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TEATRO | 27-07-2012 17:12

Entrañable homenaje

“El cuadro filodramático”, de Jorge Ricci. Grupo de Teatro Centro Ciudad de Rafaela. Dirección: Edgardo Dib. Teatro Lasserre.

El VIII Festival de Teatro que se realizó en diferentes salas, plazas y espacios de la ciudad santafesina de Rafaela, vuelve a confirmar que el prestigioso encuentro federal, programado por Marcelo Allasino (también actual secretario de Cultura), es un muestrario valioso de la escena alternativa nacional. La comunidad tuvo ocasión de asistir a un total de veintiséis espectáculos provenientes de varias regiones del país –donde numérica y, quizás, excesivamente, prevalecieron los de Buenos Aires–, que acercaron drama, comedia, experimentación escénica, danza y obras infantiles a un público ávido por acceder a las diversas propuestas.

Ante la imposibilidad de abarcar semejante panorama en su totalidad, NOTICIAS elige comentar y calificar con cuatro estrellas a dos creaciones atrayentes: “Friche” (ver recuadro), y la entrañable obra “El cuadro filodramático”, a cargo del Grupo de Teatro Centro Ciudad de Rafaela, que celebra este año su octogésimo aniversario. La trama de esta última recrea las desventuras que padece, a principios de los años `50, un conjunto de actores aficionados, reunidos de manera vocacional, para representar un popurrí de escenas y poesías en un teatro de Colonia Soldano. Mientras transcurre la función, los contratiempos del extenso elenco darán paso a situaciones risueñas, como las que se producen cuando Nicolás Bravo (espléndido Miguel Ángel Ebenegger), el “actor de carácter” de la agrupación, asiste alcoholizado a la representación y debe enfrentarse a la furia de Lidia Trípoli (un huracán en escena llamado Ana María Aubagna), la cabeza de compañía. El ambiente irá empeorando a medida que se descubre que Aurora Mendizábal (gran trabajo bufo de María Rosa Luciano), una de las “actrices características”, transparente su secreto amor por el galán maduro. Para complicar aún más las cosas, la joven “damita” abandona el tablado para huir tras los pasos de un gasista que pretende transformarse en autor teatral. Mientras Rodolfo Carra (un gracioso Arturo Gentilini), el fariseo propietario de la sala, está al borde del colapso nervioso por la reacción del imaginario e ingrato público.

Con mucha misericordia y piedad, el actor y dramaturgo santafesino Jorge Ricci, se vale de una historia narrada con humor para asomarse al pasado y homenajear a los pioneros trashumantes del teatro independiente argentino.

La puesta del talentoso y sensible director Edgardo Dib hace hincapié en preservar los estilos de registro actoral de la época y, sin cargar las tintas, logra que la platea se emocione al recordar a aquellos nómades que recorrían las provincias con su repertorio de sainetes y melodramas.

por Jorge Luis Montiel

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