Friday 29 de March, 2024

ECONOMíA | 31-08-2012 13:20

El avance del control oficial

Los empresarios dicen que el Gobierno rompe reglas y rehuye el diálogo. La "chavización".

En menos de 30 días, el Gobierno desató una fiebre intervencionista que agudizó el habitual pánico empresario. El virtual ministro de Economía, Axel Kicillof (en rigor, viceministro), tomó el control de la representación de los 43 directores oficiales designados en 32 empresas privadas, encabeza la comisión de Planificación y Coordinación Estratégica que fijará los niveles de inversión, producción y rentabilidad del Plan de Inversiones Hidrocarburíferas y planeó y ejerce la intervención en el mercado eléctrico donde el Estado les determinará a las generadoras y distribuidoras los precios y el margen de ganancia de sus negocios.

En la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren siguió sosteniendo la necesidad de preservar el ya débil diálogo con el Gobierno, aunque tampoco aplaudió el fórceps intervencionista. La relación de la cúpula de Techint con Kicillof -director en nombre del Estado de Siderar, una de las compañías del holding- mejoró en el último año. Pero Paolo Rocca mira con aprensión la escalada estatista, aunque no se atreve a compararla con los efectos de la "chavización" que sufrió otra de sus compañías en Venezuela, Sidor. Los principales líderes empresarios puntualizan que no discuten el rol del Estado en la economía sino su distorsión populista.

"¿Cómo va a hacer el Gobierno para fijar precios, ventas y dividendos si no se mete en las cuentas de la compañía? ¿Y eso hay que aceptarlo como una política de Estado en la que los empresarios no son consultados?", se enoja el presidente de una de las principales alimentarias del país.

Ese presunto modelo estatista que improvisa Kicillof cayó mal. Las empresarios apelaron más que nunca a sus economistas de cabecera. El ex secretario de Energía, Jorge Lapeña, por ejemplo, asegura que el Gobierno ni siquiera tiene incorporado el concepto básico de la "planificación" para hacer "políticas públicas": "Se proponen planificar como si esto fuera capitalismo de Estado cuando el mercado eléctrico, por ejemplo, está completamente en manos privadas -compara-. En el contexto de servicios públicos en manos privadas y al borde de la quiebra (como las eléctricas), se hará imposible la inversión y hasta el pago de sueldos".

Inversiones y rentabilidad. El ex secretario de Finanzas Daniel Marx considera incluso insólito que el Gobierno le asegure una rentabilidad a los privados, como llegaron a explicar los voceros del oficialismo. "Si la rentabilidad está garantizada, la empresa es menos eficiente. ¿Por qué debería asegurársele una rentabilidad? Es posible un modelo de alta intervención en los sectores energéticos -acepta Marx-, pero trae aparejado el costo de postergar las inversiones y el desarrollo tecnológico. En todo caso , en las áreas de servicios públicos resulta más sencillo avanzar con un modelo intervencionista, pero en sectores competitivos, como el petrolero, será muy difícil sostenerlo en el tiempo".

El presidente de YPF, Miguel Galuccio, anunció el jueves 30 un ambicioso objetivo de reunir 37.200 millones de dólares para la inversión, destinada el 73% a la explotación y un 22% a la refinación. No pudo concretar, en cambio, un plan de inversiones con las principales petroleras globales.

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por José Antonio Díaz, Cecilia Boufflet

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