Friday 29 de March, 2024

MúSICA | 20-04-2012 14:15

Ídolo de mujeres

Casi como un chiste en su curriculum, se suele recordar que despuntó sus primeros vicios como cantante en la porteña calle Florida. Sin embargo, hay una época primigenia en su historia profesional –posterior a esa, claro–, en que aquí no eran muchos los que apostaban por él. Por aquella época, el guatemalteco era un artista “comprometido”, una suerte de Serrat con tonada latinoamericana; eran los años ’90, cuando interpretaba, entremezcladas entre las canciones de amor, piezas como “Jesús verbo no sustantivo” –quizá la más recomendable de todo su repertorio– o “Si el Norte fuera el Sur”.

Nunca, ni siquiera en aquellos tiempos, fue un dotado para la composición. Siempre supo, eso sí, dar con la mezcla justa entre textos poco amigados con la poesía y con la rima y melodías algo repetidas pero siempre memorizables y gancheras. Con un repertorio que se fue haciendo cada vez más exclusivamente romántico, muchas de sus letras no pasarían el examen por machistas y algo despreciativas con las mujeres. Con eso, se transformó en una superfigura que vende discos por millones, que convoca igualmente en el Madison Square Garden de Nueva York que en el Luna Park –en el 2006 fueron 35 consecutivos-, que en el 2009 hizo cinco fechas en la cancha de Boca y que ahora cumple un nuevo récord con cuatro Vélez y shows por el interior.

Sus canciones, su modo de cantarlas, su discurso, su estilo, no resisten un análisis profundo. Pero la multitud –especialmente femenina– se arrodilla a sus pies, compra sus discos, convierte el estadio en un enorme coro agudo, grita con un erotismo elocuente y nos tapa la boca a quienes nos ganamos la vida escribiendo de lo ajeno.

por Ricardo Salton

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