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TEATRO | 23-08-2012 19:03

Un mundo de apariencias

“La mujer del domingo” de Ted Willis. Con Virginia Lago, Claudio García Satur y elenco. Dirección: Daniel Suárez Marzal. Apolo, Av. Corrientes 1372.

Todavía se recuerda la anterior versión local de esta pieza del autor inglés Ted Willis (1914-1992), hace 30 años atrás, protagonizada por una inolvidable Rosa Rosen, junto a Marcos Zucker, Edda Bustamante y Gustavo Garzón como compañeros de elenco. Anteriormente, Rosen la había estrenado en el Teatro Lasalle, durante la década del ’50, secundada por una jovencísima Norma Aleandro.

La trama es muy sencilla: en la Londres de posguerra, la vida tan idílica como desordenada de la familia Preston, conformada por el matrimonio de la ingenua Amy (Virginia Lago) y un austero Jim (Claudio García Satur), junto al único y entusiasta hijo adolescente, Brian (Felipe Colombo), se ve apenas interrumpida por la pícara vecina (Laura Bove). Hasta la aparición de Georgi (Laura Novoa) una bella y emprendedora muchacha, enamorada de Jim, que sacude los débiles cimientos de esa pareja donde la pasión se evaporó. La infidelidad, que cada domingo aleja al marido del hogar, no tarda en revelarse y se produce el derrumbe de las apariencias. Expuestos a la verdad, los personajes deben asumir la realidad o resignarse al dolor.

Dentro de una puesta correcta, aunque demasiado convencional, los trabajos interpretativos lucen algo desnivelados: a la admirable intensidad de Laura Novoa y la eficacia de Claudio García Satur, Felipe Colombo y Laura Bove se opone una desbordada marcación física y vocal, excesivamente aniñada, impuesta a esa gran actriz que es Virginia Lago.

por Jorge Luis Montiel

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