi es un lujo. Para hacer un festival necesitás apoyo político, que se traduce en las dos cosas que pedí cuando me llamaron: libertad absoluta para programar y un presupuesto para poder hacer lo que programé. No acepto que nadie me llame y me diga: “Poné a fulano que es amigo de...” o “Sacá a tal”. Nunca me lo pidieron y nunca tuvimos que bajar un concierto porque no estaba la plata.

Noticias: Le compuso un vals a Beatriz Sarlo, ¿a qué se debe?

Iaies: En un concierto que hicimos en el marco del Festival 2008, en el auditorio de la Biblioteca Nacional…

Noticias: ¿Intentaba ser una especie de gesto de integración cultural con el Gobierno nacional?

Iaies: Sí, me pareció que había que integrar. Después no funcionó. De hecho, salté todas las vallas institucionales y lo llamé a Horacio González y le conté lo que quería hacer. Quería llevar allí a Billy Harper, un gran saxofonista norteamericano. Horacio enseguida me dijo que sí. Yo llegué temprano a la prueba de sonido y la encuentro a Beatriz en la tercera fila porque no quería quedarse sin lugar. Charlamos un rato y me enteré de su gusto por el jazz. Soy lector de sus columnas. La leo, y además de aprender, la disfruto, que es el mejor elogio que podés hacer de alguien. Y le dediqué un jazz waltz, pensando en un waltz a la (Bill) Evans, porque ella me había hablado de “Waltz for Debbie” (un clásico en la obra de Evans). Cuando Beatriz vino a ver mi concierto donde estrenaba el waltz, me dijo que no había podido escuchar casi nada, porque se lo pasó llorando todo el tema.

Todo es jazz en la vida de Iaies. Suena su celular y se escucha el tema “Freddie freeloader”, del disco de Miles Davis. “No es ningún ringtone. Puse el grabador del celular en el parlante y lo grabé, fue bien analógico”, aclara.

Noticias: En sus recitales cuenta sobre su perra Maia, que se acuesta debajo de su piano mientras toca y a cual también le dedicó un tema.

Iaies: Sí, estuvo toda su vida conmigo. Tiene 15 años, vino cuando era bebé, me la regaló un alumno. Está grande, está sorda por un ACV. Es duro que la perra de un músico quede sorda. Ella representa una época de mi vida. Estuvo conmigo cuando mis hijos eran muy chicos, antes de que mi esposa se enferme. Yo enviudé, tuve otra pareja con la que tuve otra hija, Emilia (6). Con mi esposa, que falleció de cáncer en el 2002, tuve a Martín (21) y Laura (17). Y Maia ha estado presente siempre. Ha visto pasar miles de alumnos, también. Ha presenciado todos los ensayos, está conmigo desde antes de que grabara mi primer disco. Es un sentimiento muy fuerte, porque aparte no tiene contra. Es puro amor, y no tenés malos momentos para recordar.

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