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ARTE | 20-07-2012 14:19

Amigos queridos

“Meraviglie dalle Marche. 600 años de pintura italiana”. Museo Nacional de Arte Decorativo, Av. del Libertador 1902. Martes a domingos, de 14 a 19. Entrada: $ 30, estudiantes y jubilados: $ 10, menores de 12, sin cargo. Martes, gratis.

Las razones por las que algunas muestras internacionales llegan a Buenos Aires son, como los caminos del Señor, impredecibles. Tras estar a consideración del público en la galería del Brazo de Carlomagno en el Vaticano, las piezas de “Meraviglie dalle Marche. 600 años de pintura italiana” se exhiben ahora en el Museo Nacional de Arte Decorativo; es un “milagro en el Palacio Errázuriz”, pronuncia su director Alberto Bellucci.

Quizá porque en el país hay tantísimos hinchas de Boca, se cree que la mayoría de los inmigrantes italianos en la Argentina provienen de Génova. Acaso, con la centralidad de Palermo, otros piensan que numerosos integrantes de la colectividad deben ser de origen siciliano o del Sur. Ni tanto ni tampoco, muchos proceden de la Región de Las Marcas; su capital es Ancona, frente al Adriático. Las más de 40 pinturas llegaron aquí procedentes de 15 museos y, entre otras cosas, por el restauro del palacio que alberga la Pinacoteca (del artista) Francesco Podesti de Ancona.

La antigua residencia de los Errázuriz es ideal para albergar este conjunto que retrotrae al visitante a otro tiempo, a la vieja Europa. Los paneles forrados en tela del montaje custodian la arquitectura y a la vez subrayan la iconografía y mística religiosa de las obras, que van del año 1300 hasta los inicios del siglo XX. Más de un visitante recordará cuentos de la patria de sus ancestros y verá en las pinturas algo más que los sentimientos y pensamientos devotos vertidos por artistas como Giovanni Battista Salvi conocido como Il Sassoferrato, que nacieron o trabajaron en esa zona del centro de Italia.

Con curaduría de Ángel Navarro, las piezas reflejan escenas protagonizadas por la Virgen, Cristo y los Santos, ángeles, soldados y pastores, y dan cuenta de los cambios en el arte y del oficio de sus autores. Recorrido “sintético pero significativo (…), desde las deliciosas tablas tardogóticas de Olivuccio da Ciccarello y Paolo Veneziano hasta el neoclasicismo monumental de Adolfo de Carolis, en los umbrales del siglo XX Entre ambos momentos, como secuencia de las magnificas floraciones que se sucedieron entre el temprano renacimiento del Quattrocento y el tardo-barroco del Settecento, se alinean una serie de pintores de primera magnitud como Carlo Crivelli, Rafael, Tiziano o Lorenzo Lotto, junto con colegas de trascendencia menos rutilante pero con obras notables que bien pueden competir con las de aquellos. Tales, por ejemplo, los óleos del Guercino, el Baciccio, Luca Giordano, Bramantino, Maratta o Guido Reni…”, señala Bellucci. Exacto, no era necesario anunciar con letras mayúsculas la presencia de Rafael, Tiziano y Rubens (con un tapiz) en la invitación, ya que están aquí con obras menores, mientras que los pintores menos conocidos presentan logradas vistas piadosas.

Con catálogo, visitas guiadas de martes a domingos a las 14.30, 16.30 y 17.30, y conferencias los jueves a las 19; la muestra patrocinada por Hope Funds y organizada por Artifex permanecerá abierta hasta el 30/9.

por Victoria Verlichak

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