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PERSONAJES | 02-03-2012 14:09

“Hay que superar el eurocentrismo”

Dejó trabajo y familia para cumplir un sueño: hacer la Ruta de la seda en moto. Cultura multiétnica y una disputa con mongoles.

Aunque cueste creerlo, hubo un tiempo en el cual Ramón de Oliveira Cézar trabajaba en una oficina de 9 a 18. Hoy se define como un “nómade de alma” y lleva dos viajes a través de parajes remotos de Asia, pero fue el típico trabajador de una empresa de servicios, casado y con hijos. “Me casé joven y tuve tres hijos, luego me divorcié. Al tiempo me volví a casar y tuve dos hijas más. Ejercí mi profesión de contador, hasta que en el 2008 decidí cambiar de rumbo y poner en marcha una fantasía que tenía desde chico”, cuenta. ¿En qué consistía este sueño? En seguir el camino de la legendaria Ruta de la seda en moto.

Noticias: ¿Por qué nació este deseo?

Ramón De Oliveira Cézar: Lo tenía desde los 13 años. Soy de una generación que no tuvo televisión, así que necesariamente los héroes surgían a través de la lectura, y uno de ellos fue Alejandro Magno. También tenía fascinación por la historia de Troya, y de más grande leí sobre Genghis Khan y la Ruta de la seda. Eran marcas de una fuerza enorme para mí.

Noticias: ¿Y cómo fue el momento en el que se decidió a hacer el viaje?

De Oliveira Cézar: Primero viajé en moto con amigos, por la Argentina, el sur de Brasil y Uruguay. Sin embargo, sabía que quería hacer un viaje tipo iniciático y que debía ser solo. Quería depender del lugar, de la gente, el contacto real.

Noticias: ¿Qué le decían en su casa?

De Oliveira Cézar: Bueno, me separé (ríe). Mi mujer me dijo que eso no lo soportaba. Y yo no soportaba que nadie me limitara mis proyectos a esa altura de mi vida. Siempre había soñado con esto, mi biblioteca está poblada de libros de viajes en moto y todos mis escritos relataban esas ganas. Pero mi ex mujer nunca se imaginó que efectivamente lo haría. Mis cinco hijos, en cambio, valoraron mucho el viaje porque sintieron que también lo hacía por ellos. Era como decirles que uno puede llevar a cabo los sueños, no hay imposibles.

Noticias: ¿Cómo planeó los detalles técnicos?

De Oliveira Cézar: Descarté Mongolia y China en el primer viaje porque era demasiado. Arranqué en Uzbekistan, seguí por Kyrgyzstan, luego Tajikistan hasta Kazakhstan, donde hice el mar Caspio en ferry hasta Azerbaijan, Georgia y finalmente Turquía. La moto la llevé de acá, pagué impuestos de importación temporaria.

Noticias: Luego de haber fantaseado tanto, ¿las primeras impresiones estuvieron a la altura?

De Oliveira Cézar: Tashkent, mi primer destino y la capital de Uzbekistan, me pareció una ciudad muy moderna y soviética, aunque no me llamó la atención. Yo en realidad quería salir al campo. Y una vez que salí a las afueras empecé a ver cosas insólitas. Podías cruzar un pueblito y en el medio de la ruta encontrarte con una mujer lavando las alfombras de su casa. O ir por una autopista y encontrarte con un rebaño de ovejas en el medio. También me impresionó la multirracialidad. Veía desde rusos blancos hasta mongoles muy cetrinos, todo tipo de entrecruzamiento étnico sin ningún inconveniente.

Noticias: ¿En qué idioma se manejaba?

De Oliveira Cézar: En inglés, castellano y también ruso, porque había tomado algunas lecciones antes de viajar. Hablaba lo suficiente como para leer un menú, los carteles y hacerme entender.

Noticias: ¿Cómo eran sus días allá?

De Oliveira Cézar: Dormía en guest houses. Al comienzo las tenía reservadas, pero luego empecé a golpear puertas cuando se hacía de noche. Era bastante simple conseguir, son hospitalarios. Es que viven bastante cerca de sus tradiciones milenarias. Además, son islámicos, y saben que hoy tienen que ayudarte porque mañana lo pueden estar pidiendo ellos.

Noticias: ¿Tenían curiosidad por su historia o les era indiferente?

De Oliveira Cézar: Muchísima. Apenas salía con la moto se juntaban alrededor chicos y grandes, a tocarla y hacer preguntas. La Policía, incluso, me paraba todo el tiempo solo para verla. En Mongolia, en el siguiente viaje, descubrí que tienen un acercamiento muy distinto de nosotros. Al principio me ponía incómodo, porque todo el tiempo se meten con tus cosas y te las tocan. Tenés que fijarte bien qué decidís sacar de tu bolso, porque en cuanto lo saques lo van a agarrar y no podés protestar.

Noticias: ¿Por qué el siguiente destino fue Mongolia?

