En diciembre del 2003, Bernard Loiseau había tocado el cielo de los cocineros con tres estrellas Michelin para su restó Cote d´Or en la campiña de Borgoña. Era el número uno, había logrado respeto, dinero y fama. Pero un día no aguantó un fracaso y se pegó un tiro. Tenía 52 años, estaba casado y con hijos pequeños. Paul Bocuse –uno de los creadores de la nouvelle cuisine– dijo que Loiseau no pudo resignarse a que le bajaran la calificación de un 19 a un 17 sobre 20, en la famosa guía Michelin: “Lo que lo afectó fue el artículo de Le Figaro donde anunciaban que perdería una estrella”, declaró.
Noticias: ¿Piensa que es tan competitivo y brutal el universo de la gastronomía o lo de Loiseau fue una excepción?
Antonio Soriano: Las dos cosas. Cuando pasó lo de Luiseau yo estaba trabajando en Francia y lo viví muy de cerca. La gastronomía francesa es brutalmente competitiva, aunque está cambiando. Primero, en la política laboral; hoy se puede trabajar hasta 39 horas semanales, antes eran 14 horas diarias. Muchos chicos llegaban a la gastronomía por pasión –yo fui uno de ellos– y no medías tiempos.
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por Sissi Ciosescu
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