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CULTURA | 03-08-2012 11:13

El valioso legado de un excéntrico

Artista, performer, coleccionista y amante de la ópera, fue un personaje ineludible de la escena cultural porteña. A diez años de su muerte, el homenaje de su Fundación.

Por una vez, uno de los extravagantes retratos de Marcos López –que pintan momentos más reales que la vida y por los que es tan reconocido– fue fiel a su inolvidable protagonista. No hay exageración en “Federico con cuadro de Berni” (1997). Federico fue un excéntrico, extremo en su temperamento y en su generosidad, excesivo en su vida y en su obra, que incluye a la Fundación Federico J. Klemm en Plaza San Martín.

Multifacético e histriónico. Mecenas, coleccionista, artista, amante de la ópera, Federico Jorge Klemm (Checoslovaquia, 1942-Buenos Aires, 2002) fue recordado en el décimo aniversario de su muerte por la Fundación que lleva su nombre, exhibiendo una selección del programa televisivo “El banquete telemático” y un video con momentos de su vida.

El gran público, quizá, lo descubrió en los años ’90 a través de Antonio Gasalla, en el segmento del programa filmado en galería Klemm, inaugurada en 1992. Entre las imitaciones y parodias del actor, Klemm ataviado con originales diseños y joyas, a su turno, mostraba y explicaba las obras y artistas de su colección (Aizenberg, Xul Solar, De Chirico, Picasso, Fontana, Warhol).

Mucho antes, desde la década del ‘60, Klemm fue una figura conocida en el mundo del arte y en escenarios alternativos (luego, actuó con Katja Alemann en Cemento); es que su personalidad libre no era demasiado bienvenida en tiempos de dictaduras militares (de Onganía, del Proceso). Participó en obras de teatro de vanguardia y happenings de Oscar Masotta y Marta Minujín, y otros, en el Instituto Di Tella y en el Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires (CAYC).

A partir de los ‘70 desplegó públicamente su predilección por la ópera –eran legendarias sus actuaciones en privado– realizando performances sobre obras de Mozart, Schubert, Bizet, en Río de Janeiro, Punta del Este, Buenos Aires. Su papel preferido fue el de Escamillo, en “Carmen” de Bizet. “Me encanta vestirme de torero: es una ceremonia entre la vida y la muerte”, dijo.

A Klemm, que llegó a la Argentina a los seis años, nunca se le borró del todo su acento europeo y, sin embargo, fascinado con la televisión, habló extensamente en su ciclo de divulgación del arte universal. Ideó y condujo durante varias temporadas “El banquete telemático”, emitido por Canal Arte/Canal á en los ’90, junto al crítico Charlie Espartaco. El programa, repleto de –mayormente– acertada información e informados puntos de vista sobre, entre otros, Caravaggio, Da Vinci, Rembrandt, Miguel Ángel, Monet, Manet, Van Gogh, Magritte, Dali, Chagall, así como acerca de Xul Solar, Macció, Kuitca, Lozza, Deira, Lacámera, Petorutti, sobresalió por la actitud performática y el histrionismo de Klemm. Su paso por la TV le ganó una legión de imitadores; Klemm estaba feliz porque el personaje que construyó a lo largo de su vida fue más que popular.

*Crítica de Arte de NOTICIAS.

Más información en la edición impresa de la revista.

por Victoria Verlichak

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