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PERSONAJES | 24-08-2012 11:56

“Me costó mucho centrarme en mí”

Actúa en el film “La despedida”. La búsqueda del padre, Alain Faena y el glamour. Inti y el amor transformador.

Natalia Sarraute colgó apurada el delantal del bar que atendía y salió para la agencia de modelos que le prometió sus primeras fotos, sin saber que ese día daría una respuesta diferente a una pregunta habitual, y cambiaría para siempre el modo de entender su historia. “Nombre y apellido”, pidió la mujer detrás del escritorio. “Natalia Lobo”, le salió como un impulso, y lo repitió. En ese instante comprendió que viajó hasta España para buscar a su padre, pero el padre que necesitaba la esperaba en su casa porteña, con su mamá y dos hermanos. Hasta sus 18 años recibió solo un par de casetes y cartas del hombre que le dio la vida y durante los `70 se exilió en España, y desde ese momento usaría el apellido del marido de su madre y su padre de crianza.

“Ver a mi papá biológico fue muy fuerte. Me reconozco en los huesos, en la manera de caminar, de hablar, en mi amor por la música y él es músico. Los genes son increíbles. Conocí a mis hermanos y son encantadores: todos artistas, viven en la montaña, muy hippies, ahí vuelan partituras, hay oleos… pero no es mi casa”, remata con ojos vidriosos y continua: “Yo estuve mucho tiempo enojada, me sentía abandonada, pero entendí que él hizo su camino y es como es. No hay vuelta atrás. Si no hay una presencia cotidiana durante la infancia, la sangre no es nada. Ahí me di cuenta de que mi papá estaba en casa”, cuenta emocionada la actriz del recién estrenado film “La despedida”, y que ensaya en Telefe el musical Quitapenas”.

Noticias: Al volver de ese viaje aparecieron las publicidades que le abrieron las puertas de la televisión.

Natalia Lobo: Sí, viste que cuando algo explota, explota. Cuando venía en el avión miraba las revistas y pensaba: quiero estar acá, y lo logré. No quería otra cosa más que eso. Miraba todas las películas de Hollywood, adoro los musicales, las divas, y cuando uno sueña mucho, las cosas suceden, tal vez no exactamente como lo imaginás.

Noticias: ¿Cómo fue cuando consiguió la fama?

Lobo: Cuando lo lográs, el primer tiempo estás en las nubes. Igual siempre fui como soy, no me creí nada, pero es una efervescencia a tu alrededor muy potente: todos te reconocen, te quieren hacer notas. Lo sentía normal, pero es fuerte. Típico de niña abandonada que quiere ser famosa y que la gente la reconozca (se ríe)

Noticias: Y después de la fascinación del primer impacto, ¿sintió que la efervescencia comenzaba a marearla?

Lobo: No sé si me mareó, pero en el `95, después de haber hecho “Chiquititas” tuve una especie de retirada, sentía que no estaba haciendo nada muy interesante. Ahí pensé: tengo que estudiar, hacer otro tipo de cosas y me empecé que comer el coco porque… ¡porque era una boluda! ¡tendría que haber seguido para adelante! Pero tengo esta cosa del dolor y del sufrimiento (voz de drama) y el padre tan intelectual y el exilio… y esa profundidad e intensidad no estaba acorde con lo que me estaba pasando. Frené la pelota y empecé a tomarme las cosas de otro modo.

Noticias: Se había formado para cantar, ¿por qué abandonó y comenzó a estudiar actuación?

Lobo: Me empecé a dar cuenta de que el camino iba por ese lado, y vivía gracias a eso. A lo de la música no le encontraba la vuelta y se fue diluyendo. Entendí que las cosas no son como uno las sueña, sino como son… decidí profundizar en el camino que la vida me estaba proponiendo. Estaba empecinada con cantar, cuando sos joven no te das cuenta de que te están pasando cosas geniales por otro lado. Estaba en “Son de diez”, con 40 puntos de rating; me llamaron de “Mi cuñado” con Brandoni y Darín, ¡y yo quería cantar! ¡Una estúpida!

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por Agustina Mussio

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