Thursday 28 de March, 2024

DEPORTES | 02-03-2012 14:09

Una especie de Dakar al trote

La competencia en la que no importa llegar primero para ganar. Caballos millonarios.

El caballo ganador llega lento, muy lento, a la meta. Casi caminando. En esta particular carrera no hay final “por una nariz” ni galope desesperado hacia la línea final. Los animales se acercan despacio, regulando, tranquilos. Hay que tener el ojo entrenado y conocer las curiosas reglas de esta carrera donde no siempre el que llega primero es el que gana.

El Endurance ecuestre es una competición de largo aliento. Los que practican este deporte lo definen como un rally con caballos. Las carreras pueden ser de 80, 120 o 160 kilómetros y se realizan en terrenos escarpados, llenos de barro, piedras y demás obstáculos naturales. Pero la regla de oro que las diferencia de las competiciones más tradicionales establece que el caballo debe cruzar la meta con un ritmo cardíaco de 64 pulsaciones por minuto como máximo. Esto significa que si un jinete exigió por demás a su caballo, no será contado como ganador por más de que llegue antes que el resto. En ese caso, el competidor tiene media hora para lograr disminuir la cantidad de latidos de su animal y volver a presentarse salvo que otro corredor le arrebate el puesto. Si luego de los treinta minutos vuelve fuera de las condiciones exigidas, queda descalificado.

Si bien las monturas cuentan con el famoso sistema Polar para controlar el ritmo cardíaco de los equinos, los jinetes más experimentados prefieren realizar sus cálculos a ojo. Aseguran que la clave está en “tener una relación de amistad con el caballo”. Los entusiastas de este deporte juran que estos animales pueden desarrollar un nivel de cariño y apego con su dueño aún mayor que el de los perros. “El único motivo por el que no tenemos caballos como mascotas es porque son incómodos por su tamaño”, dice Alberto Pomés, dueño del inmenso predio “Corona - Tierra de Caballos” de Laguna Garzón (límite entre los departamentos de Rocha y Maldonado), donde se realizó el certamen.

Este deporte que está comenzando a transformarse en un gran negocio en América Latina, se mueve gracias a las alucinantes cifras de dinero que los jeques árabes más importantes del mundo invierten. Es que, en Medio Oriente, el Endurance es el deporte de los príncipes y los reyes.

El jeque lo mira por tevé.

Un moderno sistema de televisación vía coaxil transmite en vivo y en directo desde Punta del Este a Dubai las 48 horas que dura la carrera sin escalas. Allí, sentado en su sillón, el emir y vicepresidente de Dubai, Maktum bin Rachid Al Maktum, sigue atento el evento. El jeque envió a dos representantes comerciales y a su veterinario de confianza, Mario Castro. Uruguayo de nacimiento, Castro es el encargado de cuidar los mejores 15 corceles de un total de cinco mil que posee Al Maktum.

“Un caballo crack, como se lo llama, puede costar hasta 600.000 euros. El resto tiene un promedio de 100.000 dólares cada uno”, explica Castro mientras empapa con agua helada a uno de sus caballos recién llegados de la pista para bajarle la temperatura corporal. El Endurance es la competencia preferida de los jeques porque ellos pueden ser los protagonistas. Uno de los empleados de Al Maktum lo explicó a NOTICIAS con sencillez meridiana: “En el polo hay un 70 por ciento que depende del jugador. Hay que ser habilidoso. En el Endurance, el 80 por ciento depende del caballo. Por lo tanto, casi cualquier jeque puede subirse a uno y correr por el desierto y ganar. Y, para ellos, ganar es todo”.

por Diego Leuco

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