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PERSONAJES | 15-02-2013 14:45

"Mi trabajo me volvió muy espiritual"

Modelo y fotógrafa, imagina un futuro en tevé y hasta en cine. El prejuicio de la rubia tonta, el amor y hombres que no se intimidan. Fotos

Se escribe B-u-t-t-i-g-l-i-e-n-g-o”, deletrea Jimena, sentada sobre la arena en una playa escondida donde solo la acompañan dos pescadores adormilados, los restos fósiles de un barco hundido –un esqueleto de acero sepultado cerca de la orilla– y una boya oxidada que varó en una tormenta, hace ya un par de años. Cansada de que googlear su apellido sea una aventura que, casi siempre, conduce al error, se hace llamar “Jime Butti”, tanto en Twitter como a la hora de presentar su trabajo como incipiente fotógrafa, y se ahorra con esta simplificación unos cuantos dolores de cabeza.

Tiene las piernas más largas del sistema solar –verla sentarse en posición de Buda es un juego que recuerda a un nudo marinero, muy a tono con el naufragio y la boya que la acompañan– y los ojos de un verde casi perturbador.

Quizás ande sin documentos, como en la canción de Rodrigo. Porque lleva el acento de Córdoba "capiiital" algo escondido, pero no lo suficiente como para que no la delate de vez en cuando, sobre todo cuando se distiende. “De chiquita siempre fui muy alta y flaca”, explica lo que salta a la vista sin necesidad de que nadie lo diga. Sin embargo, su familia, en vez de incentivarla a sumarse al equipo de basquet del club del barrio, la llevó desde adolescente a cuanto scouting de modelos pasó por la ciudad. “Siempre supe que quería algo más, que quería ver el mundo”, relata emocionada. Los cazatalentos de la industria de la moda iban a notarla. Que pase desapercibida ciertamente es algo que no sucede.

A los 18 y con la secundaria recién terminada se fue a trabajar a Miami, para la agencia Mega Model. Había sido mejor promedio en la escuela, y su papá, quizás atemorizado por los fantasmas de una carrera anclada en la frivolidad, no dudó en soltarle un ultimátum: “Podés irte tres meses, pero a la vuelta tenés que estudiar”.

De la mano de la agencia Women pasó por Nueva York, Milán y París –el camino a la Meca de toda modelo, el circuito más top de la industria–, para volverse finalmente, ya con una vasta experiencia en la pasarela, a la Argentina.

Se graduó como Licenciada en Administración de Empresas, aunque nunca ejerció, al tiempo que era reclutada primero por la agencia Multitalent  (“Me    potenciaron muchísimo”) y por Ricardo Piñeyro después, para quien trabaja hace ya siete años.

De novia desde hace un año con Francis Btesh (el hijo de Patricia Miccio, se conocieron en Punta del Este y se enamoraron; esta temporada vinieron juntos de vacaciones), en el 2011 descubrió la fotografía artística y ya lleva  tres muestras: “I love New York”, “L'heure bleue” e “Introspección”.

Hoy, su profesión sigue siendo el modelaje. Las fotos “son una forma de expresarme, aún no me profesionalicé, pero no lo descarto a futuro”, analiza.

Noticias: ¿Cómo empezó a hacer fotos?

Jimena Buttigliengo: Para mi fue  un camino natural. Siempre me gustaron las expresiones estéticas y sentí atracción por las cosas lindas. Por eso elegí la moda como profesión. Por ese mismo camino llegué a la fotografía,  me fue llevando. Como modelo, trabajás con fotógrafos todo el tiempo. Y, de tanto ver lo que se podía hacer con una cámara, me gustó.

Noticias: ¿Se formó a nivel académico en fotografía?

Buttigliengo: Ya venía sacando fotos como hobby y aproveché un viaje de trabajo a Canadá para hacerme una escapada de un mes a Nueva York, donde hice un curso en el ICP (International Center of Photography). Ahí tuve un profe genial, que no me enseñó tanto de la técnica de la fotografía como de arte. Como una forma de expresarme a través de la cámara. Con él aprendí sobre el verdadero valor de la fotografía, sobre lo que se puede transmitir con una imagen.

Noticias: La “vida útil” de una modelo es relativamente corta, ¿se visualiza en el futuro trabajando de fotógrafa?

Buttigliengo: Me veo siendo fotógrafa toda mi vida. Inclusive, creo que me gustaría ser fotógrafa de moda. Al fin y al cabo, son las dos cosas que más me apasionan. Pero antes de eso, siento aún que hay cosas que tengo que hacer en la industria de la moda... y en otros ámbitos.

Noticias: ¿Es una persona espiritual?

Buttigliengo: Mi trabajo me volvió espiritual. Antes la gente se apoyaba más en la religión, yo me sostengo sobre una espiritualidad que apunta al autoconocimiento. En mi trabajo se viven muchos momentos de soledad: viajar, estar en un avión, llegar a un hotel sola. Si no te sabés llevar bien con vos mismo, la podés pasar muy mal.

Fotos: Juan Obregón. 

Peinó: Natalia Agulla para Leo Paparella.

La la entrevista completa en la edición impresa de la revista.

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por Diego Gualda

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