De Oliveira Cézar: Porque Mongolia es el origen y la causa de toda la comunicación entre Oriente y Occidente. Son los mongoles con sus ataques a los chinos los que fuerzan que estos últimos salgan a buscar caballos a Occidente e inauguren la Ruta de la seda. Por otro lado, las grandes migraciones van de Mongolia por el Norte y terminan en la República de Asia Central. Veo a los mongoles como unos personajes que han tenido una gravitación histórica enorme. Y por otro lado, me interesa mucho el fenómeno antropológico del nomadismo.

Noticias: ¿Y cómo fue esa experiencia?

De Oliveira Cézar: Esta vez partí con una compañera, Rosario Cervio. Es una cineasta que quería hacer un documental sobre el tema. Sin embargo, no le divirtió tanto la experiencia una vez que estuvimos ahí… Comenzamos por Beijing para abarcar China, y luego nos enfocamos en Mongolia.

Noticias: ¿Qué le sucedió a Rosario?

De Oliveira Cézar: Tuvo muchos problemas con la comida y el medio. Una cosa muy poética y romántica es hablar de la otredad y otra es ser uno el otro y ser el que tiene que adaptarse a una cultura distinta para sobrevivir. Y Rosario ni siquiera tenía el consuelo de que compartiera con ella esa sensación de extrañeza, porque yo estaba encantado. Ya en Pekín empezó a tener la sensación de que China la incomodaba. No le gustaba esa cantidad de chinos que te miran todo el tiempo, escupen en el piso, carraspean… Aguantó un cierto tiempo, pero luego le robaron la moto y decidió acortar el viaje.

Noticias: ¿Qué clase de sociedad encontró en Mongolia?

De Oliveira Cézar: Pude observar, sobre todo, sus actitudes y modos de ser en un casamiento mongol. Duran varios días, y se celebró uno cerca de mi carpa. Los veía dormir en medio del campo, emborracharse por completo tanto hombres como mujeres… Ven a Genghis Khan como si fuera un Mesías, y están esperando que vuelva para conquistar el mundo. Son gente muy dura, tienen un tema con el físico muy fuerte.

Noticias: ¿Se encariñó con algún personaje?

De Oliveira Cézar: En el casamiento tuve un encontronazo interesante con un mongol loco. Yo estaba en mi carpa, recién tomando contacto con estos nómades. Y había un chico de unos 22 años que no paraba de dar vueltas alrededor y de mirarme de un modo torvo, al tiempo que se agarraba con la mano la boca del estómago. Y de tanto dar vueltas alrededor de la carpa, empujó a una chica y me quebró una varilla. Salí furioso y lo acusé, pero cuando la cosa empezó a subir de tono me di cuenta de que estaba en una situación de minoría. Así que me callé, le señalé el estómago y le dije “fuego” en mongol. Me había dado cuenta de que tenía acidez, así que le conseguí un antiácido. A los diez minutos tenía una madre con un chico con diarrea, una chica con dolor de cabeza, otro con dolor de muela… Por un rato fui el maestro brujo de la comunidad (ríe).

Noticias: ¿Qué descubrió de sí mismo en estos viajes?

De Oliveira Cézar: Descubrí otros tiempos. Encontré un acercamiento distinto a las cosas. Fue una mirada que se empezó a insinuar en Asia Central y se corporizó en Mongolia. No quiero llamarlo espiritualidad, pero hay un tema de simultaneidad de tiempos. Hoy mis hijos me dicen que me ven distinto, más tranquilo y calmo, a otro ritmo.

Noticias: ¿Siente que tiene alma de nómade?

De Oliveira Cézar: Absolutamente. Creo que el trayecto de todo viaje es la propia vida. Es que el viaje empieza mucho antes de cuando arrancás. La preparación es fascinante, busco sponsors, investigo, tomo contacto con gente en el destino… Armar cada uno de estos viajes me lleva no menos de un año.

Noticias: ¿Cuál fue la sensación al volver a Buenos Aires?

De Oliveira Cézar: En el primer viaje, más que en Buenos Aires, el golpe fue en París. Sufrí la antipatía de los franceses, la segregación espontánea… Venía de lugares completamente multiétnicos y me encontré con un grupo de tipos que te miran con asco y creen que son el centro de la cultura universal, simplemente porque lo han marketineado mejor que los demás. Ese fue uno de los motivos fundamentales por los cuales viajé a Asia: creo que hay que ir más allá de la historia eurocentrista. Yo quería ver realmente cómo vivían en Oriente y no cómo los occidentales nos han contado que viven los orientales.

Noticias: ¿Cómo sigue la vida ahora?

De Oliveira Cézar: Mi trabajo es freelance, tengo negocios particulares que administra mi hijo cuando no estoy. No soy ambicioso, por lo cual no me engancho en el tema de la generación de plata, solo quiero que me mantenga. Además, aún sabiendo que me condenara a la pobreza, no cambiaría mi sistema de vida. Por otra parte, dos escritores amigos me han convencido de que escriba más allá del formato de diario de viaje. También me iré en breve a Turquía con mi novia. Un viaje un poco más turístico, sobre todo porque después nos vamos a Venecia. ¡Pero sigo estando en la Ruta de la seda!

por Vicky Guazzone

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