En 1865, a raíz del asesinato de Abraham Lincoln, siete hombres y una mujer son detenidos, acusados de conspirar contra el presidente de la Nación, el vicepresidente y el secretario de Estado. La única mujer procesada, Mary Surratt, de 42 años, era la dueña de la casa de huéspedes en la que John Wilkes Booth y sus cómplices se reunieron para planear el ataque fatal. El flamante abogado Frederick Aiken, quien había combatido como soldado de la Unión en la Guerra Civil, acepta encargarse de la defensa de Surratt ante un tribunal militar. A medida que avanza el juicio, Aiken descubre que se está utilizando a la mujer como señuelo para atrapar a su hijo, el único conspirador prófugo. Convencido de su inocencia, enfrentará a una comunidad ávida de hacer justicia a cualquier precio. El guión desnuda las internas de un país todavía en llamas, luego de una contienda que dejó heridas. Redford dirige con mano segura un relato de factura clásica.
por Jorge Carnevale
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